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Cruce de la calle de la Merced y Bajada de Labrit, 1922

Cruce de la calle de la Merced y Bajada de Labrit, 1922Foto: j.j. Arazuri, 'Pamplona, calles y barrios'

En 1922, la actual Bajada de Labrit estrenaba su nuevo aspecto, tras la desaparición de las murallas de este sector, que habían sido derribadas tan solo cuatro años antes. Por eso, toda la zona rezumaba provisionalidad, con unas calles apenas desescombradas y mal pavimentadas. La calle de la Merced había sido, desde la Edad Media, la zona donde se había ubicado la judería, y ese carácter marginal y deprimido había trascendido a la propia arquitectura. Ahora, al desaparecer las murallas, algunas de esas miserias quedaban a la vista y se constituían en la fachada de la ciudad por este lado.

La fotografía muestra la confluencia de la calle de la Merced con la Bajada de Labrit, con un caserón de ladrillo que parece mostrar los rastros evidentes de un incendio. Al reclamo del fotógrafo han acudido a posar 17 personas, todo un muestrario de las clases sociales más humildes de la Pamplona de entonces. Vemos entre ellas a siete mujeres, una de ellas con un fardo de leña y otra con un bebé en brazos, cuatro hombres tocados con boina, varios niños vestidos con blusón y un soldado alto y calzado con botas de montar, que cierra el grupo por la derecha. En primer plano, tras los bloques de piedra, puede adivinarse el perfil de una de las famosísimas fuentes del león, elemento típicamente representativo del mobiliario urbano pamplonés, por desgracia muy maltratado en los últimos tiempos.

Hoy en día, el lugar mantiene intacto su trazado urbano, que por lo demás es de origen medieval, aunque los elementos que lo componen han sido totalmente renovados. Las modestísimas casas que abrían la ciudad por este frente en 1922 han sido sustituidas por edificios modernos que aportan prestancia y que ganan en altura. En el caso del inmueble de la fotografía moderna, se trata de un edificio de cinco alturas, rematado con una galería de arquillos en ladrillo. Reproduce un modelo de edificación muy repetido en los años 50 y que abunda en el Segundo Ensanche, con su estructura rígidamente ortogonal y los cierres exteriores que alternan ladrillo y lajas de piedra. En sus bajos comerciales, frente al frontón Labrit, se encuentra el bar Kantxa, de evidentes reminiscencias pelotazales.

En cuanto a las fuentes del león, fueron fabricadas durante décadas por la fundición Casa Sancena, empresa fundada en 1848, y parece ser que actualmente tan solo quedan 180 unidades en la capital. El Ayuntamiento de Pamplona ha dejado que desaparecieran docenas de estas preciosas fuentes de sus plazas y parques, y en la actualidad se adquieren e instalan modelos más modernos e impersonales, elegidos seguramente por catálogo, y que podrían igualmente encontrarse en Murcia, Cuenca o Moscú. Como siempre, modernidad mal entendida y desapego radical hacia las propias señas de identidad.