Osasuna se presenta en El Sadar ante sus aficionados en el debut en la Liga local, en ese espacio en que los equipos buscan por encima de todo ser fuertes, porque eso lleva a conectar con los suyos y termina en ser felices en lo futbolístico. Por eso, esta reaparición de los rojillos propicia un día especial para la hinchada, que contempla con indudable ilusión el nuevo proyecto que, además, transmite buenas sensaciones desde el primer día con el nuevo técnico.
El partido en el Bernabéu no dejó mancha de ningún tipo –salvo las consecuencias disciplinarias, excesivas y sorprendentes, y la derrota de penalti– y, al contrario, Osasuna regresó del debut ante el Real Madrid tras una interesante recolección de buenas sensaciones. El Osasuna de Lisci se mostró como un conjunto armado, con las ideas claras, compacto, que decidió guardar su perfil ofensivo para días mejores en los que existan opciones más palpables. Ante el Valencia, se espera la misma dimensión defensiva –compromiso de todos y criterio bien aplicado a lo dicho desde el banquillo– y el estallido del poder ofensivo, el martes guardado durante muchos minutos por decisión del entrenador.
Osasuna se presentó con un sistema claro, con roles repartidos, y a las primeras de cambio ya se lo han desmontado. Por lo menos en lo que a los jugadores se refiere, porque la ausencia por sanción de Abel Bretones incide de lleno en una de las líneas en las que Lisci ha ajustado de forma importante su idea de equipo. Osasuna ha estado esperando en los dos últimos días una respuesta del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) acerca de su solicitud de la cautelar para el futbolista. A última hora de ayer no se había recibido respuesta alguna.
Lisci reconoció en la conferencia de prensa que se han trabajado con dos posibilidades –con Bretones y cinco atrás y sin él y con cuatro– y, de lo poco que deslizó ante los medios, fue que es más probable presentarse hoy con cuatro defensas. Obligado a los cambios, el entrenador italiano tiene en Juan Cruz su comodín principal para esta situación impuesta en el lateral, pero hay más. Se abre un hueco más, previsiblemente en el centro del campo, aunque tampoco se puede descartar un dúo en ataque.
De Osasuna se espera que muestre su pegada y para esta tarea se confía en Budimir, el histórico goleador del club, y en el desequilibrio que surja de Aimar Oroz. Toda la Liga, porque el delantero ha trascendido a su club por su rendimiento, espera al croata y a su aparición en escena. Es lo que tiene ser uno de los goleadores reputados de la competición. En la antesala de ir a la selección absoluta, Aimar siempre genera una gran expectativa y no la defrauda.
El Valencia no llega en estado critico, como en el curso pasado en que coqueteó con el descenso, pero salir del pozo para reeditar el pasado glorioso lleva su tiempo. Corberán –el técnico se ganó el respeto la pasada Liga tras salvarlo todo en medio de un avispero– cuenta con casi todos bien.