Las familias que nunca tuvieron 0-3 en euskera
Más de 20 años esperando y nadie les ha querido poner cara. Cientos de familias en Iruñea han tenido que renunciar al 0-3 en euskera porque no tenían plaza. Ahora valoran que se haga justicia
Pamplona - ¿Alguien se ha acordado alguna vez de ellas? Porque muchas familias de Pamplona nunca han podido matricular a sus hijos en el ciclo 0-3 en euskera porque, sencillamente, UPN as dejó en el olvido. Dos décadas pidiendo que se cumpliera su demanda de una haur eskola en su barrio o cerca, y dos décadas dándoles con la puerta en las narices. Un ejemplo clarificador: Araitz Amatria, de 33 años y vecina de San Juan. Ella fue a la escuela infantil Donibane, en castellano, y han tenido que pasar 33 años para que ahora su hija Garazi pueda tener derecho a una plaza en euskera. Y por primera vez en este barrio. Por eso resulta, cuando menos, surrealista, que estos días haya algunos que se estén llevando las manos a la cabeza, porque esta niña, y 378 en total, nada del otro mundo (hay otras 1.051 que lo podrán hacer en castellano o en castellano con inglés), pueda acudir a una escuela infantil en la lengua cooficial de Pamplona, el euskera. Araitz se ha llevado una grata sorpresa con el cambio de modelo lingüístico de Donibane: “Si no ya veía a mi padre, el abuelo de Garazi, movilizándose. Ya lo hizo en su día, cuando yo estudiaba el bachiller artístico, y no había en euskera”.
Este periódico reunió ayer a tres madres que, de una manera u otra, han sufrido esta injusticia histórica con sus hijos. Porque desde que se pusieran en marcha las 2 escuelas en euskera de Pamplona allá por los años 80-90 (ambas en la Chantrea hasta el año pasado), la oferta no se había ampliado. Esta discriminación la ha sufrido Zaloa Basabe, de 37 años. Nació en Bilbao, pero vive en Pamplona desde hace una década. A pesar de que ella quería para sus hijas una centro 0-3 en euskera, ya a la primera tuvo que llevarla a castellano a la Escuela Infantil Donibane. Eso ocurrió con Naia, que hoy ya tiene 8 años: “Tuvo que ir a castellano, a pesar de que después iba a ir a un centro del modelo D”. Pero lo mismo le sucedió después con Jone, que hoy tiene 5 años, y le sucede ahora con Anuk, de 1 año: “Nos fuimos al Casco Viejo, donde vivimos hoy en día, y como tampoco había ni hay oferta en euskera, han tenido que ir a una escuela infantil en castellano”. ¿Es eso justo? A muchos les parecerá que sí, aunque la verdad cae por su propio peso.
Zaloa Basabe lo tiene y lo ha tenido claro siempre. Hace 8 años, con Naia siendo una cría, ya fue una de las impulsoras de la plataforma Donibane Haur Eskola Euskaraz. Entonces era concejal de Educación José Iribas (UPN). “Comenzamos unas pocas familias, con el apoyo de Euskalgintza”, recuerda Zaloa, quien añade que, a los años, cuando se trasladaron al Casco Viejo y se encontraron de nuevo con la misma problemática, se movilizaron de nuevo. “Lo que ocurre con las plataformas del 0-3, es que las familias van saliendo porque los críos crecen”. Por eso hace dos años, todos los colectivos de euskera “tomaron el testigo para dar estabilidad a la reivindicación”.
“Es positivo este pequeño paso que se ha dado en relación a buscar un equilibrio, entre las demandas existentes. Pero es un paso, no obstante, que viene precedido de largos años de trabajo por parte de las diferentes plataformas de padres y madres, y después de Euskalgintza”, y añadió que “no es que se haga justicia con nosotras, sino con la realidad. Porque una cosa es tener un idioma minorizado, y otra tener un idioma marginado. Porque aunque hablemos una lengua minorizada, los derechos lingüísticos que tenemos que tener tendrían que ser los mismos”. Ahora lo que queda “es que el Gobierno de Navarra mueva ficha, porque sus 5 escuelas son todas en castellano”, añade.
“Ahora la situación es mucho más equilibrada que antes, y datos hay mil, y si no que vean que la demanda en Infantil en modelo D es del 30%”. Así habla Itziar Luri, de 35 años. Vecina de Iturrama, su primer hijo, Joanes (hoy ya tiene 5 años) tuvo que ir al centro 0-3 de castellano de Cizur Menor, y después para Asier (de 4 años) también tuvo que optar por el castellano en la Escuela Infantil Mendebaldea, en castellano. Hoy tienen además a Markel, que este curso ha acudido a Mendebaldea, y que el próximo curso podrá ir a Donibane, en euskera. De hecho, ya ha pedido el traslado de centro. “Aún no sabemos cuántos traslados se van a pedir desde centros de castellano a los de euskera de Donibane o Printzearen Arresi”. Porque quizá, incluso, las nuevas plazas creadas en euskera no sean suficientes. De hecho, en 2014, cuando Kontzeilua y otros agentes del euskera realizaron un estudio en plena matriculación se constató que 466 familias habrían optado por una opción en euskera (cuando las plazas eran 164).
Por eso, Itziar Luri lamenta la “poca empatía” de otras familias con su realidad, y “nuestras necesidades de conciliación y de escolarización, impresionante”. Se refiere a las movilizaciones de ayer. “Somos familias de todos los barrios, menos de Chantrea y Rochapea, que no teníamos ese derecho”. Negado durante 20 años.
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