Si se mira bien, la cosa tuvo algo, o mucho, de traspaso de poderes: aplausos a Arrasate antes del pitido inicial y, después, victoria merecida ante el Mallorca. Como si el míster de Berriatua no se hubiera ido en junio sino ahora. Como si el Año I después de Jagoba no hubiera empezado el 1 de julio sino el pasado sábado. Y comenzando con 4 puntos de 6 posibles (lástima esa penosa primera parte ante el Leganés) y, sobre todo, con un juego convincente, de ésos que dan tranquilidad y margen de confianza al equipo, al entrenador y al entorno, éste último preocupado todo el verano con el cambio de técnico. Osasuna comienza subido a la ola de la zona media alta de la tabla –a ver el jueves en Girona cómo se comporta el equipo de Vicente Moreno fuera de casa–, con la intención de no bajarse de ella y mantener la trayectoria de los últimos años, en los que el descenso ha estado casi siempre muy lejos. Los dos primeros pasos han ido en la buena dirección.
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