Por ejemplo, en Hello Azpilagaña "lactantes y caminantes, que son nuevos, están media hora con los padres; y en el caso de los medianos y mayores, ha habido un grupo que se ha quedado dos horas", especificó Edurne Íñiguez, directora de Hello Azpilagaña.
En Egunsenti, una de las escuelas infantiles en euskera (como Izartegi), en cambio, el primer día "se destina a hacer entrevista a los padres, que hablarán con las educadoras de los niños, para conocer a éstos a través de los padres", ya que "mañana (por hoy) van a comenzar muchos niños y entonces estarán una hora con los padres. Durante cuatro días, se quedan con los niños y se hace una simulación de lo que se hace en la escuela", explicó la directora del centro, Inma Ajona. "Los niños no se pueden quedar solos en la escuela, no conocen las instalaciones ni a las educadoras. Necesitan una transición, que la llamamos periodo de adaptación, que puede variar entre dos semanas y un mes, depende del niño", expuso Ajona.
Entre los progenitores, los había primerizos y quienes ya repetían curso en el centro en cuestión. Entre los veteranos, estaba Javier, de dos años, que hace tres cursos que va a Hello Azpilagaña. "Está feliz, mejor no puede estar", contó su madre, María Vilatuña, residente en San Jorge, que, por motivos de trabajo, eligió Hello Azpilagaña. También acudía de nuevo Emma, de 20 meses, que, según su madre, Itziar Erice, "el año pasado fue muy bien y este año, aunque ha llorado un poco, creo que ha estado muy a gusto. El servicio es una maravilla, estoy muy contenta".
primera vez Otros que "por fin" lograban plaza, reconocían que "es casi como si te hubiese tocado la lotería", tal y como aseguró María Lili, que llevará a su hija Araitz a Egunsenti. "Tengo dos hijos y antes los dos habían estado en centros privados, el mayor, tres años y la pequeña, uno. Estoy contenta con la privada en la que estuvieron, pero era casi el doble de dinero, a mí, con dos críos, me suponía 600 euros al mes", contó Lili, residente en Vidaurrieta pero que trabaja en Chantrea, quien, además, agregó que "me habían hablado muy bien de ella y principalmente la elegí porque da euskera y en casa lo hablamos. La verdad es que pediría un aumento de las plazas públicas y del modelo D, porque creo que hay una fuerte demanda y conozco a mucha gente que se ha quedado sin plaza y ha tenido que llevarles a castellano".
También Fernando Mendioroz, que acudió con su esposa Maribel, ambos vecinos de Chantrea, han querido apostar por el euskera para su hijo Julen, de siete meses y medio. "De aquí (Egunsenti) tenemos referencia porque vienen varios sobrinos. Además, el sistema de funcionamiento nos parece muy bueno y estamos encantados", valoró Mendioroz.