Pamplona - Era chófer de la villavesa, se cogió una excedencia después de dar a luz y cuando iba a volver no había sitio para ella. “Estuve 9 meses en la calle y entonces tuve que buscarme un plan B”. Maika Morales, chantreana de 44 años, siempre ha tenido buena mano para pintar, de hecho ya estudió dibujo en la Escuela de Artes y Oficios. A ella el talento y el arte le venían de serie, así que adquirir la técnica era cosa de echarle horas y hacer cursos. “Había nacido Eneko, mi tercer hijo (tiene, además, a Ander y Nahia), y con el embarazo comencé a darle vueltas al tema de las tripas de las futuras mamás -explica-. Yo soy mucho de abrazar, de tocar..., y la piel, las formas, me inspiran mucho”. Así comenzó a tomar cuerpo su proyecto de maquillaje corporal, ahora llamado Maikampanilla (para personas interesadas, maikampanilla.blogspot.com o 616 106600), que le ha convertido en una de las referencias por estos pagos en las técnicas del bodypainting, de tripas, pero también de caras y de cuerpos. Se le suele ver en mercadillos medievales pintando a superhéroes, hadas y animales, en las caras de los txikis, en fiestas de colegios, de barrios, haciendo demostraciones de técnicas de maquillaje corporal en vivo, en desfiles de modelos y revistas de peluquería, y ahora lleva meses trabajando el dibujo de los volantes de flamenca en piel. “Aprovechando el Flamenco On fire, se podría hacer un espectáculo de maquillaje en vivo... Yo pinto a la modelo, y, a la vez, suena la guitarra o actúa una bailaora....”. La sugerencia está ahí para que el Ayuntamiento tome nota. De hecho, ya hizo algo parecido en La Tabernika de la Rochapea. Juanjo Ojeta, ex guitarra de Txarrena, tocaba rock and roll, mientras ella pintaba un corpiño en vivo y en directo.

Se ha formado en el Stick Art Studio de Barcelona, y ha hecho cursos en Madrid de técnicas específicas de maquillaje corporal y body art. En los últimos tiempos, se está centrando además en la técnica del aerógrafo para piel, que aprendió de la mano de Reyes Valencia. “Esto no es solo dibujar bien y ya está. Te tienes que estar continuamente formando, y comprar los mejores materiales, sin tóxicos. Yo los traigo desde Reino Unido”. Lleva dos años participando en el Festival Actúa, decorando cuerpos en vivo en el paseo de Sarasate: “Uno era un gladiador, y otra una chica, como un hada del bosque. No era el típico cuerpo de una modelo, era más gordita, pero yo busco la diferencia... A todos los cuerpos se les puede sacar algo, quiero huir de los cánones de belleza que nos impone la moda”.

Rompiendo estereotipos, y buscando algo que decir con el arte: “Me pasa con las tripas de embarazadas. Sientes que el bebé está dentro, y eso me da mucha emoción”, dice y añade que “para mí es el lienzo más especial”. Antes de la sesión de pintatripas, o pintapanzas (como ella llama a su trabajo), Maika Morales queda con la pareja y les escucha, “los colores que les gustan, los motivos...”. Paisajes, animales, el árbol de la vida, y hasta la recreación de una ecografía son algunas de sus obras. Entre 80 y 150 euros puede costar la sesión de pintapanzas: “Colaboro con el fotógrafo Iñaki Vergara, y si ellos quieren, se les puede además hacer fotos”.

Porque los bebés, como los niños en general, son su debilidad: “Me gusta darles cariño, y ellos me cuentan... muchos niños quieren ser princesas, muchas niñas, piratas...”, explica en referencia al polémico autobús tránsfobo. Sus maquillajes, auténticas obras de arte, son efímeros, como la vida, y a ella eso le gusta: “Nos ayudan a ser cada día alguien diferente”. Ella, que ha ganado el juicio a TCC por su forzosa salida de las villavesas, espera volver pronto al volante, pero “nunca dejaré las pinturas”, advierte.