Olentzero, magia e ilusión en Pamplona
La llegada del carbonero abarrota las calles de la ciudadLa Pamplonesa lo recibió en la plaza Consistorial por segundo año consecutivo
pamplona - Las manecillas del reloj marcaban las 18.00 horas, una multitud que abarrotaba la calle Iturralde y Suit y dos txikis con un mensaje de Zorionak eta urte berri on señalaban que Olentzero y su séquito ya estaban en Pamplona. Pese al frío y la niebla, no solo los vecinos y vecinas de la capital navarra esperaban al carbonero. Xabier y Pablo se acercaron desde Zubiri para recibirlo. “Todos los años venimos a ver al Olentzero aquí. Mis abuelos viven en Pamplona y nos deja los regalos en su casa”, explicaba Xabier, de 8 años. Pablo, su hermano, de 5, deseaba nervioso recibir lo que había pedido, aunque no sabía si se había portado “muy bien” para que ocurriese.
Los txistularis y la txalaparta dejaban paso a los dantzaris de Oberena, que bailaban al ritmo de la fanfarre. Tras ellos, un carro lleno de caseros y caseras marcaban el camino para que más dantzaris, esta vez los de IruñaTaldea junto a la fanfarre de Muthiko Alaiak, animasen el desfile. El carro del castañero de San Ignacio, renovado, fue el único cambio en la kalejira de la comitiva. Cada año reparte más de 90 kilos de castañas entre el público.
Para Ane, de 6 años, los minutos se convirtieron en horas, pensando que el tiempo se había parado: “Papá, ¿y Olentzero dónde está? No viene”. “Llega enseguida y seguro que se ha acordado de tus regalos”, le tranquilizaban sus padres.
Por fin, y bajo la atenta mirada de los más pequeños, un Aurresku dio la bienvenida al carbonero, que salió orgulloso de la Escuela de Artes y Oficios. Egun Senti, las trikitixas de Leitza, los gaiteros Haizaldi, el coro Kristina Saralegi, y unos 235 animales acompañaron también a Olentzero en su visita a Pamplona.
Todo se desarrolló con normalidad y el momento cumbre del desfile de Olentzero se volvió a vivir en la plaza del Ayuntamiento con el recibimiento, por segundo año consecutivo, de La Pamplonesa y la imposición de un pañuelo con el escudo de Iruña por parte del alcalde de Pamplona, Joseba Asiron. “El año pasado me gustó mucho y hoy he vuelto. Creo es que uno de los momentos más bonitos”, señaló José Luis Ulibarri, vecino de San Juan que lleva “más de 30 años” sin fallar a la cita con el carbonero por las calles de Pamplona.