En el mercado no solo se encuentran productos de alimentación. Desde 1952, Torrens vende flores naturales y plantas para clientes particulares y empresas que se encargan de decorar eventos.

Somos la tercera generación. Empezó mi amatxi –Felisa Torrens–, continuó mi madre –Mari Carmen Del Río– y ahora estoy yo”, explica Ana Morrás, que lleva 15 años al frente de la Floristería Torrens, aunque desde siempre ha estado vinculada al negocio familiar.

“Si había trabajo, había trabajo. Había que venir a ayudar, como se hacía antiguamente. Desde jóvenes nos ha tocado echar una mano”, recuerda. 

Torres sobresale por disponer siempre flores de temporada –ahora es época de los tulipanes, astromelias o plantas de primavera y de calle como los geranios– y una amplia variedad de género que vende durante todo el año. “Supone un gran esfuerzo de contacto con proveedores. Además, todas las plantas y flores se manipulan a mano”, apunta. 

Torrens también cuenta con otras dos tiendas –las regentan los dos hermanos de Ana y están ubicadas en la calle Irunlarrea y avenida Bayona–, pero la floristería que más le gusta es la del II Ensanche, donde se fundó el negocio hace 72 años. “El mercado tiene un encanto especial. Es un sitio entrañable y cálido al que a la gente viene a comprar o simplemente a estar”, finaliza.