Las claves del sudoku catalán
El independentismo lo tiene todo a favor para revalidar su mayoría en el Parlament pero la excepcionalidad de la situación puede convertir a los comunes en los invitados estrella de la sesión constitutiva de hoy
La posibilidad de que los tres diputados electos en prisión y los cinco en Bélgica puedan delegar su voto, y la posición de los ocho diputados de Catalunya en Comú-Podem, son claves para la formación de la nueva Mesa del Parlament, donde los independentistas lo tienen todo a favor para revalidar su mayoría absoluta si los comunes no forjen una alianza in extremis con Ciudadanos o el PSC.
La mayoría, en juego
La merma del bloque independentista
La mayoría absoluta de 70 diputados independentistas podría verse reducida circunstancialmente a 62 en el caso extremo de que los tres electos en prisión -Oriol Junqueras, Jordi Sànchez y Joaquim Forn- y los cinco que permanecen en Bélgica -Carles Puigdemont, Clara Ponsatí, Lluís Puig, Antoni Comín y Meritxell Serret- no pudiesen delegar su voto.
La semana pasada, el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena denegó a Junqueras su traslado a una prisión de Catalunya y declaró su incapacidad, así como la de Forn y Sànchez, para participar en persona en las votaciones del Parlament, aunque abrió la puerta a que los tres presos soberanistas puedan delegar su voto.
Sin embargo, los letrados del Parlament hicieron público ayer un informe en el que señalan que el reglamento de la cámara no prevé la posibilidad de delegar el voto por no poder regresar del extranjero o por estar en prisión, aunque en este último caso abren la puerta a la interpretación que haga mañana la Mesa de Edad, en el día de la constitución del Parlament.
La Mesa de Edad
Una decisión clave: permitir el voto delegado
Tal y como establece el reglamento, antes de que sea elegida la nueva Mesa se constituye la llamada Mesa de Edad -formada por el diputado de más edad y los dos más jóvenes en el hemiciclo- para que presida la sesión constitutiva y regule sus votaciones, unas funciones que en general son simplemente funcionales. Sin embargo, en esta ocasión la Mesa de Edad tendrá la responsabilidad de decidir si acepta las peticiones de delegación de voto que puedan hacerles llegar desde JxCat y ERC para que sus ocho diputados en prisión o en Bélgica no se queden sin votar. Se da la circunstancia de que la Mesa de Edad que dirigirá hoy la sesión está formada íntegramente por diputados de ERC: el veterano exconseller Ernest Maragall y los jóvenes Gerard Gómez del Moral y Rut Ribas.
El factor desequilibrante
Los comunes, el grupo que puede decidir
Aun en el supuesto de que los ocho diputados electos ausentes no pudiesen delegar su voto, no parece que las fuerzas independentistas vean peligrar la presidencia del Parlament, a menos que se produjera una inesperada triangulación en la que los comunes presentaran a un candidato y los partidos constitucionalistas lo apoyaran en bloque. La elección de los siete miembros de la Mesa se desarrolla en tres fases, en las que los diputados se levantan para depositar su voto en una urna para elegir primero la presidencia de la cámara, a continuación las dos vicepresidencias y, por último, las cuatro secretarías. En la primera votación, sale elegido presidente el candidato que obtiene la mayoría absoluta -al menos 68 votos- y, si nadie suma los apoyos suficientes, se repite la votación y vence el nombre que aglutina más sufragios.
Los 62 votos que como mínimo sumarán JxCat, ERC y la CUP -sin contar los ocho que no podrán estar en el hemiciclo- serán más que los 57 que podrían acumular Ciudadanos, el PSC y el PPC en torno a un candidato alternativo. Sólo si los tres partidos constitucionalistas se pusieran de acuerdo con los comunes podrían alcanzar los 65 votos, pero Inés Arrimadas ya ha puntualizado que el único candidato no soberanista que aritméticamente podría ser elegido presidente de la Mesa es el de Ciudadanos, y Catalunya en Comú-Podem ha dicho que no prestará sus votos para apoyar un nombre propuesto por otro grupo.
JxCat, ERC y la CUP se han comprometido a apoyar a un mismo candidato, que tomará el relevo de Carme Forcadell, que ha decidido no repetir dado el proceso judicial que deberá afrontar en los próximos meses.
Preeminencia independentista
Blindaje de los candidatos soberanistas
Tras la elección de la presidencia del Parlament, será el turno de escoger las dos vicepresidencias por el mismo procedimiento de llamar a cada diputado a depositar en una urna la papeleta con el nombre de un candidato. Los dos que obtengan mayor número de apoyos serán designados para el cargo, lo que hace prever que, si la presidencia recae en ERC, una de las vicepresidencias será para JxCat y otra para Ciudadanos. Finalmente se procederá a elegir a los cuatro secretarios de la Mesa, entre los cuatro nombres que obtengan mayor número de apoyos.
Para garantizarse la mayoría absoluta en la Mesa, los independentistas deben asegurar que dos de las secretarías serán para ellos: una para JxCat y otra para ERC, a menos que acuerden ceder uno de los puestos a la CUP.
En el supuesto de una denegación de la delegación de voto, JxCat, ERC y la CUP deberían dividir sus 62 votos -sin contar los ocho ausentes- entre dos candidatos, 31 para cada uno.
Simplemente eso ya blindaría la elección de candidatos independentistas para dos de las cuatro secretarías, ya que el resto de grupos, aun poniéndose todos de acuerdo, como mucho podrían concentrar sus votos en otros dos candidatos -para ocupar las dos secretarías restantes- pero sin desbancar a los dos apoyados por JxCat, ERC y la CUP.
La incógnita
Apuesta por Puigdemont pero con plan B
Más allá de la elección de la Mesa, sigue en el aire la investidura del nuevo presidente de la Generalitat, que deberá tener lugar como muy tarde el 31 de enero. La apuesta de JxCat es investir a Puigdemont aunque no esté presente en el hemiciclo, lo que obligaría a la nueva Mesa a forzar las costuras del reglamento de la Cámara para permitir ese formato.
En su último informe, los letrados del Parlament rechazan la posibilidad de que Puigdemont pueda ser investido de forma telemática o delegada desde Bélgica y dejan claro que la investidura debe ser con participación “directa y personal” del candidato.
En las filas de JxCat, por ahora, nadie quiere contemplar una alternativa a Puigdemont, aunque en privado algunas voces no descartan activar como último recurso un plan B -pese a su delicada situación judicial, Jordi Turull, Josep Rull y Jordi Sànchez podrían dar un paso al frente como solución de emergencia- o incluso advierten de que no investir a Puigdemont como president no implicaría necesariamente que no estuviese en el nuevo Govern, con un cargo con peso. - D.N.
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