Soneto final
"A pesar de la muerte, estos varones con metal y relámpagos igualque los escudos, hacen retroceder a los cañones acobardados,temblorosos, mudos" escribía un Miguel Hernández dolorido. ETA,sin duda, ha impregnado de sangre más de medio siglo de nuestrahistoria. No quiero meter muchos muertos en estas líneas, nopor escrúpulos estéticos, sino porque a la hora en que escriboeste breve artículo, escucho emocionado por la televisión quetras la dolorosa e inacabable actividad terrorista, ETA anunciael cese definitivo de su actividad armada. Y supone, qué dudacabe, con todas las cautelas que sea preciso mantener, la mejornoticia que he podido recibir desde la consunción de la dictadurafranquista. Desde sus dos primeros asesinatos -allá por la décadade los sesenta, cuando todavía vivía en San Sebastián, mi ciudadnatal- la banda terrorista se ha inflacionado sola y contrasu propio pueblo. Y como era de esperar, al igual que toda barbarieque dura demasiado, ETA se ha ido deformando, desintegrando yha acabado finalmente por sucumbir ante la razón. En definitiva,la banda terrorista ha sido como una bomba de explosión retardadaque ha acabado por estallarle a ella misma.
Se veía venir, aunque algunas voces mezquinas y partidistas,de cuyas siglas no quiero acordarme, han intentado que este finaldeseado y deseable no llegara nunca. En cualquier caso, estosnefastos clamores de impronta preconstitucional se han ido haciendosistemáticamente astillas a sí mismos, hasta quedar fuera dela ética. Ahora, entre la gran confusión de cadáveres, secuestrados,extorsionados y mutilados, se abre una puerta a la esperanza,pero el mortífero desconcierto no debe llevarnos bajo ningunaconsideración al olvido de las víctimas, sino a que su dolory su sufrimiento se grave para siempre en nuestra memoria histórica.
Este acontecimiento supone sin duda una victoria de la democracia,de las gentes de paz y, en particular, representa una conquistade toda la sociedad vasca que mayoritariamente ha rechazado laviolencia y ha apostado sin ambages por la vía política, pacíficay democrática. No cabe duda que queda mucho trabajo por hacer,pero corresponde a la unidad sin fisuras de todas las fuerzasdemocráticas conducir este proceso de incipiente paz hacia sufinal definitivo. Démonos, por qué no, a la poesía y al sosiego,que es el cielo adonde van los que murieron sin sucumbir, puesde la muerte sólo se vuelve hecho paz y soneto.
* Médico-Psiquiatra.
Más en Política
-
Neniques Roldán, candidata oficialista, se impone con el 51% de los votos en las primarias de Podemos Navarra
-
Rebeldía rentable
-
Jueces y fiscales se concentran este sábado contra las reformas judiciales del Gobierno
-
Se Acabó La Fiesta, el partido de Alvise, no presenta sus cuentas y se queda sin subvención electoral