pamplona. Desde antes del siglo XVIII y hasta mediados del siglo XX, los servicios de limpieza de la ciudad y de recogida de basuras los llevaban a cabo los llamados oficiales del chirrión, encargados de velar por la higiene y el buen estilo de la ciudad para evitar la transmisión de enfermedades. Estos trabajadores municipales, descritos por José Fermín Garralda Arizcun en su estudio titulado La burocracia del Ayuntamiento de Pamplona del siglo XVIII, se encargaban de recoger la basura de los parajes públicos y, desde 1772, también de los vertederos de las casas. Para acometer esta función empleaban "un fuerte carro de dos ruedas" tirado por mulas o, más adelante, por bueyes. El trabajo de los oficiales exigía "una dedicación total" y estaba "escasamente remunerado", según el documento.

Aunque era la Junta de Policía quien se ocupaba de la limpieza de Pamplona, los oficiales del chirrión dependían directa y exclusivamente de los regidores. A partir de 1751 se creó una superintendencia a cargo de un regidor para mantener la limpieza de las calles.

Hasta mediados de siglo, las basuras que recogían los oficiales del chirrión eran trasladadas al solar llamado del castillo viejo, ubicado "junto a la muralla situada entre la actual basílica de San Ignacio y el antiguo convento de Carmelitas descalzas", según reza el escrito de Garralda.

Posteriormente, en 1772, debido al incremento de las basuras por el enlosado de la ciudad, una ordenanza estableció que éstas pasaran a depositarse en parajes situados extramuros. Estos lugares fueron los terrenos que hoy en día corresponden al Plan Sur de la Milagrosa y al cuartel de la Policía Nacional de Beloso.