Síguenos en redes sociales:

Encierro en miniatura

Ángel Martínez y Pedro Garaikoetxea han creado maquetas de cada tramo

Encierro en miniatura

PAMPLONA. Un grupo de mozos, vestidos de blanco y rojo y con el periódico en la mano canta a la hornacina de San Fermín en la cuesta de Santo Domingo, mientras los toros esperan la salida en los corralillos del gas. La escena es observada por decenas de personas apostadas en balcones, portales y vallado. No falta nadie, guiris, vecinos e incluso cámaras de televisión.

Todo eso y mucho más es lo que han recreado los vecinos de la Rochapea, Ángel Martínez, de 77 años, y Pedro Garaikoetxea, de 80, en varias maquetas a escala del encierro, hechas durante sus ratos libres. "Cuando uno se jubila, unos optan por aburrirse, nosotros aprovechamos el tiempo utilizando la imaginación y haciendo lo que nos gusta", cuenta Ángel, iniciador de la idea hace ya 8 años. "Yo he sido toda mi vida carpintero y al jubilarme no quería perder esa destreza, por eso empecé creando la maqueta del último tramo del encierro hasta la Plaza de Toros. Esa fue la primera y la hice solo, luego se unió Pedro, que también es muy buen dibujante, y a partir de ahí empezamos a diseñar más partes del recorrido hasta completarlo", explica sonriente.

Ambos son muy buenos amigos, se conocen de toda la vida y reconocen que ser jubilados es lo que ha hecho que ahora puedan dedicarse a hacer este tipo de cosas."Antes no podíamos por nuestros respectivos trabajos. Ahora, lo que nos sobra es tiempo", asegura Pedro riendo. Prueba de ello es el nivel de detalle al que han llegado a la hora de crear estas maquetas. No falta absolutamente nada, tejados hechos pieza a pieza, ventanas que se abren y cierran, personajes que pueden cambiarse de posición, o escenas divertidas y cotidianas de la vida sanferminera, como el resbalón de un toro en Estafeta, la reprimenda de un agente de policía a un listillo que pretendía correr en sentido contrario, o la felicitación de un agente a una mujer policía por su embarazo.

"Todas las maquetas están hechas de la forma más realista posible. No obstante nos gusta jugar con el humor. Dentro de las escenas del encierro incluímos detalles mínimos que nos divierten. Eso lo hace más ameno, en realidad eso es lo que nos motiva a seguir haciéndolas", afirma Pedro, quien recalca que "juntos nos lo pasamos muy bien, tanto que para nosotros hacer esto es casi una terapia". Si algo caracteriza a estos artesanos de la madera es precisamente el humor, pero también la enorme capacidad de observación que poseen.

"Hemos recreado incluso los locales de las calles por las que pasa el encierro, las señales de tráfico, balcones, puertas, fachadas, tejados. Incluso vamos cambiando cosas en función de cómo van cambiando en la realidad. Pero todo eso requiere mucha paciencia. Hemos llegado a contar uno por uno los barrotes del puente de la Rotxapea por el que pasan los toros de un corral al otro", asegura Ángel pensativo. "Es algo que nos llena, nos permite ejercitar nuestras habilidades, y si al final queda bonito pues mucho mejor", afirma.

DIBUJOS Para la creación de estas maquetas, a las que se suman otras tantas de actos conocidos en Navarra como la carrera de cutos de Arazuri, ambos vecinos han trabajado durante 8 años "de forma discontinua", en el taller que poseen en la calle de las Cendeas de la Rochapea. El material utilizado en la totalidad de ellas es la madera, extraída casi siempre de trozos que encuentran por ahí, que les dejan o que se agencian donde pueden. "Muchas veces me pregunta la gente que si pintamos la madera, y en realidad sólo lo hacemos en cosas muy puntuales. De hecho, las distintas gamas de color provienen de los propios barnizados", asegura Pedro, el ilustrador de este tándem artesanal, que ya cuenta con una colección, según asegura, de "más de 1.000 dibujos fácil". "Siempre me suelen decir que qué bonitos los dibujos, y yo siempre les digo que lo bonito es el lugar real, por eso el boceto siempre sale bien", asegura.

Respecto a las maquetas, ninguno de los dos se ha planteado exponerlas en algún sitio para que la gente lo pueda ver. "Es algo que hacemos porque nos divierte, pero si alguien quisiera ver las maquetas, el taller tiene las puertas abiertas. Para nosotros es realmente un halago que a la gente le guste", reconocen.