Azpilagaña pega el estirón
La comparsa Gartxot ‘da a luz’ a sus primeros gigantes grandes: Pedro II de Navarra y Juana III de Albret Arropados por 20 grupos, el jueves presentan las nuevas figuras de este colectivo, creado en 2011 y sin local
Pamplona - Tal y como cuentan los libros de historia, Pedro II de Navarra fue un noble y mariscal del siglo XVI que lideraba al ejército que luchó por defender estas tierras en su condición de estado independiente de Europa. Tras caer preso en 1516 durante la búsqueda de la reconquista, Carlos I de España le ofreció libertad a cambio de jurarle fidelidad, a lo que Pedro se negó. Poco después fue trasladado a la cárcel de la localidad vallisoletana de Simancas, donde apareció moribundo con heridas de arma blanca en 1522. La versión oficial apunta a un suicidio, aunque diversos historiadores barajan el asesinato como la causa de su muerte. Seis años después nació la que fuera Juana III de Albret, reina de Navarra y defensora tanto de sus fueros como del euskera: impulsó una traducción del Antiguo Testamento en esta lengua en 1571. Dos personajes importantes en la historia de Navarra y, hasta ahora, “un poco olvidados”, según el presidente de la Comparsa Gartxot del barrio pamplonés de Azpilagaña, Javier Gartzia. Por eso, para mantenerlos en el recuerdo, esta agrupación estrenará este jueves 19 dos gigantes de 3,80 metros cada uno (la misma altura que los ocho reyes de cartón piedra del Ayuntamiento de Pamplona), convirtiéndose así en las primeras figuras que harán que esta agrupación no solo tenga un equipo txiki, sino otro grande.
“Estamos muy contentos, porque los chavales mayores ya no cabían en los gigantes txikis y nos daba mucha pena que tuvieran que marcharse”, comenta Gartzia. Gartxot, dirigida por Manolo Pejenaute, la componen chavales desde los 9 años y, ahora, la edad máxima superará los 18 años, permitiendo a aquellos jóvenes que casi son tan grandes como los gigantes txikis puedan continuar con esta afición, después de “cinco años bailando a los pequeños”, comenta Oier Urra, de 16 años. Él y sus compañeros se muestran “contentos” y “con ilusión”. Como Asier Baztarrika, de 17 años, que subraya que “nos íbamos a ir de los txikis y ahora tenemos otra motivación, otro paso que dar”.
Algo que caracteriza a esta comparsa, que desde su creación en 2011, como propuesta de la Comisión de Fiestas del barrio, ha actuado no solo en Pamplona, si no en numerosos pueblos de Navarra (Leitza, Legazpia, Valtierra, Olagüe, Valle de Nuin...), es la autogestión que existe por parte de los jóvenes que la componen. “Ellos se organizan y crean sus coreografías, se enseñan los unos a los otros... siempre bajo la supervisión de un mayor, Pejenaute”, relata Gartzia.
SUMA Y SIGUE Los ensayos semanales de Gartxot se convierten, cada tarde del miércoles, en una cita imprescindible para los más pequeños de Azpilagaña. Y entre esos corros de miradas curiosas que se asombran con los majestuosos bailes Basajaun, ErrekaMari, Gerrieder y Gartxiko surgió la idea de crear un taller de modelado de gigantes para niños y niñas de entre 6 y 9 años, en el que participan una veintena de pequeños, encauzados por Mikel Leza. “Han modelado la cabeza en barro y cartón piedra, luego harán el cuerpo, el caballete y las ropas, con lo que, para verano, cada cual tendrá su propia figura”, explica Javier Gartzia. Pero la raíz de esta cantera guarda una cara algo oscura: “no tenemos local propio y buscamos uno desesperadamente”, clama el presidente de la comparsa. Los ensayos tienen lugar cada miércoles a las 18.00 horas en una plaza del barrio; si llueve, el grupo se traslada a unos porches cercanos. “En invierno se hace muy duro”, apunta Gartzia, quien señala que “hablamos con el Ayuntamiento para explicarles la situación pero nunca nos han dado una respuesta”. La presentación oficial tendrá lugar este jueves a las 11.00 horas en la plaza río Ebro. Harán acto de presencia, además, otras 20 comparsas de Navarra y la CAV; entre ellas, la de la Rochapea, que apadrinará a Mariscal Pedro II y Juana III de Albret. Quienes se acerquen podrán observar el trabajo de numerosos vecinos: las caras, moldeadas por Gartzia y Leza y pintadas por Josune Iribarren; el color de las manos, obra de Pili Irigoien, las ropas confeccionadas por Susana, de Bordados Amatxi; y el escudo del Mariscal, bordado por Amelia de El Hilván.