En la calle Sangüesa 41 casi todo es posible: viajar al pasado para evitar el accidente nuclear de Chernóbil, luchar contra una horda de horcos y trolls, rescatar a Santa Claus o convertir a tus amigos en peces o pompas de jabón.

“La gente que nunca se ha puesto estas gafas flipa porque es una experiencia muy inmersiva. Están en el alféizar de un edificio y sufren vértigo porque piensan que se van a caer. Creen, de verdad, que están dentro de otro mundo”, aseguran David Calle, Adrián López y Miguel París-Goñi, amigos y socios de RESET, el primer espacio de Navarra con escape rooms y juegos de aventura basados en la realidad virtual. “Entre los tres abarcamos mucho frikismo y, como estamos un poco locos, tiramos para adelante”, bromean. 

RESET se inauguró el 22 de marzo y ofrece juegos de shooter –tirador en inglés– parecidos a Fortnite: “La guerra”, resume David.

También existen modalidades familiares e infantiles –muñecos y temática similar a Looney Tunes o Toy Story– en las que los disparos no implican violencia.

“En Toy Story, eres un osito de peluche y unos soldados de plástico se quieren comer tus caramelos. La dificultad va aumentando y, en vez de soldaditos, salen tanques, un ovni o aviones de papel que sobrevuelan la zona”, detalla David. 

La segunda pata del proyecto son las escape rooms, que plantean a los jugadores diferentes situaciones –desactivar un misil, hacer frente a una invasión alienígena, encontrar a una amiga desaparecida o sobrevivir en una isla deshabitada del Pacífico tras un aterrizaje de emergencia– que deben resolver.

“Por ejemplo, tienen que encontrar una cámara de fotos, sacar una imagen y revelarla”, apuntan.

Para trasladarse al más allá, los jugadores se colocan un casco en la cabeza –lleva incorporado unas gafas de visionado 4K, micrófonos y auriculares– mientras en ambas manos sujetan dos mandos con los que se mueven en el mundo virtual.

“Cuando se pulsa el joystick, aparece una parábola verde en el suelo que indica a dónde vas”, explica Miguel.

Para distancias cortas, el jugador también puede andar en el mundo real y, como consecuencia, se desplaza en el virtual.

“Los primeros diez minutos realizamos un guiado tutorial para las personas que nunca se han adentrado en la realidad virtual, nunca han jugado en el ordenador ni han tocado una play station en su vida. Cogen el tranquillo enseguida. El otro día vino una señora de 84 años y le encantó”, indican. 

Sala “artesanal”

David, Adrián y Miguel han diseñado “artesanalmente” la sala de realidad virtual que tiene unos 200 metros cuadrados.

“Hemos abierto una hamburguesería propia en vez de un McDonalds. No hemos recurrido a ninguna franquicia, lo hemos hecho a nuestra manera”, destaca Miguel.

RESET ha contado con la ayuda de una empresa que les ha dado pautas para el correcto funcionamiento de la tecnología. 

La sala está dividida virtualmente en seis zonas de juego. “No hay paredes ni ningún elemento de separación. Si te sales de tu espacio –cuatro metros de largo por cuatro de ancho– salta el sistema guardián, una red blanca, y las gafas, que llevan incorporadas unas cámaras, te muestran el mundo real”, señalan. 

Al tratarse de una sala diáfana, RESET está desarrollando “un juego exclusivo” que se disfrutará en toda la superficie. “Con unas armas de airsoft, la gente se enfrentará a unas hordas de alienígenas que llegarán en una nave”, adelantan.

A futuro también quieren utilizar la realidad virtual con personas mayores o con discapacidad que no pueden viajar y enseñarles la Capilla Sixtina, la Torre Eiffel, las pirámides .. “O que paseen por la playa. La realidad virtual te lo permite”, finaliza David.