Con un mural en tonos naranjas, morados y turquesas en la pared del Arga Taberna, en el barrio de la Rochapea, Nekane Zibiriain, propietaria de este bar, ha querido borrar el mal recuerdo de las inundaciones que hace tres meses asolaron la Comarca de Pamplona y convertir un pedazo de su local en el símbolo de la solidaridad y las ganas de mirar hacia adelante que tienen todos los vecinos del lugar. Junto a Eneko Azpiroz, el artista al que encargó la obra, ha tratado de dar la vuelta a un suceso triste y convertirlo en arte.

"Quiero que sea un símbolo de agradecimiento y también para dejar constancia y reflejar lo positivo que hay en el barrio con respecto a las personas", señaló Zibiriain, de 61 años y propietaria de este establecimiento desde hace 12. Por eso, hace aproximadamente dos semanas se le ocurrió hablar con Azpiroz, con el objetivo de darle "vida" a la pared del bar. "Llevaba todo el verano dándole vueltas y al final hablando con unos y con otros se me ocurrió. Pero las ideas nunca son exclusivas. Si no hubiera la solidaridad vecinal que hay, nunca lo hubiéramos podido reflejar", afirmó Zibiriain.

En el muro, además de edificios reconocibles de la Rochapea, como la fachada del propio restaurante, aparece el puente del barrio, una garza que vivía en el río y un niño achicando el agua, tal y como Zibiriain recuerda que ocurrió: "Todo el mundo hizo lo que pudo ese día, dos niños, Gabriel y Mario García, incluso sacaron agua con cubos pequeños y me llamó tanto la atención que quise que aparecieran". Y Gabriel, el mayor de los hermanos, lo hace. "Nekane me pidió que aparecieran los dos, pero por la escala del mural le dije que no iba a quedar bien y finalmente solo aparece uno de ellos", explicó el joven artista Azpiroz.

En cuanto a los niños, siempre que pasan por la calle se reconocen contentos. "Ese es mi hermano", comenta el pequeño Mario. Para Zibiriain, estas situaciones y muestras de cariño por parte de los vecinos son emocionantes. "Cuando vienen niños y abuelos que se paran a ver el mural y a decirme lo bonito que es me encanta. Dentro de lo malo ha sido una oportunidad para ver lo bueno que hay en el barrio", destacó la propietaria.

El mural es el resultado de un trabajo de casi 24 horas, dos días de jornada completa que Eneko Azpiroz, de 27 años, llevó a cabo hace dos semanas. El artista señaló que utilizó spray de colores "vivos y llamativos" y que buscaba hacer "algo curioso y original". "La profundidad del río es idea propia, pero los elementos son los que me dijo Nekane que quería que aparecieran", indicó. La obra quedará terminada definitivamente cuando se añadan las rimas que los bertsolaris Julio Soto y Javier Terreros han escrito para la ocasión.

mirar hacia adelante Zibiriain contó que en el barrio se vivió cierta desolación después de que el Consorcio de Seguros abonara las cantidades correspondientes por el material perdido durante las inundaciones. "Después del ruido no ha habido ni solución ni respuestas. En mi caso, el seguro solo cubre el 40% de lo que perdí", aseguró. En su local, el agua llegó a cubrir 60 centímetros de pared en el primer piso y la planta baja se inundó por completo. "Cuando lo vi, pensé que no iba a poder abrir de nuevo. Pero gracias a los clientes y a los vecinos estoy trabajando", relató.

En cualquier caso, no quiere que la obra de su fachada sea el recuerdo de algo triste. "El mural en realidad es algo positivo, una manera de olvidarse de la parte oficial y mostrar que aunque no nos hayan ayudado las autoridades pertinentes, lo hemos hecho nosotros, entre los vecinos", puntualizó. "También es una forma de dejar constancia de que tal y como nos ha pasado, puede volver a ocurrir, y no olvidarnos de que hay que buscar soluciones", añadió.

La propietaria comentó que el próximo viernes, 27 de septiembre, celebrará una merienda-cena para los vecinos, como manera de dar las gracias a los que colaboraron con ella en la recuperación de su local. "Muchas personas han venido a tomar un pote solo para arrimar el hombro. No sé cuántas, pero para mí con que venga una sola a dar su apoyo me basta", apuntó. Esta solidaridad vecinal de la que tanto habla -y de la que hace gala- quedará para siempre reflejada en el mural del Arga Taberna, como recuerdo de que la Rochapea, con actitud, intenta salir adelante.