No obstante, los pamploneses, quizá algo golosos, se decantaron por las tortas de txantxigorri, a las que no se les conoce atributo curativo alguno, en detrimento de los tradicionales roscos. Daniel Garatea es un buen ejemplo de ello. No pudo esperar a llegar a casa y en la calle misma abrió una de las tortas y comenzó a comerla. "Está muy buena", se justificó, a la vez que alegó que el rosco le parece "un poco insípido". Por este motivo ayer se limitó a comprar dos tortas, a pesar de que casi todos los años compraba un rosco a sus nietos, a los que no les parece nada insípido. "Pero este año su madre no les deja, así que no hay rosco", lamentó Daniel Garatea.
Amigos de las tortas son también Marino Miuesa y Gumer Buey. Antes de ir a misa a la propia iglesia de San Nicolás, se detuvieron para comprar un par de tortas de txantxigorri, que "encantan" a sus niñas. Los roscos no tanto, admitieron.
Pero en el día de San Blas fueron muchos quienes se mostraron fieles al rosco. Sergio Barrios compró un rosco con frutas de caramelo. "En nuestra familia siempre hay un rosco en el día de San Blas", espetó. Si puede, él mismo va a comprarlo. Si no, alguien de la familia se encarga de que no falte en casa. "Compramos roscos porque están buenos y por tradición", asegura mientras se sonríe al ser preguntado sobre si su salud mejora tras la ingesta del dulce.
La historia narra, escepticismo aparte, que San Blas, médico y obispo de Sebaste en Armenia, en la época en que el Imperio Romano perseguía a los cristianos, curó mediante la oración a un niño que se ahogaba a causa de una espina de pescado trabada en la garganta. Murió mártir, decapitado y torturado tiempo después, tras ser arrestado por el gobernador romano de la zona.
A las 10.00 horas, tuvo lugar la procesión con la imagen de San Blas, en la que no faltaba el párroco de San Nicolás, que bendijo los puestos instalados y la fachada de la iglesia, recientemente restaurada.
"En San Blas se vende siempre, pero este año cuesta más, se nota la situación económica. Antes se gastaba con más alegría", aseguró Mari Carmen Lebrón, que atendía el puesto 21. Mari Carmen Lebrón confirmó lo que se observaba en las bolsas de los compradores, que lo más vendido fueron las tortas de txantxigorri. "También se han vendido muchas rosquillas y caramelos artesanos", añadió.
Inés del Rincón López, de dulces artesanos de Ujué, igualmente presente en la plaza de San Nicolás, corroboró la línea de su compañera y observó que a lo largo de la mañana "había pasado bastante gente". ¿Qué compran? "De todo. Gusta mucho la rosquilla frita, pero también se han vendido bastantes tortas de txantxigorri, roscos y caramelos", apuntó Del Rincón, quien concluyó que "la gente compra lo que ve expuesto".