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Reforestación en Pamplona: nuevos oasis verdes en Ezkaba y Mendebaldea

El proyecto de Ezkaba afecta a 42,96 hectáreas de propiedad municipal, de las que ardieron 18,45 en 2022, e incluye la plantación de 4.154 ejemplares

Reforestación en Pamplona: nuevos oasis verdes en Ezkaba y MendebaldeaArchivo

El Ayuntamiento de Pamplona va a destinar 514.413 euros para dos actuaciones que llevarán a absorber cientos de toneladas de dióxido de carbono producidas en la ciudad. Ya está en marcha el proceso de adjudicación del bosque urbano de absorción que se va a crear junto al aparcamiento disuasorio de la Biblioteca General de Navarra y la Ciudad de la Música, en el barrio de Ermitagaña-Mendebaldea, y se acaba de cerrar el plazo de licitación para el proyecto de repoblación forestal de las áreas afectadas por el incendio del monte Ezkaba de 2022.

Tanto la reforestación del perímetro quemado de Ezkaba como el bosque de Mendebaldea se registrarán como sumidero de carbono en el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico del Gobierno de España (MITECO). El carbono absorbido, según el proyecto, son 309,77 toneladas en Mendebaldea y 106 toneladas en Ezkaba. Esta compensación es complementaria a la disminución de emisiones, en la que el Ayuntamiento de Pamplona sigue trabajando.

Futuro bosque de Mendebaldea.

El primer proyecto consiste en la creación de un bosque autóctono mediante la reforestación de esa parcela municipal de carácter seminatural, actualmente sin uso específico y destinada a pastos, que se ubica al este del barrio en una plataforma elevada sobre la vega del río Arga, en el límite urbano, y ocupa una superficie de 22.671 metros cuadrados. Con un presupuesto de licitación de 351.503,78 euros, IVA incluido, tendrá un plazo de ejecución de 7 semanas. 

Este proyecto incluye, además de la plantación del bosque, tipo serie robledal pubescente y otras especies acompañantes, las actuaciones encaminadas a la mejora de recorridos peatonales y creación de zonas de observación de paisaje, y actuaciones de drenaje sostenible para la recogida de aguas pluviales de la futura cubierta fotovoltaica que cubrirá el aparcamiento municipal adyacente. Junto con ello, se adecuará una nueva zona de esparcimiento canino, vallada, iluminada y que contará una fuente de agua potable. 

Se van a crear dos tipos de masas forestales. Por una parte, bosques Miyawaki, con alta densidad de plantación, que permiten una cobertura más densa y crecimiento más rápido, mayor absorción de CO2 y mayor diversidad. El otro modelo de plantación sigue un patrón de densidad de unas 700 plantas por hectárea. En ambos casos se protegerán las plantaciones de entrada de perros y personas para minimizar daños por rotura. Se va a hacer instalación de bocas de riego para conectar mangueras y mejorar la supervivencia de la planta los primeros 5 años. Así mismo, se establece el protocolo de mantenimiento de la intervención, imprescindible para lograr el objetivo del proyecto.

Parcela verde donde irá el futuro bosque.

La actuación está definida por el ‘Proyecto de “bosque urbano autóctono de absorción de CO2” en Mendebaldea, Parcela 6-1298 de Pamplona’, elaborado por la empresa Atalaya Territorio SL y promovido por el área de Gobierno Estratégico, Urbanismo, Vivienda y Agenda 2030 del Ayuntamiento de Pamplona.

Esta actuación está enmarcada en la Estrategia de Transición Energética y Cambio Climático en tanto en la misma ya se acordó la acción de “Promocionar Mecanismos de Compensación de las Emisiones, Creación y registro de Proyectos de Absorción de Carbono”. Además, este proyecto toma como punto de partida la Acción Piloto 10 “Bosque de Absorción Conservatorio” del Plan de Infraestructura Verde y Azul y Drenaje Urbano Sostenible de Pamplona, integrado dentro del proyecto RUNA 2025. Cuando el bosque esté creado, se procederá a su registro oficial en el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) del Gobierno de España.

Mitigar el cambio climático

El bosque de absorción de CO2 actuará como sumidero de carbono en el ámbito urbano. Permitirá la absorción de gases de efecto invernadero (GEI) mediante las nuevas plantaciones introducidas, logrando un aumento del aporte de servicios ecosistémicos del espacio. La captura de carbono de la atmósfera contribuye a reducir el calentamiento global y mitigar el cambio climático. Es posible generar créditos de carbono para compensar la huella de carbono del propio Ayuntamiento. 

Además, el bosque ofrece otros servicios ecosistémicos adicionales, como la mejora del hábitat y recuperación de la biodiversidad; mejora en los servicios de regulación de la calidad del aire, del ciclo del agua, recarga del acuífero y disminución de escorrentías; mejora del uso recreativo y didáctico del espacio; y mejora paisajística del entorno. 

Ante la previsión de un escenario con más calor y sequía estival más prolongada en los años venideros, se deberán han elegido especies para las plantaciones adaptadas al clima de Pamplona y un clima más mediterráneo, más tolerantes al estrés hídrico y a eventos extremos, con el objetivo de diversificar la composición florística, mejorar la adaptación de las plantas y reducir riesgos de implantación. 

