En el 47 de la calle más famosa del mundo, en apenas 58 metros cuadrados, viven ahora cientos de gigantes de 60 comparsas diferentes, de Pamplona, de Navarra y de otros muchos lugares. Rubén Platero, gigantero artesano, restaurador y creador de gigantes de goma les ha buscado acomodo a todos ellos en el local que fue Souvenirs Estafeta, la tienda de recuerdos más antigua de Pamplona y que en junio echó la persiana después de medio siglo de actividad (abrió en 1956). El comercio reabre este sábado y detrás del mostrador estará su mujer, Patricia Marqués, y dos chicas más.

Podría parecer que Rubén Platero anda bien de tiempo como para, además de su trabajo en el taller, abrir un comercio. Pero todo lo contrario: tiene encargos de gigantes hasta junio de 2024. “No paro, pero es que esta tienda se me puso a tiro y no podía dejarlo pasar”. Rubén Platero había suministrado sus gigantes a los dueños de Souvenirs Estafeta y, junto a su mujer Patricia además, había forjado una amistad con Eugenia Etxeberria y Ernesto Lareki, la pareja que llevaba el negocio hasta que se jubiló.

Lo explica él mismo: “Souvenirs Estafeta ha sido una tienda referente para mí como artesano y un punto de venta muy fuerte de gigantes”. Pero a Platero le unía algo más especial con el establecimiento: “Es el comercio de souvenirs más antiguo de Pamplona y siempre me ha parecido una tienda con solera. Y Eugenia y Ernesto querían que alguien les relevara”. Se animó y, de hecho, ha querido conservar la fachada casi intacta, con el letrero de Estafeta, 47. “El cartel se respeta tal cual y, luego, vamos a añadir un pequeño detalle con el nombre de Gigantes Platero y las caras de Caravinagre y Verrugas”. 

La casa de los gigantes

Rubén Platero, de 42 años y vecino de Arre, explica que el comercio va a mantener a la venta el artículo estrella para los turistas, el souvenir, y más cosas: “La txapela, las botas de las Tres ZZZ, los pañuelos bordados... y voy a tener también especialidades de mi pueblo, el ajo de Falces y las nueces, así como pacharán y miel autóctona”.

Pero si algo va a hacer gigante a su comercio van a ser precisamente las figuras de comparsa: “Mi idea es tener, además de los de Pamplona, gigantes de los barrios y de las comparsas de Navarra, y he contactado asimismo con distintos fabricantes para que me suministren los típicos de otras ciudades, de Bilbao, Barcelona, Soria, Valls....”. Sus gigantes de goma estarán a la venta a 35 euros la pareja, mientras que los de lugares como Barcelona salen a 35 la unidad. 

Rubén Platero, con su mujer, Patricia Marqués, que va a ser quien gestione el nuevo comercio. Javier Bergasa

En total, calcula que va a contar con unas “120 parejas diferentes de gigantes”. Y las que irán llegando, porque quiere convertirse en un punto de referencia en esta materia: “Será la tienda que más gigantes distintos tiene de toda Navarra, eso seguro, y una de las que más de todo el Estado”, augura.

¿Cómo empezó todo? Rubén Platero llegó al mundo de los gigantes por vocación. Portador en la Comparsa de Falces, su pueblo, hace 15 años comenzó a fabricarlos: “Primero hice en goma los de Falces”, dice, y luego fue todo seguido. “Hago cabezas de kilikis, gigantes y ahora restauro muchas figuras para la zona de la Ribera, País Vasco...”.

Tiene buena mano y es un virtuoso creando gigantes por encargo inspirados en personas, como aquel Labordeta que mandó a Borja el año pasado de regalo para un crío. Solo este año ha fabricado a tamaño real los de Fuego de Ordizia, Barakaldo, 4 para Falces, 4 para Funes, 2 para Beriáin y unos 25 kilikis. Estos, de los grandes, porque de goma se cuentan por miles. “Solo en el taller tendré unos 15.000. Parecen sencillos, pero la policromía (la lleva a fábrica) se hace a mano”.

Platero explica que los preferidos para el público pamplonés siguen siendo la pareja de reyes europeos y la de americanos. “Al año, venderé unas 1.200 parejas de cada”.

Ser artista de gigantes no es cosa cualquiera. “Me da para poder vivir, pero siempre tengo que estar dándole, no hay descenso”. Trabajando el barro, la fibra de vidrio y la resina, haciendo muy grande su arte. "¿Si habrá relevo?" De momento, sus hijos, Endika, de 12 años, y Anartz, de 10, sueñan con hacerse gigantes, "pero en el fútbol", bromea.

Decenas de gigantes se acomodan en las estantería del nuevo comercio.

Decenas de gigantes se acomodan en las estantería del nuevo comercio. Javier Bergasa