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Vuelven a Iturrama los libros de texto de segunda mano

El sueco Johan Gustafsson retoma en Sancho el Fuerte con Booky el modelo nórdico de librería que ya impulsó hace una década en el barrio con Bolsabooks

Vuelven a Iturrama los libros de texto de segunda manoIban Aguinaga

De Bolsabooks a Booky y de la calle Esquíroz a Sancho el Fuerte. El sueco Johan Gustafsson, impulsor de un negocio que ofrece libros de texto usados, ha vuelto a la carga. Una segunda vida en Iturrama para la segunda vida de los libros. Tras el cierre el pasado año de Bolsabooks, regresa “una librería de barrio que piensa en las familias y en los libros que merecen otra vida. Booky es un proyecto con la misma esencia y distinto enfoque y más compromiso social”, defiende Gustafsson.

Durante más de una década, Bolsabooks “fue un lugar de encuentro para miles de familias navarras. En un pequeño local de la calle Esquíroz, los estudiantes encontraban libros de texto a precios justos, y las madres y padres veían cómo una mochila completa podía costar la mitad. Era una librería, sí, pero también un espacio donde se intercambiaban consejos, apuntes y novedades”, recuerda.

Detrás del mostrador, Gustafsson, librero sueco que llegó a Pamplona “enamorado de San Fermín, del barrio y de los libros usados”, importó a la capital navarra “el modelo nórdico de economía circular: Se trata de dar segundas vidas a los libros, facilitar el acceso al estudio y cuidar el planeta con pequeños gestos”. 

"Se trata de dar segundas vidas a los libros, facilitar el acceso al estudio y cuidar el planeta con pequeños gestos”

Pero la pandemia lo cambió todo. “Las universidades cerraron. Los estudiantes dejaron de usar libros físicos. La digitalización llegó sin pedir permiso, y Bolsabooks, como tantas otras pequeñas iniciativas con alma, no pudo seguir”. Cerró en marzo de 2024, con un cartel sencillo en la puerta y miles de historias detrás: “Fueron unos años duros y difíciles, el modelo de depósito de libro no era rentable”, reconoce.

Entonces “ni un solo libro quedó abandonado. Más de 5.000 ejemplares que no fueron recogidos por sus antiguos dueños fueron donados a distintas ONG, colegios e iniciativas sociales, dentro y fuera de Navarra. Al Colegio Público de San Adrián, por ejemplo, que perdió su biblioteca en una inundación. A orfanatos de Kenia, a centros de FP y ESO en Guinea Ecuatorial, y, a través de la organización pamplonesa Ayuda Contenedores, a comunidades educativas en Honduras y Guatemala. También se donaron libros de lectura al Banco de Libros de Tijulá, que los integra en proyectos sociales y culturales”.

El regreso

Pasó un año. Y en mayo de 2025, Johan volvió. Esta vez en el número 15 de Sancho el Fuerte, “con la misma idea y más ilusión. Booky mantiene la misma filosofía: reutilizar libros, ahorrar recursos y acompañar a quienes más lo necesitan”.

El espacio es pequeño, pero la acogida ha sido grande. “Personas del barrio ha vuelto a dejar libros que sus hijos ya no usan. Muchos estudiantes de pasan a mirar si por fin encuentran ese manual que les falta. El mostrador vuelve a estar lleno de preguntas, historias, libros que pasan de mano en mano. Estoy feliz”, dice. “Lo que más emociona es que la gente nos diga: os echábamos de menos”, cuenta Johan.

Booky, la tienda de libros de texto de segunda mano.

Una de las “novedades que más agradecen las familias es que Booky paga al momento por los libros que se entregan. Ya sean de Primaria, ESO, Bachillerato, FP, UNED o idiomas, los libros se valoran y se abonan en el acto, sin esperas ni consignas. Un ingreso que muchas veces llega justo cuando más falta hace. Y cuando el libro que alguien busca no está en stock, no se cierra la puerta: Booky ofrece también la posibilidad de encargarlo nuevo, a precios ajustados y sin grandes demoras, manteniendo la misma cercanía”.

Booky “no pretende competir con Amazon ni con las grandes cadenas. No tenemos millones en marketing ni escaparates espectaculares. Tenemos otra cosa: una red invisible de confianza. Familias que repiten. Estudiantes que recomiendan. Vecinos que valoran”.

Un modelo “sencillo”

Johan explica que el modelo de su tienda es “sencillo. Se compran libros usados, se revisan, se ponen a la venta con descuentos de hasta el 75%. También hay algo de material escolar y se aceptan encargos”. En el horizonte, tiene pensado habilitar una web para facilitar la búsqueda. “Pero lo importante no está en la tecnología, sino en el propósito: que nadie se quede sin libros por no poder pagarlos”, defiende.

Johan lo tiene claro: “Este no es un negocio cualquiera. Es un proyecto que responde a una necesidad social. Por eso, aunque el mercado cambie, siempre hay algo que hacer si se escucha al barrio”. Booky no ha llegado “para revolucionar nada. Solo queremos recuperar algo que se estaba perdiendo: la idea de que una librería puede ser un espacio de conversaciones, comunitario, un lugar donde aprendes a aprovechar las cosas”.