LO que a muchos les resultaría nauseabundo, para ella se ha convertido en su profesión, y confía en vivir de ello a futuro. Y no le va mal. Desde que abrió su negocio el 1 de febrero ya ha tenido más de una decena de clientes, todos ellos "satisfechos". María Pérez de Larraya Elcano, pamplonesa de 31 años y periodista de formación, se ha convertido en despiojadora profesional. La palabra puede resultar grosera, pero en la Edad Media ya había profesionales que se dedicaban a sanear las cabezas de reyes y nobles. Porque los piojos, como precisa esta joven, "no dependen de clases sociales ni tienen que ver con la falta de higiene, como la mayoría de la gente piensa". Pero, eso sí, "siguen siendo un tema tabú".
La necesidad agudiza el ingenio, y en este caso el paro hizo que a esta periodista se le encendiera la bombilla: "Hablando con amigos maestros, vi que el tema de los piojos es un problema serio, y que supone muchos quebraderos de cabeza para las familias". De ahí se puso a investigar y descubrió la franquicia catalana Fuig Poll, en catalán Piojo huye. "Realicé un cursillo de formación con ellos en Barcelona y decidí montar mi negocio". La empresa le acondicionó el local en una antigua oficina de Conde de Rodezno y ella ha tenido que realizar una inversión de 15.000 euros: "¿Subvenciones? Pues no he recibido ninguna, y, más aún, he echado de menos un sitio que ofrezca asesoramiento integral a los que queremos montar un negocio".
María Pérez de Larraya se ha publicitado en el barrio y en las peluquerías de la zona: "Me han recibido muy bien, porque las peluquerías no suelen aceptar a personas con piojos. Ahora tienen mi tarjeta para ofrecer el servicio a sus clientes y quitarles un problema". El tratamiento que da Pérez de Larraya es totalmente natural y se realiza a la antigua usanza, "a mano y con paciencia, como lo hacían nuestras madres", sin champús caros "que matan al piojo, pero afectan al cuero cabelludo y dejan las liendres, por lo que el problema no se soluciona", afirma. Porque para curiosos, el piojo vive unos 30 días, pero "en esa etapa, las hembras pueden poner hasta 300 huevos".
El cliente pide vez y María Pérez de Larraya los cita en su consulta privada: "Me he instalado en una sobreplanta para que la gente no se sienta violenta", dice. La desparasitación se realiza en tres etapas, una vez que el pelo se divide en seis áreas. La de aspiración "a través de un sistema que aspira piojos, ninfas y las liendres de mayor tamaño. Yo no toco los piojos ni los mato, lo hace la máquina". En la segunda fase, de cepillado, el pelo se moja con una solución de aceite de árbol de té, agua y suavizante, y mediante el peine de púas conocido como lendrera se eliminan una a una los huevos. El tercer paso es crucial, ya que a través de una lupa y luz especial, María elimina una a una y con los dedos las liendres que puedan quedar: "He atendido a niños, a adolescentes y a madres. Algunas han llegado desesperadas creyendo haberse contagiado por sus hijos y luego no tenían nada". El piojo genera esa especie de psicosis. De hecho, más de un lector se estará ahora rascando la cabeza.
Pérez de Larraya afirma que "normalmente se necesitan dos sesiones de hora y media cada una", y cada una viene a costar 50 euros, 100 en total. "De aquí salen con la garantía de que no tienen piojos, aunque, claro, después hay que prevenir". Para los niños es mejor raparles la cabeza, y a las niñas con el pelo largo, se les recomienda ir al colegio con "coletas o trenzas, para tener la nuca al aire". La empresa expende certificados de desparasitación por si algún niño debe llevarlo al colegio.
Esta joven pamplonesa afirma que su trabajo "es una satisfacción. Me gano la vida y además ayudo a la gente", lo que le permite mirar al futuro con optimismo: "Piojos hay siempre, y además en las piscinas y campamentos de verano vuelven los problemas". A futuro, "me gustaría poder contratar a una persona y poder vivir de esto". En Londres, estos centros están a la orden del día.
Las personas interesadas pueden ponerse en contacto con la consulta de María a través del teléfono 627 922 198, o vía e-mail (contacto.pamplona@fuigpoll.com). El centro está ubicado en la plaza Conde de Rodezno, 11, entreplanta oficina 6.