En 1968, los días de gloria del viejo estadio de San Juan tocaban a su fin, tras 44 años en los que el once de Osasuna, valiente y luchador, había defendido sus colores y vendido muy caras sus derrotas. El campo se había inaugurado en 1922, tan solo 2 años después de la fundación oficial del club, con un partido contra el Arenas de Getxo, ¡en el que el árbitro fue el propio presidente de Osasuna! Justamente diez años después, en 1932, el equipo lograría su primer ascenso a Segunda, tras una temporada en la que no perdió ni un solo partido en su estadio.
El campo de San Juan fue abandonado en 1966, pero la trayectoria de Osasuna no mejoró con el nuevo estadio, y el mismo año en el que se inauguraba el flamante campo de el Sadar, el equipo bajó a Tercera División. Los siguientes lustros fueron un "sube y baja" entre divisiones, hasta que con la presidencia de Fermín Ezcurra llegó la edad de oro del club, especialmente tras aquel célebre ascenso del año 1980, con gol de Txuma Rández en el murciano estadio de La Condomina. Ah, y se me olvidaba decir que, mientras todas estas historias acontecían, en los terrenos del viejo campo de San Juan, tras demoler el propio estadio y otras casas que lo flanqueaban, pudo por fin abrirse la nueva calle del Monasterio de Urdax.
HOY EN DÍA, esta zona de Pamplona no constituye seguramente uno de los rincones más emblemáticos ni conocidos de la ciudad, pero a los más jóvenes vecinos del barrio de San Juan y a aquellos que frecuentan la zona los fines de semana les sorprenderá sin duda saber que en el lugar exacto donde hoy se encuentra la acera de esta calle se levantaba in illo témpore la grada del campo de fútbol de la ciudad. Que cuando recorren esta calle camino de su casa, de algún comercio cercano o de los populares bares y pubs del entorno, pasan por lugares que antiguamente se abarrotaban cada domingo para animar a Osasuna en su siempre tambaleante trayectoria. En este sentido, y como los avezados seguidores de esta serie habrán ya anotado, el edificio blanco situado en segundo plano anula cualquier duda que, sobre la exacta correspondencia de ambas fotografías, pudiéramos haber albergado.
Demolido el viejo campo, los grandes enfrentamientos futboleros emigraron a otra zona de Pamplona. Allí, en el hoy en día también viejo estadio del río Sadar, los incondicionales seguidores rojillos jalean a Osasuna, cantándole aquello de que juegue con ilusión, porque jugando y venciendo tú serás campeón... algún día de estos.