La plantilla de Osasuna se ha marchado muy contrariada de vacaciones y tiene motivos para el disgusto. El último resultado del año (1-2) es lo que va a quedar en la mochila del repaso de los deberes para esta semana de descanso. El Athletic se mostró el sábado unos pasos por delante de Osasuna, evidenció que se encuentra en un gran momento de juego –además de tener una condición física apreciable–, con futbolistas en buen estado de forma, con una plantilla larga y con variedad de recursos y que sabe lo que quiere. Al margen de la rivalidad –bien llevada por los jugadores como se vio sobre el césped–, que forma parte del condimento de los partidos ante el Athletic, Osasuna cayó frente a uno de los buenos conjuntos de la Liga, que se ha colocado solo un escalón por debajo de los tres que van a luchar por el título y que ha demostrado que tiene capacidad para estar metido en varias competiciones a ala vez.
Sergio Herrera fue el más claro al poner en palabras un lamento con autocrítica. Osasuna ha perdido solidez en las últimas jornadas y la ausencia de ese componente no ayuda en absoluto para que salga la ecuación, para que el problema que se plantea en cada partido tenga visos de solución. “Uno de los problemas que estamos teniendo en casa estos últimos partidos es que es difícil ganar encajando dos goles. Es donde tenemos margen de mejora, porque sabemos que en casa tenemos ocasiones”, dijo el meta rojillo, uno de los más destacados habituales incluso en las jornadas sin poder mantener la puerta a cero.
La falta de solidez se ve más allá de los últimos resultados, de sólo los números –que también–, sino que se ve en el contenido que ha llevado a los desenlaces, fundamentalmente en El Sadar. Los empates con Villarreal (2-2) y Alavés (2-2) sumaron en el casillero, pero no dejaron un buen sabor de boca en los aficionados y mucho menos en técnicos y jugadores. La distancia de dos goles con el Villarreal se dejó marchar en el segundo tiempo y el empate llegó en el tiempo de descuento en una mala acción defensiva que provocó un penalti –había varios combates de judo en el área, pero solo apreció el colegiado el agarrón de Lucas Torró a un rival–; mientras que con el Alavés se remontó un gol en contra a los 37 segundos –un error imperdonable en la primera transición–, pero tampoco se logró aguantar el resultado favorable mucho tiempo y se encajó el empate con relativa rapidez –hubo sólo siete minutos de diferencia entre el 2-1 y el 2-2–.
La falta de solidez de la que se quejaba Sergio Herrera –”están siendo partidos en los que nos hemos puesto por delante en casi todos y es duro no ver una victoria”, dijo–. también se ha traducido en los últimos encuentros en El Sadar en media docena de goles en contra. Semejante equipaje es difícil de transportar para hacer cómodo un viaje. Osasuna era hasta el sábado uno de los mejores equipos como local y en su resistencia en casa –un comportamiento y rendimiento de conjunto difícil en el terreno propio– estaba basando esta buena primera vuelta de la Liga –solo le queda un partido–. A Osasuna le toca levantar de nuevo el muro y restaurar los cimientos de la solidez ahora mismo perdida.
LOS DATOS
- Seis goles en contra. Osasuna ha encajado seis puntos en los últimos tres encuentros en El Sadar. Ha sufrido una remontada por parte del Athletic y el Villarreal ha sido capaz de igualar dos goles de distancia en su contra.
- La casa tiembla. Osasuna ha perdido dos encuentros en casa esta temporada, frente al Betis y el domingo con el Athletic.
- Asistencia cerca del récord. El partido de Liga frente al Athletic se ha colocado como una de las mejores entradas de la temporada. Los 22.030 espectadores se quedaron a mil del récord de asistencia en el nuevo El Sadar, que lo tiene el Athletic en la Copa (23.026).