Marisa Iturbe, una vida cantando
Marisa Iturbe SE ENAMORÓ DE LA MÚSICA CUANDO TENÍA CINCO AÑOS. Hoy, medio siglo después, cuenta con una larga carrera como cantante.
pamplona - “¡Eres la bomba! ¿Cómo has podido hacer esto? ¡Estas cosas se avisan!”, exclama Marisa Iturbe mientras se debate entre la sorpresa y la alegría. “Te lo mereces”, responde escueta y sonriente Pilar, su amiga y responsable de la sorpresa, “después de 40 años cantando, te lo mereces”. “Nosotras nos hicimos amigas hace poco, pero tenemos mucha conexión ¿sabes?”, explica Pilar mientras Marisa se esfuerza en asumir el particular homenaje que le ha organizado su amiga.
“Fíjate, nos conocemos desde hace 30 años, porque las dos somos de la parte vieja, pero no teníamos relación. Sin embargo, hace un mes más o menos, después de que yo volviese de Londres, nos encontramos en una cafetería y le dije que me sonaba mucho, que de algo la conocía. Es poco tiempo, pero yo la quiero mucho”, comenta Pilar, mientras acompaña a Marisa al exterior del café Iruña, en dirección al kiosco de la plaza del Castillo. “Pero, ¿como lo has hecho? ¿Has llamado al periódico? ¡Eres la bomba!”, interrumpe Marisa saliendo de su trance. Pilar se ríe y la anima a subir las escaleras del kiosco mientras dice: “en la foto que salga ella, que es la protagonista”.
“Qué coincidencia... Justo aquí, en un Aberri Eguna que no paraba de llover, debuté con la orquesta Hexágono. Ese mismo día había una manifestación y, de repente, empezamos a oír un pum pum. Nos escondimos a esperar que pasara, pero, al final, tuvimos que suspender el concierto”, recuerda Marisa, algo más tranquila, mientras recorre la plaza con la mirada.
No obstante, la historia de amor de Marisa con la música comenzó muchos años antes de ese accidentado Aberri Eguna. Concretamente empezó en un armario empotrado de un bar regentado por sus tías. “En ese armario guardaban zapatos, combinaciones de esas de antes, las que estaban llenas de puntillas. Yo me metía dentro y me vestía con una combinación atada a la cintura con un cordón, unos zapatos de tacón viejos que me quedaban un kilómetro largos y salía cantando Mi burrita Catalina cuando más gente había en el bar. Tenía cinco años”, recuerda Marisa, que ahora tiene 56.
A esas actuaciones improvisadas les siguieron muchas más, como aquella que organizó Radio Requeté en el Mikael. “Cuando tenía seis años me presenté a un concurso que había organizado Radio Requeté, me llevé el primer premio, 200 pesetas, unas chuches y unos globos”, comenta Marisa, a quien al poco tiempo le compraron un acordeón con el que “en una hora aprendí a tocar una canción”. Al cumplir los 12 años ingresó en el grupo jotero Amigos del Arte, con quienes recorrió toda la Comunidad Foral. Pero fue una canción de Vicente Fernández la que hizo que Marisa descubriese su verdadera pasión, las rancheras. “Lo escuchaba y me quedaba con la boca abierta”, recuerda.
hexágono, euromusic... Con 20 años, Marisa se casó y tuvo que aparcar temporalmente su carrera musical, aunque nunca llegó a dejarla completamente. “En el trabajo hicieron una fiesta y me invitaron a cantar con el acordeón. También fue una orquesta, Hexágono, que cuando me oyeron vinieron a hablar conmigo y me dijeron dónde ensayaban y a ver si me quería unir a ellos. En ese momento yo no podía, pero cuando me separé, con 23 años, me fui a verlos. Cuando llegué, toqué la puerta y me dijeron; ¡Hombre, si eres la del acordeón!”, confiesa esta veterana cantante, que al final estuvo cuatro años con ellos. “De aquella época tengo muy buenos recuerdos de la gente y de la experiencia, aunque castigué mucho la garganta”, explica Marisa, que tuvo que ser operada de pólipos.
Durante los 14 años siguientes, esta gipuzkoana de nacimiento se entregó en cuerpo y alma a su gran pasión; la música. De 1987 a 1988 formó parte de la orquesta Euromusic, de 1988 a 1989 cantó con Samurai y de 1989 a 1990 Marisa volvió a cantar con sus compañeros de la orquesta Hexágono. En 1990, formó parte de un dúo mariachi, el Veracruz. “Esa fue la primera vez que formaba grupo con una mujer, hasta ese momento siempre había sido yo la única chica”. Luego, en 1996 empezó a cantar con La Sabrosa Pachanga, “con los que estuve cinco años antes de ir, en 1996, con la orquesta Oskia”, recuerda Marisa, que luego estuvo cantando con la orquesta Góspel.
Al llegar 2001, Marisa Iturbe volvió a dejar los escenarios por un motivo muy especial, tener un hijo. “Al tiempo, me llamaron del colegio de Arkaitz, mi hijo, para preguntarme si me apetecería amenizar una fiesta y me volvió a picar el gusanillo”, explica La Sonora Marisa, su nombre artístico, que desde 2007 canta en solitario y ameniza fiestas.
‘got talent’ La última aventura musical en la que se ha embarcado Marisa se llama Got Talent, un programa de televisión. “Cuando le dije a Pilar que me iba a Madrid, me dijo: ¡Voy contigo! Al final nos pasamos todo el viaje hablando de lo bien que nos llevamos para lo poco que nos conocemos”, explica Marisa, que, después de pasar dos castings, no logró pasar a la gran final.
“Estuvimos esperando un montón de rato en la cola, a 28 grados y Marisa con el vestido de mariachi”, comenta Pilar, a lo que ella apunta entre risas: “Esperar, esperé yo; Pilar estuvo hablando con unos y con otros en la cola”.