El Sadar se viste de gala este fin de semana para recibir al Rayo Vallecano (18.30 horas, Movistar+) en un partido que marcará el inicio de un mes decisivo para Osasuna. Será el primero de los cinco compromisos que el conjunto rojillo afrontará en apenas cuatro semanas, un tramo de calendario exigente en el que los navarros pondrán a prueba su regularidad y capacidad de resistencia. Lo hará sin Moi y con la duda de Rosier en el once, que entrenó ayer por primera vez esta semana, aunque con la vuelta de Bretones. Bajas de dos hombres que habían sido importantes para el esquema del italiano.

El equipo de Alessio Lisci llega a la cita con la necesidad de hacerse fuerte en casa y de encadenar resultados positivos para no perder de vista la zona noble de la tabla. La afición, consciente de lo que se avecina, espera que el equipo dé un paso al frente y convierta el Sadar en un bastión durante este maratón de partidos.

En cuanto a la enfermería y las sanciones, Lisci no podrá contar con Moi Gómez, que sigue lesionado, una baja sensible en la sala de máquinas rojilla. La buena noticia es el regreso de Bretones, que vuelve tras cumplir sanción y está disponible para reforzar el costado izquierdo. En el lateral derecho, sin embargo, persisten las incógnitas: Rosier es duda hasta última hora. Lisci buscará una alternativa llegado el caso, ya sea en Iker Benito o en Moncayola, que aún no volvería al centro del campo.

El duelo contra el Rayo se presenta como un choque de estilos. El conjunto madrileño mantiene su identidad basada en la intensidad, la presión alta y la velocidad en las transiciones ofensivas. El bloque que dirige Íñigo Pérez tratará de incomodar a Osasuna desde el primer minuto, forzando pérdidas y buscando golpear con rapidez cerca del área rival.

Para Osasuna, la clave pasará por mantener el equilibrio entre la solidez defensiva y la eficacia en ataque. La aportación de los hombres de banda y la capacidad de generar juego en ausencia de Moi serán determinantes para abrir espacios ante un Rayo que suele competir con gran fiabilidad. Además, la gestión de esfuerzos será fundamental: Lisci deberá rotar y administrar recursos con inteligencia en este ciclo de cinco encuentros.

El ambiente del Sadar, como siempre, promete ser un factor diferencial. La grada rojilla empujará en una cita que es mucho más que tres puntos: supone el punto de partida de un tramo que puede marcar el rumbo de la temporada.

Con todo en juego, el Osasuna-Rayo se dibuja como un partido abierto, con tensión, intensidad y la sensación de que cada detalle puede inclinar la balanza.