Hola personas, un domingo más con vosotros. Dejamos atrás una semana llena de celebraciones y patronazgos, la semana en la que Navarra y su capital Pamplona celebran sus días grandes: el 29 de noviembre y el 3 de diciembre, el primero San Saturnino y el segundo San Francisco Javier, casi nada, Pamplona y Navarra en vena.

Antiguamente el día de nuestro patrón local, el griego, el que vino a cristianar, el que fue torturado y muerto atado a un toro en Toulouse, el que tiene una gran iglesia gótica en el corazón de Pamplona, ya sabéis quién ¿no?, ese día, digo, yo solía participar, como ya he contado en algún otro ERP, en el rally fotográfico San Saturnino, organizado por la sección de fotografía del Anaitasuna. Era cita obligada de unos cuantos pamplonautas que nos juntábamos en un coche en el que, a modo de oráculo pamplonés, mi querido padre nos acompañaba. Los lugares a fotografiar nos eran dados en claves históricas, más o menos difíciles, y una vez resueltas las incógnitas nos poníamos manos a la obra para retratarlas lo más artísticamente posible, pasando una mañana agradable en la que siempre aprendías algo y en la que quizá, si había suerte, podías verte recompensado con algún premio. Hace años que no participo en esa actividad, pero la sigo de cerca porque mi amigo Antonio Álvarez sigue dale que te pego sin fallar ni un año y me mantiene al corriente de preguntas y respuestas.

Este año tampoco fui, pero al ver las pruebas me dije, lo voy a hacer, pero por mi cuenta. Y así ha sido, hoy viernes a la mañana me he liado la manta a la cabeza, he leído las preguntas, he hallado las respuestas, me he marcado un recorrido para poder hacerlo de forma circular y he desanclado una bici mágica, de esas que el ayuntamiento pone a nuestra disposición, para hacerlo más rápido y más cómodo. Ha sido divertido. Quien quiera ver el resultado puede entrar en mi página de Facebook, allí están las imágenes. Vamos a verlo.

Empecé por la prueba Nº 10, su enunciado decía: Planteada como solución a un considerable problema de tráfico tanto rodado como peatonal se construye en 1970 (fallo, fue en 1974) en el punto en el que confluyen tres barrios de la ciudad y varias calles principales. Solución: la plaza de los Fueros. Así que empecé a pedalear por la avenida de Galicia hasta llegar a la plaza en cuestión. Bajé por la rampa que lleva al túnel subterráneo y antes de salir al espacio abierto que forma la plaza realicé la foto solicitada aprovechando ese contraluz que ofrece la salida del oscuro pasadizo. Un par de viandantes dieron vida a la imagen.

Continué mi particular rallye y la siguiente fue la prueba Nº 5. En ella se pedía la foto de un elemento urbano, del siglo XIX, hecho en hierro fundido y de origen parisino. Es un surtidor de tres pltos con forma de concha que vagó por diferentes ubicaciones dentro de la ciudad hasta encontrar acomodo en un conocido parque. Solución: la fuente grande de la Taconera. Para llegar a ella rodé por el carril bici de la vuelta del castillo disfrutando de la fresca mañana y de tanto como se disfruta atravesando ese privilegio verde que tenemos tan a la mano. Al terminar atravesé Pio XII, y por Antoniutti llegué a la casita del conserje de Larraina, por ahí entré a la Taconera y en nada tenía la fuente frente a mí. Estaba sola, triste, apagada, no manaba agua de sus caños, arrumbada, está en la Taconera, eso es cierto, pero no está en la parte noble de la Taconera, donde ella estuvo tantos años hasta que llegó Gayarre con su megalómano monumento y la mandó a este extremo del parque. La fotografié dejándola en un segundo plano sobre unas hierbas protagonistas de la imagen, queriendo resaltar, aun más, el olvido del que es objeto.

Dejando a mi izquierda el campo de deportes de Larraina, salí a la Cuesta de la Reina y descendí a tumba abierta, pocas cosas tan placenteras para las personas humanas como una cuesta abajo en bicicleta, mi suerte cambió para subir hasta el Portal Nuevo en donde hice izquierda y volví a disfrutar de la pendiente para alcanzar mi tercer objetivo, la prueba Nº 1, la pista decía: de posible origen medieval y cuatro ojos, es el puente que tenéis que localizar, antiguamente los artesanos colgaban en él las pieles a secar. Solución: el puente de la Rotxapea, también llamado, oficiosamente, de curtidores. Puerta principal del viejo barrio hortelano, testigo de tantas proezas en el Arga y protagonista 7 días al año de una carrera oscura, trepidante, silenciosa cuando cada noche de San Fermín los toros lo atraviesan. Fotografié la barandilla del tajamar que con su vértice nos indica de dónde viene el agua, de dónde viene la vida.

Subí, no sin esfuerzo, la cuesta que los toros suben tras pasar el puente y llegué a la prueba Nº 2 que nos decía: Nos situamos sobre la batería baja del baluarte de Parma… La solución estaba en el enunciado, no cabía duda, nos pedían los recién restaurados corrales de Santo Domingo, donde los toros pasan su última noche, rincón de donde salen a repartir emoción, sustos, desafío, valor y triunfo. Las vallas del encierro están instaladas con carácter permanente y las aproveché para fotografiar madera y piedra, historia y fiesta, pasado y presente.

Seguí con mi juego y las calles Mercado y Aldapa me abrieron camino para llegar a la prueba nº 3 que daba la siguiente pista: Interesante ejemplo de arquitectura señorial barroca…perteneciente en origen al mayorazgo de Daoiz (en realidad perteneció al de Guendica)… La solución era fácil, se trata del Palacio del Marqués de Rozalejo. Me planté frente a él y vi con alegría que máquinas y hombres ya están haciendo su trabajo para arrancárselo de las garras a la de la guadaña que lo tenía fichado, parece ser que ha entrado en quirófano y que por fin lo van a devolver a la vida. Para que esto conste fotografié escombro, sinónimo de obra, el Guernica, recuerdo de su pasado reciente, y las dovelas del arco de medio punto que nos hablan de su historia. Para estar en sintonía con Picasso disparé en blanco y negro.

He llegado a la mitad del recorrido y casi he completado mis líneas, el resto de las pruebas solo las enumeraré, pero, insisto, las podéis ver en mi FB. Fueron estas: la maravillosa casa de la biblioteca en la plaza de San Francisco, la casa del Bahía en García Castañón, el montaje de las bicicletas estáticas de Carlos III, Sarasate en la Media Luna, y el recién inaugurado gesto que la ciudad ha tenido con Rosalía de Castro dedicándole plaza y monumento.

Todo lo recorrí, lo vi, lo disfruté y me lo llevé pa casa.

La semana que viene más.

Besos pa tos.