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La superación sin límites tiene melodía propia

Ibai Ganuza Areta tiene 24 años y forma parte de Motxila 21. Es, además, un joven extrovertido y valiente que recorre con pasión el camino desde el que persigue sus sueños

La superación sin límites tiene melodía propia

PAMPLONA - Hablar de Ibai Ganuza Areta es hablar de superación. Tiene síndrome de Down, pero nunca su cromosoma extra le ha supuesto una molestia para saltar cualquier barrera que haya podido aparecer en el camino que cada día recorre para cumplir sus sueños. Y no son pocos. A sus 24 años ha compartido escenario con rockeros de la talla de El Drogas o Kutxi Romero; ha sido el protagonista de un corto biográfico y recibió el premio al mejor actor en el Festival de Collado de Villalba (Madrid). Poco a poco empieza a hacerse un importante hueco en el mundo de la música y, de forma paralela, se convierte en uno de los rostros navarros más populares. Toca la caja en Motxila 21 y, aunque también es una de sus voces cantantes y referente de la banda, él lo tiene claro: “El que manda es el director, Mikel Barrenetxea”.

Desde el sofá de su casa, que comparte con Beñat, un chico que conoció en la Asociación Síndrome de Down de Navarra (ASDN), Ibai se muestra familiar, simpático, charlatán y tímido a la vez. Es humilde, independiente, un apasionado de la vida y un gran soñador. “Muchas cosas de las que sueño se cumplen”, asegura con rotundidad. “Antes de la entrega de premios soñé que ganaba y, cuando me desperté, casi me desmayo de la emoción”, afirma. Y ganó.

Ese alma soñadora la proyecta a diario: “Aspiro a llegar muy lejos; disfruto mucho con la música, pero con la fama más y quiero vivir de eso”, señala, medio en broma, medio en serio. Y al igual que hicieron sus grandes ídolos, en un futuro quiere formar un grupo musical propio, sin olvidar Motxila 21. Pero en sus sueños él no es el único protagonista, sino que en ellos incluye a sus compañeros. Por eso sabe que algún día la banda tendrá un autobús propio con el que poder ir de gira. “Y un avión”, añade, sin olvidar que uno de sus sueños más recurrentes es tener “en Hollywood una estrella con nuestro nombre”.

La agenda de Ibai está llena los 365 días del año, pero este joven asegura que siempre tiene un hueco para algo nuevo. Entre semana trabaja en el comedor social París 365 como encargado de los desayunos, además de cumplir las funciones de repartidor y mensajero. Allí tampoco se escapa de la fama que lo empieza a perseguir. “Algunos ya me conocían por el grupo, pero a ellos no. Me gusta el contacto con la gente y conocer personas nuevas”, cuenta. También le apasiona viajar con su familia. “Con ellos he estado en Cuba, Argentina, Italia y Sudáfrica”, comenta.

PARA TODO El deporte es otra de sus pasiones. Juega en el Club Navarra 21, de la ASDN, en la posición “que me pongan, pero me gusta ser como Messi y marcar goles”, y es un buen esquiador. “Soy un fiera, me lanzo como una bala”, subraya. Incluso se ha tirado en paracaídas, “y ahora estoy ahorrando para volver a hacerlo”. Además, tiene el honor de ser la persona más joven que se asoció a la peña Armonía Txantreana (con 16 años), de donde es delegado de su equipo de fútbol, que participa en el Trofeo Boscos. “Como casi siempre pierden 1-7 ó 1-8, quieren que dimita. Pero si mi amiga Barcina no dimite, yo tampoco”, asevera.

Este año, además, ha sido elegido, junto a su prima, Mayordomo en las fiestas de la Chantrea, barrio en el que vive desde que nació. Pero si tuviera que elegir alguna de sus innumerables aficiones y actividades, Ibai se queda con todas porque, según él, disfruta al máximo cada una de ellas.

A todo esto se suma la experiencia que ha ido adquiriendo. La productora navarra Soñar es gratis rodó un corto documental sobre él, dirigido por Axier González, donde muestra su pasión por la música y alguno de los rasgos de su personalidad. Y su participación en Dreams, drums and rock and roll (Sueños, batería y rock and roll, en inglés) le llevó a ganar el premio al mejor actor en un festival de Madrid, hace un año. “Fue la gloria bendita para mí”, manifiesta con orgullo. Su próximo estreno audiovisual se espera para estas navidades, por su aparición en otro documental, dirigido por el pamplonés Iñaki Alforja, que relata la gira de Motxila 21 por Londres, acompañados por un grupo inglés formado por personas autistas, The Autistix.

Ganuza Areta afirma que nunca tiene miedo o nervios. “De pequeño sí, pero ya he pillado el tranquillo para dejar de ponerme nervioso porque tengo mucha experiencia”, asegura. Y así lo demuestra cada vez que tiene un concierto, en los que se crece. “Soy tímido, pero cuando me pongo la ropa negra de los conciertos me transformo y doy todo lo que llevo dentro. La gente me grita guapo y tío bueno, y me pongo chulo, como Cristiano Ronaldo”, relata. Cuando los humos se le suben más de la cuenta, sus padres lo devuelven a la realidad. “Tenemos una contraseña, pisa tierra”, explica, chocando dos dedos contra una de sus manos.

Su habitación es un santuario. En una esquina, su batería electrónica con la que ensaya a menudo; sobre la cama cuelga un títere a su imagen y semejanza, con su chupa, pantalones, camiseta, botas, pulseras y sombrero que le caracteriza; a su lado, un retrato de Ibai durante un concierto, pintado por Manolo Fernández; fotos de él durante sus conciertos y junto a sus ídolos, instantes capturados por Fernando Lezáun; discos en su estantería que dejan claro cuál es su gusto musical: Barricada, Marea, Malaputa, Cero a la Izquierda, Desván, El Drogas, Impacto o Bucanada, entre otros.

Empezó su andadura musical hacia 2008, gracias a la insistencia de El Drogas, su mayor ídolo, por que se uniera a Motxila 21. Desde su primer concierto, en 2010 en Burlada, se ha subido a los escenarios en 56 ocasiones. “Motxila es como mi gran familia, igual que Marea y El Drogas. Cuando actúo con cualquiera de ellos, mis padres, Javier y Esther, y mi hermana Nahiara disfrutan, y eso me motiva a seguir adelante”, destaca con ternura.