El alcalde de Pamplona Enrique Maya ya tiene asumido que no podrá sacar adelante el último presupuesto de la legislatura por falta de apoyos y que los 7 meses que restan hasta el final de su mandato no van a ser sencillos. 

La estrategia de tierra quemada que ha aplicado con los grupos de la oposición le ha dejado en una situación de extrema vulnerabilidad, aislado, cada vez más radical y con los puentes rotos con sus únicos socios posibles, los socialistas.

Maya sabe a ciencia cierta lo que le espera desde el viernes de la semana pasada. Fue una reunión breve, tras la celebración de la Junta de Portavoces donde se presentaron las mociones que se iban a debatir en el Pleno de este jueves.

Apenas un par de minutos de conversación en su despacho con la portavoz del grupo municipal socialista Maite Esporrín le bastaron para convencerse de que este año tampoco podrá disponer de un presupuesto aprobado.

Enrique Maya preguntó si había alguna posibilidad de repetir un acuerdo como el que le permitió aprobar el presupuesto de 2021, el único que ha sido capaz de sacar adelante en sus dos mandatos.

La portavoz socialista respondió que resultaba difícil confiar en un acuerdo dados los antecedentes, recordándole el incumplimiento de Yolanda Barcina en su último mandato en el Ayuntamiento (2007-2011) y el suyo en 2021.

 Al alcalde no le hizo falta nada más y consideró que dadas las circunstancias no tenía sentido mantener los contactos. Punto final a la conversación.

Cubrir el expediente

Más que buscar una aproximación real con los socialistas, la maniobra de Maya parece un intento de cubrir el expediente para poder presentarse como víctima de una mayoría progresista que no le permite sacar adelante sus proyectos.

La situación no es nueva, viene desde muy atrás, ya que en su primera etapa de alcalde (2011-2015) tampoco logró aprobar el presupuesto en toda la legislatura.

Tras pasar 4 años en la oposición, no comenzó mejor su segundo mandato. Al quedarse a un escaño de la mayoría absoluta encabezando la lista de la triple alianza UPN-PP-Cs, no logró aprobar el presupuesto en el primer año, pero sí lo consiguió al siguiente, gracias a un acuerdo con PSN a finales de 2020, en plena pandemia.

La ilusión que dijo sentir entonces el alcalde no le duró mucho tiempo, porque las desavenencias con los socialistas se hicieron evidentes desde muy pronto, con quejas sobre el grado de cumplimiento de las enmiendas que el PSN puso como condición para el pacto con Navarra Suma.

El acuerdo entre Maya y Esporrín saltó por los aires a mediados de 2021. El detonante fue la partida destinada a arreglar la pasarela, que el equipo de Gobierno mantuvo pese a que suponía incumplir el acuerdo, y el proyecto de reforma de Caídos, que Navarra Suma trató de sacar adelante por su cuenta.

Visitas guiadas al monumento de los Caidos. Patxi Cascante

La consecuencia fue que PSN se sumó a EH Bildu y Geroa Bai para rechazar el presupuesto de 2021, lo que supuso un inconveniente para el alcalde, pero no excesivamente grave al contar con la prórroga del presupuesto aprobado el año anterior, con un importe de 235,8 millones. 

Un pleno municipal de repercusión nacional

Los acuerdos entre Navarra Suma y PSN tuvieron un segundo capítulo en febrero de 2022, cuando los 5 votos socialistas permitieron a Maya aprobar una modificación presupuestaria de 27,6 millones de euros.

Fue una sesión de trascendencia nacional, ya que coincidió con la votación en el Congreso de la reforma laboral, donde el voto a favor de los diputados de UPN resultaba decisivo y condicionó a los socialistas de Pamplona para que apoyaran la citada modificación presupuestaria y retiraran la reprobación presentada contra el alcalde Maya por unos comentarios de tinte xenófobo sobre los menas.

Para cuando se supo que los diputados García-Adanero y Sayas habían incumplido lo pactado y habían votado en contra de la reforma laboral (finalmente fue aprobada por el error en la votación de un diputado del PP) Maya ya tenía los 27,6 millones y un panorama despejado en la tesorería para el resto de la legislatura, aunque no pudo evitar su reprobación.

Gracias a los fondos de recuperación procedentes de Europa, el presupuesto del Ayuntamiento ha seguido aumentado hasta alcanzar los 260 millones de euros, una cantidad muy por encima de las previsiones.

Adiós al proyecto estrella

Pese a ello, el equipo de Gobierno ha sido incapaz de sacar adelante proyectos de envergadura y su imposibilidad para buscar acuerdos con los grupos de la oposición incluso le llevó a tirar la toalla en su proyecto estrella de la legislatura: la reforma del paseo de Sarasate.

La Comisión de Urbanismo del Ayuntamiento de Pamplona visita el paseo de Sarasate para conocer el trabajo realizado en las catas de arbolado Oskar Montero

En el Pleno celebrado esta semana, el alcalde vio cómo las tres formaciones progresistas se apoyaban mutuamente en las enmiendas presentadas, una evidencia más de lo que le espera de cara a la votación del presupuesto para 2023.

Las previsiones que maneja el Ayuntamiento es presentar el anteproyecto presupuestario a final de este mes y que se someta a votación en el Pleno del 15 de diciembre.

Mirando a las elecciones del próximo año

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A partir de ahí, la vista estará puesta en los comicios de la próxima primavera. Como recordó el jueves el concejal de Geroa Bai Javier Leoz, la cuestión será entonces saber si la mayoría progresista que actualmente representa la corporación pamplonesa es capaz de articular una alternativa a la candidatura de Maya o de quien le sustituya si es que decide no repetir.

De lo contrario, como señaló Leoz, la vara de mando seguirá estando en la mano derecha. Mientras tanto, Navarra Suma tiene que observar cómo el Gobierno foral, año tras año, consigue aprobar los presupuestos a base de negociar. Sucedió con la presidencia de Uxue Barkos en la legislatura pasada y también en la actual con María Chivite, que acaba de lograr el cuarto presupuesto.