El primer gran partido de la temporada en El Sadar va a llegar en un momento interesante para Osasuna. El equipo de Vicente Moreno acaba de sacar la cabeza fuera de casa con la consecución de un punto en un encuentro sin goles –la representación mínima de puntuar a domicilio–, rompiendo la tendencia de dos goleadas consecutivas de visitante, pero lo bueno de verdad lo ha cocinado en su estadio, donde en cuatro encuentros no ha perdido y solo ha cedido un punto ante el Leganés, en la primera jornada de Liga, en donde había nervios por el debut, falta de rodaje y de casi de todo.

Los otros tres partidos se han saldado con victorias, con actuaciones más o menos meritorias, pero siempre con los rojillos mejores que su rival en el cómputo final, que como mejor se mide es en forma de goles. El Osasuna del nuevo técnico parece que va cogiéndole el aire a jugar en casa porque tiene voluntad de protagonismo, ganas de cargar con centros el área contraria, tesón para ir cuantas veces haga falta a por el oponente, a pesar de algunos lapsus que, por ejemplo en el último partido ante Las Palmas, evidenciaron que el aficionado anda algo impaciente.

Los números totales de este ciclo de cuatro partidos en El Sadar señalan que los rojillos han marcado siete goles y han recibido cuatro. Ver portería siempre es uno de los mejores aspectos que se deben contabilizar en este inicio de curso en casa.

Osasuna ha sido capaz de maniobrar con más o menos continuidad en todos los encuentros en El Sadar, y eso es una buena noticia –diez puntos se han recogido así de los once que se llevan en la clasificación–, aunque el Barcelona va a ser la medida de todo lo bueno que hacen como locales los chicos de Vicente Moreno.

El equipo de Hansi Flick no parece estar incómodo en ninguna situación del juego ni del marcador, y que la naturalidad que tiene el entrenador alemán es la que exponen sus futbolistas sobre el terreno. El conjunto blaugrana ha jugado esta temporada cinco encuentros como visitante, cuatro en la Liga y otro en la Liga de Campeones, y el balance es de cuatro victorias, todas en la competición liguera, por una sola derrota, en Europa. Otro hecho destacable es que el Barcelona marca siempre, y salvo en la Champions, que sólo hizo un gol, en el resto de encuentros logra un mínimo de dos. Su balance fuera resulta preocupante, porque ha contabilizado trece goles y ha encajado cuatro. El Barça es un caballo desbocado que ejecuta un fútbol vertiginoso por cualquier carril y que sabe ponerle temple cuando quiere.

En el histórico de los últimos años en Primera, con Jagoba Arrasate en el banquillo en los cinco años anteriores, el Barcelona siempre se ha llevado premio de El Sadar –dos empates y tres victorias– y ha dejado diez goles de regalo.