Por ello, en las plantaciones del proyecto se utilizarán algunas especies autóctonas de series de vegetación potencial diferentes a la que estrictamente correspondería al ámbito en la situación actual. Se amplía el cortejo del Robledal pubescente con especies de los quejigares ibéricos y encinares o carrascales castellano-cantábricos. También se incluyen otras especies como el almez, un árbol de carácter rústico, con buena tolerancia a la sequía.

Incendio de Ezkaba

El segundo proyecto para mitigar los efectos del cambio climático es la repoblación forestal de 42,96 hectáreas de titularidad municipal, en el monte Ezkaba. Estas parcelas, de carácter comunal y forestal, incluyen una zona de 18,45 hectáreas que ardió durante el incendio de 2022. El proyecto, licitado por importe de 162.908,80 euros, abarca toda la superficie, si bien la restauración no es necesaria en todas las áreas, y se plantarán 4.154 ejemplares de distintas especies, además de adecuar un espacio de uso recreativo para las personas visitantes.

El monte Ezkaba, arrasado por el incendioPatxi Cascante

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Con este proyecto se genera otro espacio más contra el cambio climático y por la mejora de la eficiencia energética, ya que Pamplona cuenta con el bosque autóctono de absorción de CO2 del polígono de Agustinos y el del límite entre Mendillorri y Aranguren, inscrito como Bosque Olímpico desde 2023. El proyecto de Ezkaba, además de compensar emisiones, supone un beneficio para recuperar el ecosistema forestal, incrementar la biodiversidad, regular el ciclo del agua, proteger el suelo frente a la erosión, la calidad del pasto y la prevención de incendios.

La repoblación forestal de las parcelas de Ezkaba se aborda en seis grandes capítulos, que incluyen la retirada de los pinos quemados, la realización de fajinas, la plantación, trabajos posteriores de refuerzo, la adecuación para uso público y para infraestructuras viales. En primer lugar, se procederá al apeo de los ejemplares quemados, seguido del desramado y troceado, y posterior saca hasta una planta de procesado de biomasa.

Posteriormente, se realizarán fajinas, para reducir la escorrentía de las laderas de mayor inclinación. En los espacios entre las fajinas se instalarán las hoyas de repoblación, donde se realizará la plantación, dividida por rodales. Las especies se eligen por su capacidad de regeneración natural y de hacer frente a la sequía, ante las previsiones de cambio climático. Así, se plantarán 4.154 ejemplares de la conífera autóctona de la zona, Pinus halepensis (pino carrasco o Alepo), una especie con buena capacidad de regeneración por semilla tras incendios forestales; otras frondosas resistentes, como Quercus ilex ballota (encina carrasca), Prunus spinosa (patxaran o espino) y Crataegus monogyna (espino albar o majuelo); además de especies arbóreas y arbustivas como el Quercus humilis (roble peloso), Quercus ilex ballota (carrasca), Acer monspessulanum y Acer campestre (arces), Sorbus domestica (pomo o serbal mediterráneo) y Sambucus nigra (saúco) y Cornus sanguínea (cornejo). La plantación se realizará en los meses de parada vegetativa, entre mediados de noviembre y mediados de febrero, cuando el suelo se encuentre en buenas condiciones de humedad. Tras la plantación, el proyecto incluye trabajos de refuerzo de la plantación en los próximos 5 años.

Especies con las que se repoblará Ezkaba tras el incendio de 2022.

Por último, se adecuará un espacio para uso público. En el monte Ezkaba, dentro del término municipal de Pamplona, existen unas masas de encina-carrasca que se repoblaron en su día sobre antiguos terrenos de vertedero y de relleno que han tenido buen desarrollo, conformando un espacio de gran interés como zona recreativa (zona sombreada). En esta zona, previa adecuación, se colocarán cuatro mesas de madera de tipo picnic, con bancos unidos, para facilitar el uso recreativo de los visitantes del monte Ezkaba.

Estas fases se complementan con la adecuación de las dos vías forestales del monte: la pista principal, de 1.171 metros lineales, y la pista secundaria, de 174 metros lineales. Se va a realizar la conservación y adecuación de sus condiciones de rodadura y desagüe. De esta manera, se solucionarían a medio plazo los problemas de baches y cárcavas en la pista, facilitando la circulación de vehículos de mantenimiento y la gestión de las aguas de escorrentía. 

Las líneas azules corresponden al total de la propiedad del Ayuntamiento de Pamplona en el monte Ezkaba. Las líneas verdes corresponden al contorno del área incendiada en 2022.

Plan de infraestructuras verdes y azules 

Los dos contratos se enmarcan en el Plan de infraestructuras verdes y azules y drenaje urbano sostenible. El plan IVyazul y DUS es uno de los proyectos priorizados en la dimensión Pamplona verde y comprometida por el clima de la Agenda Urbana 2030 y de la estrategia de transición energética y cambio climático. El plan analiza el estado actual de la infraestructura verde y azul, propone la ruta para conseguir una ciudad más adaptada a los eventos climáticos extremos, sobre todo de temperatura y gestión del espacio público verde, con criterios más naturales de conservación.