Los propietarios de la Casa de Curtidores desde 2014, la sociedad Lacaderio SL, podrán poner en marcha su proyecto de rehabilitación del edificio situado en la margen izquierda del río Arga, junto al puente del mismo nombre, en la Rochapea. El Ayuntamiento de Pamplona, a través del área de Gobierno Estratégico, Urbanismo y Vivienda, ha firmado ya la licencia de obras para la construcción de 6 viviendas (5 pisos y un dúplex), garajes y trasteros en el solar de 560 m2 ubicado en la bajada del Portal Nuevo, 6-8.
Se da así luz verde a un expediente que fue impulsado en 2015 por los tres propietarios, y que durante una década se ha visto envuelto en una maraña judicial que finalmente se desbloqueó a mediados del año pasado, cuando el Tribunal Superior de Justicia de Navarra (TSJN) dio la razón a la propiedad, frente a los argumentos del Ayuntamiento. Como se sabe, el Consistorio desistió finalmente de recurrir el fallo, por lo que la licencia era de facto de los promotores, si bien quedaba aún el último trámite, el permiso de obras, que ahora ve la luz.
La autorización, que está en trámite de notificación, por lo que la propiedad no ha recibido aún la comunicación oficial, concluye otorgar a Lacaderio SL licencia de actividad para rehabilitación de edificio de viviendas, garajes y trasteros en la calle Bajada del Portal Nuevo, 6-8, y señala que éstas deberán iniciarse en el plazo de seis meses contados a partir de la recepción de la notificación de la resolución y estar finalizadas en el plazo de 18 meses. Se recoge que la licencia se va a notificar, entre otros, al Servicio de Patrimonio Histórico del Gobierno de Navarra, dada su ubicación junto a la muralla, y la Confederación Hidrográfica del Ebro.
Los propietarios del inmueble prefirieron ayer no avanzar detalles, a la espera de recibir la licencia, ya que para ellos han pasado más de diez años desde que el Ayuntamiento de Pamplona aprobó una modificación del Plan General en 2014 para conservar la casa para usos residenciales, un trámite que contó con el informe favorable de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE).
En ruinas y okupado
Para entonces, el edificio ya se encontraba en estado de ruina, convertido en refugio ocasional para personas sin hogar y okupas, y con un destino incierto, hasta que tres emprendedores, Peio Amatriain, Ismael Cuadrado e Imanol Retegi (el primero de ellos llegó a vivir en la casa, que estuvo habitada hasta 2007), quisieron rehabilitar la vivienda, que ocupa un solar de 560 m2 y cuenta con 3 plantas, semisótano y planta baja. Primero propusieron construir un pequeño hotel y un restaurante aprovechando su privilegiada ubicación a orillas del río Arga, pero fue descartado y cambiaron al proyecto de viviendas.

Los problemas comenzaron pronto, en cuanto tramitaron la propuesta de rehabilitación y se encontraron con la inesperada oposición en 2020 de Ayuntamiento y la CHE, que inicialmente habían dado su consentimiento expreso. A partir de ahí, el expediente se ha visto inmerso en un laberinto administrativo y judicial que se desbloqueó el año pasado con una demoledora sentencia del TSJN, que establecía que los promotores tienen derecho a que se les “otorgue la licencia de obras”.
Ahora, el nuevo proyecto contribuirá a recuperar una de las zonas más emblemáticas de Pamplona, a los pies de la muralla y junto al Arga, lo que supondrá, a buen seguro, embellecer esa entrada a la ciudad ahora degradada.
Para enfermos de peste en el siglo XVI
La Casa de Curtidores aparece citada en el siglo XVI como lugar del gremio de los zapateros para el curtido de pieles a orillas del río Arga y llegó a acoger un centro de cuarentena para enfermos de peste en 1599.
Con los siglos, el edificio fue cambiando de propietarios y de usos, hasta que en la década de los 30 del siglo XX fue adquirido por la familia Amatriain-Abaurrea. Llegaron a residir a la vez hasta 8 familias, y dejó de estar habitada en 2007. La defunción definitiva del inmueble se produjo en 2012, cuando se incendió la cubierta y partes de la estructura.