El Ayuntamiento de Pamplona ha recibido el 'visto bueno' para su plan de reconvertir el Monumento a los Caídos en un centro de interpretación de memoria histórica y denuncia del fascismo que llevará el nombre de Maravillas Lamberto. La modificación del catálogo municipal de protección, ya aprobada, ha recibido el informe favorable —y vinculante— de la institución Príncipe de Viana, lo que otorga vía libre al Consistorio para convocar el concurso de arquitectura.

El concejal Joxe Abaurrea subrayó la importancia del dictamen recibido: "Estamos haciendo labores de orfebrería jurídica, hemos afinado mucho y nos hemos esmerado en la redacción del informe. Está justificado", señaló.

Un marco de actuación delimitado

El informe establece con claridad los márgenes de intervención. El ganador del concurso sabrá de antemano qué zonas del edificio pueden modificarse y cuáles deberán conservarse. Según el Consistorio, la rebaja en el grado de protección “permite trabajar con cierta libertad, pero dentro de un terreno de juego acotado” por exigencias legales.

La principal novedad es la posibilidad de actuar en el cuerpo central del monumento, que incluye la planta noble a nivel de calle y el sótano. Este último alberga la cripta, las galerías vinculadas a la parroquia de Cristo Rey y la casa parroquial, situadas bajo las arquerías.

Qué se mantiene y qué se transforma

Aunque las pinturas murales de la cúpula deberán conservarse, el proyecto contempla cubrirlas con una lona. También se autoriza la intervención en toda la superficie del sótano —cripta, galerías, escaleras y arquerías laterales— y se abre la puerta a un “impacto delicado” en la cúpula, siempre sin eliminarla.

En el exterior, se prevén posibles transformaciones que podrían llegar incluso a una “ocultación parcial” del edificio, según explicó el Ayuntamiento.

Próximos pasos

Con la aprobación de Príncipe de Viana, el Consistorio tiene ahora el camino despejado para lanzar el concurso de ideas que definirá el futuro del Monumento a los Caídos. El proyecto ganador deberá equilibrar la memoria democrática con el respeto a los límites de conservación marcados, en este polémico edificio.

Nueva etapa

Desde su inauguración en 1952 como homenaje a los combatientes franquistas, el monumento, el segundo de exaltación más grande tras el de Cuelgamuros en Madrid, ha sido objeto de controversia social y política. El debate sobre su futuro se intensificó tras la llegada en 2015 de un gobierno municipal progresista (EH Bildu, Geroa Bai, Aranzadi e I-E), que planteó por primera vez su resignificación. Sin embargo, entre 2019 y 2023, con Navarra Suma al frente del Ayuntamiento, el proceso quedó prácticamente paralizado.

El regreso de un gobierno progresista en 2023 reactivó el proyecto. La apuesta es clara: resignificar el edificio y transformarlo en un espacio de memoria democrática.

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Uno de los principales escollos ha sido el grado de protección del inmueble. El Consistorio aprobó una modificación del catálogo municipal que rebaja la protección de algunos elementos —el cuerpo central, las arquerías y el sótano— para permitir un mayor margen de intervención.

La resignificación del Monumento a los Caídos ha sido objeto de continuos debates políticos. Para la izquierda, supone un paso en la reparación de la memoria histórica. Para los sectores conservadores, en cambio, el edificio debería preservarse en su estado actual o con intervenciones mínimas. Además, numerosas han sido las expresiones en la calle exigiendo su completo derribo. Con el camino despejado, el futuro del monumento dependerá del concurso de arquitectura, que marcará cómo se materializa una de las transformaciones urbanas y políticas más significativas de la ciudad en los últimos años.