Pamplona no se calienta igual en todas partes. El cambio climático nos sitúa frente una nueva realidad: el diseño de las ciudades, su ubicación y el nivel de asfalto, de arbolado o de parques a su alrededor genera un nuevo ranking de bienestar ante las sucesivas olas de calor. Los barrios del centro de la ciudad sufren hasta nueve veces más noches tropicales que otras zonas del extrarradio como San Jorge o Rochapea. En verano, la Milagrosa tiene más problemas de temperatura nocturna que los Ensanches, a los que mejora en condiciones Rochapea y, a éste, San Juan. El calor sube del asfalto. Y si la casa no está bien aislada el problema se complica.

Los últimos estudios disponibles del Ayuntamiento y la Universidad Pública de Navarra (UPNA) confirman con datos lo que muchos vecinos intuían: los barrios del Primer y Segundo Ensanche concentran las noches más cálidas de la ciudad, con temperaturas nocturnas que pueden superar en hasta 9 grados a las registradas en las zonas del extrarradio.

Durante los meses de julio y agosto, las estaciones de medición desplegadas en distintos puntos de la capital navarra revelaron una diferencia sostenida entre el centro y la periferia. En pleno verano, la temperatura media nocturna en los Ensanches se situó entre 7 y 9 °C por encima de la "referencia rural" del campus de la UPNA. Por el contrario, barrios como San Jorge apenas superaron en un par de grados esa referencia, confirmándose como áreas más frescas.

La desigualdad térmica se hace aún más evidente si se analizan las noches tropicales —aquellas en las que la temperatura mínima no baja de los 20 °C—. Por ejemplo en 2022, las zonas céntricas acumularon hasta 18 noches tropicales frente a las dos registradas en algunos barrios periféricos. La diferencia, multiplicada por nueve, convierte al centro en un auténtico “horno nocturno” durante las olas de calor.

Los expertos señalan que este fenómeno, conocido como isla de calor urbana, se debe a una combinación de factores: mayor densidad edificatoria, abundancia de asfalto y hormigón, menor presencia de vegetación y calles que dificultan la ventilación nocturna. Todo ello provoca que el calor acumulado durante el día se libere lentamente por la noche, impidiendo que el termómetro baje.

En barrios como Milagrosa o partes de la Rochapea, aunque los valores no alcanzan los extremos de los Ensanches, también se registran temperaturas nocturnas elevadas, especialmente en episodios de calor extremo. Mientras tanto, San Jorge y otras áreas verdes y abiertas siguen siendo el refugio térmico para quienes buscan dormir sin el ventilador encendido.

El estudio ha servido como base para diseñar medidas de adaptación al cambio climático: desde aumentar la vegetación y la sombra en las calles más calurosas hasta replantear el diseño urbano para mejorar la ventilación natural. LEER MÁS

Navarra registra sus récords de calor en la última década, con 2022 como año histórico

Navarra ha experimentado en los últimos años un incremento notable de episodios de calor extremo, con 2022 y 2023 como protagonistas de algunas de las temperaturas más altas jamás registradas en la comunidad.

El récord corresponde a la estación de Irurita (Baztan), que alcanzó 43,4 °C el 18 de julio de 2022, cifra que se sitúa como la más elevada de la serie histórica. Muy cerca queda el aeropuerto de Pamplona–Noáin, que en agosto de 2023 llegó a 42,3 °C, superando su registro previo de 41,3 °C marcado el año anterior. En Bardenas se llegó a 42,7ºC.

Según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), cuatro de los siete días más calurosos de los últimos 50 años en Navarra ocurrieron en 2022. El 17 de julio de ese año se registró una media regional de 40 °C, solo una décima por debajo del récord de 7 de julio de 1982 (40,1 °C). Las olas de calor de junio y julio de 2022 dejaron valores extremos en gran parte del territorio, desde la Ribera hasta la Montaña.

En 2023, la capital navarra volvió a rozar cifras históricas: 40,6 °C en la estación manual de Pamplona, igualando el récord de 2012. Además, municipios como Tudela, Viana, Arróniz, Cáseda, Falces o Goizueta establecieron nuevas máximas y mínimas históricas, estas últimas asociadas a noches tropicales inusualmente persistentes. Los expertos advierten de que estas cifras, impensables hace apenas unas décadas, podrían repetirse e incluso superarse en los próximos veranos.