Es la primera entrevista que concede Marina Curiel desde que asumiera la dirección del grupo municipal socialista en noviembre del año pasado tras la salida de Elma Saiz y poco antes de conocerse el acuerdo con EH Bildu para la moción de censura en Pamplona. Tiene 40 años, dos hijos, es licenciada en Periodismo y está realizando en la actualidad un máster de Comunicación Política.

Hay que reconocer que ha tenido de todo menos un comienzo sencillo en su debut en la política activa.

Diría que ha sido intenso. No creo que haya sido difícil, porque he tenido mucho apoyo del partido, de mis compañeros y de mi familia, pero sí que ha sido muy mediático.

Cuando decidió formar parte de la lista del PSN en Pamplona, ¿llegó imaginarse lo que se podía encontrar?

No. Sabía que formar parte de este proyecto me iba a permitir aprender muchas cosas, que iba a cambiar totalmente de registro, pero no me podía imaginar muchas de las situaciones que he vivido, por supuesto que no.

¿Le cogió de sorpresa que la eligieran a usted, que iba de número 3, para liderar el grupo municipal del PSN tras el nombramiento de Elma Saiz como ministra?

Fue una decisión del partido que asumí como un reto y una responsabilidad para seguir con la línea de rigor que antes tuvieron Maite Esporrín o Elma Saiz y los que estuvieron antes.

¿Le costó mucho decidirse?

No.

Ha sido azafata de vuelo, periodista y ahora concejala, ¿dónde se pasa más vértigo?

He tenido algunos aterrizajes difíciles y complicados durante mis 11 años como azafata de vuelo, pero se pasa más vértigo en el Ayuntamiento de Pamplona (se ríe).

¿Qué pensó al saber que los votos de su formación iban a darle la Alcaldía a Joseba Asiron?

 Pensé que Pamplona necesitaba un cambio, que Cristina Ibarrola había tenido una oportunidad de oro para dirigir esta ciudad con consensos, porque estaba en minoría y necesitaba los acuerdos, pero que la había desaprovechado. Utilizó el cargo para su interés personal y Pamplona lo estaba pagando. Era necesario un cambio, se planteó la posibilidad de un acuerdo con EH Bildu para apoyar la moción de censura que ellos propusieron y el Partido Socialista dio ese paso hacia adelante para hacer posible el cambio en el gobierno municipal.

¿Qué balance de los cinco meses transcurridos desde la moción de censura?

Han sido muy exigentes. Desde el PSN estamos liderando la oposición de una forma transparente y firme y creo que para Pamplona y para los pamploneses, que es donde tenemos que poner el foco, han sido cinco meses positivos, viendo que la ciudad ha vuelto a avanzar, con proyectos que habían estaban paralizados y que por fin se han podido poner en marcha.  

Marina Curiel, portavoz del PSN. Javier Bergasa

Les han dicho de todo por respaldar la moción de censura contra Cristina Ibarrola y como al resto de compañeros les han llegado a señalar con nombres y apellidos. ¿Cómo ha llevado esta campaña de acoso permanente?

Lo que peor he llevado ha sido la mentira y la manipulación por parte de aquellos políticos que no han sabido asumir que una moción de censura es una herramienta democrática. Se puede entender el enfado inicial, pero no el insulto, la descalificación o los bulos. Ha sido duro ver cómo salían a las calles de Pamplona solo para insultarnos, porque detrás de los políticos hay personas y el Partido Socialista nunca ha insultado o ha señalado a nadie. Yo nunca he insultado a Cristina Ibarrola y ella sí lo ha hecho conmigo.

¿Cual ha sido su peor momento?

Fue después de la moción de censura, con motivo de la muerte de los dos guardia civiles en Barbate en una operación contra el narcotráfico. En el funeral que se celebró recibí insultos por parte de compañeros políticos de otros partidos. (Toma un poco de aire). Fue un momento muy duro, porque UPN nos había acusado de no estar de acuerdo con hacer un minuto de silencio y de no apoyar a la Guardia Civil, lo que era mentira. Fue una manipulación barriobajera.

