Esta primera eliminatoria de la Copa es el peaje que deben pagar los equipos de Primera división por circular una o dos veces en la temporada por una carretera sin asfalto y bacheada. Ese canon mayoritariamente aceptado es como un donativo para sostener al fútbol de verdad, el de valla de cemento y colada de camisetas al sol, que es donde comienza todo.

Un partido histórico para el club modesto, para sus aficionados y para la localidad (siempre que disponga de un recinto avalado para la categoría del visitante y para la televisión). Esta primera ronda, sin embargo, se ha convertido en un partido de fiestas patronales, en un ensayo de pretemporada. La fórmula de casar a unos equipos con otros supone un aliciente y alimenta la expectación porque siempre hay entre los de casa un veterano que llega por fin al partido de su vida, un muchacho que entra a trabajar en el turno de las seis de la madrugada o un estudiante al que le espera un examen de Derecho a la mañana siguiente.

Por contraste con los profesionales, esos deportistas sin salario dan mucho juego a la prensa y alicientes al partido. No es poco pero tampoco da para más. Los equipos que alimenta Javier Tebas están escarmentados de haber sido alguna vez las víctimas de esta ocurrencia y el hazmerreír del torneo, de que un grupo de especialistas bien remunerados pierdan a pies de unos aficionados, así que llegan a la cita aleccionados y tan bien documentados como cuando Guardiola diseccionó futbolista por futbolista a la plantilla de la Cultural Leonesa en un ejercicio de respeto encomiable. Así que la prevención ha arruinado el factor sorpresa. Los equipos del Ibex-20 futbolero acuden a la cita sin levantar la voz, humildes y respetuosos, pero acaban sacando el rodillo y solventando el compromiso con una abultada goleada. Hasta seis o siete goles se han visto en algunas de estas eliminatorias. Solo el Atlético de Madrid se metió en líos en Vic, pero finalmente resolvió el asunto en un plis plas.

La deseada emoción ha sido suplantada por la emotividad. Vean, si no, el caso de Osasuna en Chiclana: carta del club gaditano manifestando su afecto a Vicente Moreno y, por extensión, a todos los valencianos; reparto de pañuelos rojos para vestir las gradas de color sanferminero; la banda de música del maestro Enrique Montero luciéndose en el verde; y esfuerzo final de los chiclaneros por conseguir la camiseta de un jugador de Osasuna en dura disputa con otro compañero. Me parece que este inicio oficial de la Copa tiene de positivo el poner en escena las dos caras del fútbol que, por lo que se acaba viendo, no son el mismo fútbol.

La idea es buena pero ya está amortizada porque no queda pez pequeño que se coma a un grande. Quizá habría que darle otra vuelta al sistema porque las eliminatorias a partido único son atractivas pero predecibles hasta el turno de dieciseisavos. No es desdeñable la opción del todos contra todos, sin reparar en las categorías –aunque habría que subvencionar algunos desplazamientos largos a los equipos de economía débil–, asunto que creo no aceptarían las franquicias de Tebas. Por ahora ya les vale con pagar el peaje de la primera ronda.

Confidencial

Nacho Vidal, en los planes del Valencia. Nacho Vidal podría volver a Valencia antes del mercado de invierno. El lateral es uno de los candidatos a suplir la vacante que ha dejado Thierry Rendall, que sufrió rotura de ligamento cruzado y se pierde la temporada. Otro futbolista del gusto del Valencia es Iván Balliu (Rayo), pero su salida es más complicada. El contrato de Nacho Vidal expira en junio de 2025 y apenas tiene minutos en Liga.

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Puntuaciones de Osasuna en Chiclana DIARIO DE NOTICIAS