pamplona - Todo comenzó con un grupo de amigos que no tenía más pretensión que disfrutar del flamenco. Compartían su afición bailando en el Caballo Blanco, o cantando bulerías mientras preparaban un calderete en Arantzadi. Ahora, Juncal Sola Beorlegui se ha convertido en la directora del centro de arte flamenco Tablao Juncal, un rinconcito andaluz en la calle del Carmen, en el que enseña guitarra, palma, percusión, canto y baile junto a Miguel Ángel Díaz y Rafael Borja. Cree que el flamenco "es una manera de sentir", y asegura que "cada vez más gente tiene interés en este arte". "Hay mucho ambiente y mucha gente con inquietud, quizás porque se han abierto. Antes se identificaba más con lo español y costaba. Ahora ya se ve como lo que es: un arte universal", destaca.

Juncal conoció este baile cuando vivió con poco más de 20 años en Granada. Comenzó a bailarlo, pero fue en su vuelta a Pamplona cuando acudió a la academia de danza. "Después he hecho muchos viajes para poder bailar. Cuando te gusta el tema, te mueves para aprender en cursos especializados en Sevilla, Madrid...", relata. Y fue hace siete años cuando se lanzó a crear una escuela especializada en flamenco. "Fue una apuesta muy importante porque cuando empezó era la única, y porque sigue siendo la única en la que se imparten tantas disciplinas y a la par se hacen espectáculos", apunta.

En la actualidad, en el centro se forman cerca de 55 personas, "muchas del norte con inquietud, pero también gente del sur que ha emigrado por trabajo o por amor". Esta cifra es menor a la que registraban hace algunos años, durante los que se vivió "una época puntera, en la que llegamos a tener en clase a 100 personas", en opinión de Juncal debido "a la crisis, a que cada vez se van abriendo más sitios, y a que el flamenco, aunque guste, crea mucho respeto". La directora de este tablao cree que "hay mucha gente bendecida con la varita mágica del arte, muchos artistas que se encuentran más allá de teatros", pero asegura que "no es algo imposible de aprender".

La crisis también afecta a los espectáculos y actuaciones, que este centro organiza todos los sábados a un precio de entre 12 o 20 euros, "dependiendo del artista invitado", e incluyen tapas y una consumición. Para ella, el mayor problema es que "no existe un público asiduo o habitual, aunque todo el que viene se va encantado". "Es un sitio muy familiar, chiquito, cercano... e incluso a gente que no le gusta el flamenco valora las actuaciones porque le llegan", afirma.

un arte universal El paso del tiempo no afecta a esta música y baile, en el parecer de Juncal "porque el amor o el desamor son sentimientos que se repiten en todas las épocas". "El flamenco es un arte universal, porque abarca y refleja en su música desde los palos más tristes hasta los más alegres, como la bulería o el tango", define. Y repite una frase "en la línea de lo que decía Paco de Lucía: Siempre hay que seguir aprendiendo". A ella, figuras como él, como Morente o como el Cigala, le inspiran "ganas de seguir aprendiendo y mejorar". "Es algo que te gusta y que no tiene fin. Puedes plantearte una meta, pero cuando llegas a ese punto siempre quieres saber más. Yo solo quiero seguir disfrutando y seguir haciendo lo que quiero", termina.