¿Qué insulto le ha dolido más?

Es que nos han dicho de todo, traidores o escoria, y hasta que nos merecíamos ir al paredón, lo que ya me parece fuera de todo lo permitido, pero personalmente no lo he llevado muy mal. Nunca he entendido que se emplee el insulto para criticar una decisión política y mucho menos con los insultos tan directos que he recibido. Me preocupé mucho por lo que le pasara a mi familia, pero han sabido estar en su sitio y lo han sabido gestionar bien. Me han apoyado en todo desde el principio. 

Seguro que alguien le habrá dicho: ‘Marina, pero dónde te has metido’.

Sí, mi madre. Vive lejos y lo que le llega desde la distancia, entre tantas manipulaciones y mentiras, a veces se preocupa.   

“Nunca he entendido que se emplee el insulto; me preocupé mucho por lo que le pasara a mi familia”

¿Cual ha sido su mejor momento?

Tengo dos. Uno en Sanfermines, porque soy muy sanferminera y nunca me llegué a imaginar poder vivir los Sanfermines como concejala de Pamplona. Ha sido un honor y un recuerdo imborrable que agradeceré siempre a los ciudadanos por haberme dado esta oportunidad. Lo segundo ha sido ver que las inquietudes o sugerencias de vecinos y asociaciones son aprobadas por el Ayuntamiento y pienso que por estas cosas estamos aquí.   

¿En algún instante ha pensado esto no era para usted?

Nunca me he arrepentido de la decisión que adopté, porque cuando se me propuso y fue Elma (Saiz) quien lo hizo, no tuve ninguna duda porque quería acompañarla en esta experiencia. Sí he tenido vértigo, pero sólo a no estar a la altura de las circunstancias.

¿Habla a menudo con la actual ministra?

Sí, hablamos mucho y nos vemos mucho también.

Menudo sofocón se habría llevado con la carta del presidente Sánchez en la que decía que se estaba pensando dimitir.

Fue otro momento de vértigo político, pero creo que ha servido para iniciar una reflexión sobre el respeto en la política que no sé si otros están dispuestos a seguir. Más allá de la crítica y el debate que debe existir, parece que a la derecha sólo le interesa el barro, el barro y el barro pese a que los ciudadanos ya han dejado claro que están hartos de esta forma de entender la política. 

“Han sido cinco meses positivos, la ciudad vuelve a avanzar con proyectos que se han puesto en marcha”

¿Han mejorado las relaciones con los representantes de UPN, que después de la moción de censura fueron algo más que tensas?

Con algunos las relaciones son normales y fluidas, como con cualquier compañero de corporación, pero hay otros que les cuesta más o que directamente nos niegan el saludo.

¿La exalcaldesa se encuentra en este último grupo?

A día de hoy Cristina Ibarrola todavía no me saluda por los pasillos del Ayuntamiento.

¿Qué cara se le quedó al conocer que Enrique Maya y Cristina Ibarrola habían mantenido oculta una actualización de los valores catastrales desde marzo de 2021?

El asunto ya tenía un tufillo extraño porque UPN nos venía dando largas cada vez que preguntábamos por la ponencia de valoración, pero la verdad es que fue una sorpresa. Me sentí indignada, como concejala y como ciudadana de Pamplona, al ver cómo se habían perdido 30 millones de euros para las arcas municipales. UPN y PP, que entonces eran socios, nos mintieron porque tenían la actualización metida en un cajón. No lo dijimos nosotros, lo dijeron los propios técnicos de Tracasa que habían elaborado ese documento. Fue indignante.

Existe cierta preocupación por el efecto que tendrá en el aumento del pago de la contribución urbana después de 25 años sin tocarla. 

Habrá que ver el resultado de la nueva actualización que ha sido necesario hacer, pero más que subidas será un pago más equitativo. El equipo de Gobierno ha dicho que será algo escalonado y analizaremos los datos para que afecte lo menos posible a los pamploneses.