Justo hace 40 años. Los que acudieron lo recuerdan como el concierto más espectacular que ha habido en Pamplona en décadas, quizá siempre. Miguel Ríos llenó y puso boca abajo los tendidos, las gradas y andanadas de la Monumental. Miles de pamploneses y pamplonesas corearon el Bienvenidos en la noche del Rock & Ríos aquellos Sanfermines Txikitos de 1982, el viernes 24 de septiembre. Era, pues, obligado, que Miguel Ríos viniera a Pamplona a protagonizar su centenario. Y él rockero granadino así lo recibe, con la misma ilusión. Será este miércoles, en el festival organizado por la Casa de Misericordia, y ya no hay entradas.

¿Cómo ha recibido la invitación para estar en la Plaza de Toros de Pamplona en el festival de su centenario? Porque es una plaza especial para usted, ¿no?

-Estoy muy contento por la invitación que la Plaza de Toros me ha cursado. Por supuesto que este coso es un lugar muy importante en mi carrera y figurar en la memoria de su centenario es un honor. Celebrar las actuaciones que en ella he vivido me trae grandes recuerdos.

Actuó en Pamplona en esta Plaza de Toros en la gira del Rock & ríos, en septiembre de 1982. Fue una de las actuaciones memorables de la historia de esta plaza y de Navarra en general. Usted llevaba el pañuelo rojo al cuello. ¿Cómo la recuerda?

-Aquella gira fue una pasada y actuar en recintos tan principales como la Plaza de Toros de Pamplona, que está en el imaginario de este país y que todos conocen aunque nunca la hayan pisado, fue un gran paso para mi carrera. Nos ayudó a establecer el rock como la música hegemónica de aquellos años en que estrenábamos libertad. Lo recuerdo todo, el pañuelo rojo, el bullir de las peñas, el poderoso canto de las gargantas pamplonicas. ¡Una pasada! La anécdota es que me dijeron, creo recordar, que habíamos establecido un récord de asistencia.

Entrada al concierto en la plaza de toros, el 24 de septiembre de 1982. Redacción DNN

Fue tal éxito que al año siguiente usted volvió de nuevo, esta vez con Leño y Luz Casal. Fueron buenos años en su carrera, ¿no?

-Sí, al año siguiente en la gira de El Rock de una noche de verano, no podía faltar Pamplona. Ese año actuábamos preferentemente en campos de fútbol. Pero para mí, que la organizara la Plaza de Toros no tenía rival. Los cosos taurinos se convierten en anfiteatros en el momento que les colocas un escenario en el burladero. Pienso que es el espacio escénico ideal, porque el público está más cerca que en un campo de fútbol y su calor se nota más.

Ha visitado los Sanfermines en varias ocasiones. ¿Qué significa esta fiesta para usted?

-Llevo actuando en unos cuantos Sanfermines desde el año 68 cuando debuté en la piscina Larraina. He estado en muchos de los escenarios populares que se montan en las fiestas y me asombra la energía y el buen rollo que genera la ciudad. Si existe una liturgia cultural del riesgo, eso es San Fermín.

Su regreso a este coso es muy esperado en Pamplona, y de hecho ya se han agotado las entradas del viernes y el sábado. Según se ha anunciado, cantará el mítico tema 'Bienvenidos' y comentará anécdotas con su amigo Padilla. ¿Tiene alguna sorpresa preparada para el público pamplonés?

-Bueno, supongo que algo saldrá. Pero lo que yo espero es encontrarme el buen rollo de hace 40 años, que la peña coree mi canción para celebrar que estamos vivos, y para seguir aportando noches de emoción y cultura en un coso maravilloso. l

"Si existe una liturgia cultural del riesgo,

eso es San Fermín”