Comienzo de la calle Bergamín, hacia 1930
Hacia 1930, Pamplona se encontraba en un proceso de rápida y efervescente expansión, toda vez que el celebradísimo derribo de sus murallas renacentistas había abierto la puerta a la construcción en el extrarradio de la ciudad. Y, evidentemente, los primeros en abandonar el saturadísimo e insalubre casco antiguo fueron los miembros más pudientes de la burguesía local. Buscando nuevos horizontes, estas familias comenzaron a edificar una serie de hermosos e imaginativos chalets, alineados en calles que presentaban un aspecto renovador, amplio, aseado y rectilíneo. Una de estas calles sería dedicada a Francisco Bergamín (1855-1937), abogado malagueño instalado en la corte, que había defendido el derecho a Pamplona a crecer más allá de sus murallas, superando la intransigencia del poderoso e influyente Ramo de Guerra. Y es que los militares seguían creyendo que Pamplona era una ciudad estratégica y fronteriza, por lo que debería seguir cerrada y constreñida tras sus muros, sin posibilidad de crecer, en previsión de razzias, ataques e invasiones francesas. Vaya nivel.
La fotografía fue obtenida desde la acera de los números pares, a la altura del cruce con la calle Arrieta, y muestra al fondo la avenida de San Ignacio, con el alto edificio de la Vasco-Navarra, levantado en 1924. Sigue Casa Goicoechea, edificada también en 1924 por el mismo arquitecto, y termina hacia la derecha con el chalet de Martinicorena, primer edificio levantado en el Segundo Ensanche de Pamplona, y que databa de 1923.
Hoy en día, la zona forma parte de la zona más céntrica y populosa de Pamplona, y consecuentemente ha perdido el carácter aislado y bucólico que buscaron aquellos primeros pioneros de la burguesía pamplonesa de comienzos del siglo XX. Y en este trayecto, los cambios han sido abundantes. Para empezar, vemos que, al fondo de la calle, la desaparición de algunos edificios que cerraban aquel frente permitió la apertura de la actual calle de García Castañón, con lo cual podemos hoy alcanzar a ver la fachada que la iglesia de San Nicolás tiene al paseo de Sarasate. La apertura de la calle García Castañón se produjo en 1933, por lo cual deducimos que la foto antigua hubo de ser obtenida antes de esa fecha, pero necesariamente después de la erección de los edificios de 1924. Es decir hacia 1930.
El edificio de la Vasco-Navarra fue reformado en 1943. La actuación, dirigida por el propio Eusa, consistió en un recrecimiento del inmueble y en la sustitución del remate original, que era una estatua de Atenea, diosa griega de la civilización, la sabiduría y las artes. En su lugar levantó la actual torrecilla, dotada de alto chapitel y con su célebre reloj. Sigue en su sitio Casa Goicoechea, encargada por don Sebastián Goicoechea en 1924, pero falta lamentablemente el hermoso chalet de Martinicorena. En la acera contraria vemos hoy el castizo Hotel Yoldi, que desde el punto en el que nos encontramos oculta al Edificio Aurora, levantado en 1950 y proyectado también por el inolvidable Víctor Eusa.
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