- Fernando de la Hucha observa una perspectiva socialdemócrata en el borrador de los Presupuestos, frente a dos elementos de incertidumbre, el primero, la evolución de la pandemia, y el segundo, el papel de las comunidades autónomas en un Estado descentralizado y con contrapesos ideológicos.

¿Estos Presupuestos pueden generar expectativas demasiado altas?

-Probablemente sí. Quizás sea un Presupuesto demasiado optimista, y además un poco sesgado porque han metido los fondos europeos, que evidentemente sirven para financiar gasto público, pero a la hora de hacer comparaciones con los de 2018, los últimos aprobados, puede quedar ese sesgo.

¿Son una prueba de fuego sobre la eficacia de la receta socialdemócrata como colchón social de la crisis?

-A diferencia de cuando entró el Gobierno de Rajoy en 2011, se afronta el Presupuesto desde una perspectiva socialdemócrata. Tampoco vamos a decir que es muy de izquierdas. Pero hay un aumento del gasto público sobre todo en sectores esenciales como sanidad, educación y en general en servicios sociales. Hay un incremento del 70% en protección social. El problema es que Sanidad está transferida a las comunidades autónomas, con lo que habrá que ver lo que las autonomías hacen crecer su presupuesto en esta materia para afrontar los riesgos de la pandemia.

Se pueden generar desigualdades entre comunidades dependiendo de la ideología de cada Gobierno.

-Evidentemente. Sobre todo en materia de sanidad, habrá diferencias entre las comunidades autónomas por ellas buscadas. Es legítimo que quien ocupe el poder quiera implantar su programa.

Con el segundo brote de la pandemia, ¿toca contemplar el escenario socioeconómico más pesimista?

-Están calculando un escenario más o menos realista. Por ejemplo, los ingresos tributarios, parece que van a crecer solo 1.800 millones en 2021. La recesión aparte de afectar al gasto público, que tiene que ser expansivo, va a condicionar los ingresos porque no sabemos cómo se van a comportar. Hasta septiembre han caído menos que el PIB, pero no sabemos si se va a mantener esa tendencia.

¿Qué le parece la subida de impuestos a determinadas rentas o patrimonios?

-Son medidas muy suaves. Por ejemplo en el impuesto sobre el Patrimonio va a depender de las comunidades autónomas. Si Madrid sigue con una bonificación del 100%, me da lo mismo lo que diga el Estado. En cuanto al impuesto sobre la renta, afecta al 0.17% de los contribuyentes, con rentas superiores a 300.000 euros o con rentas de capital superiores a 200.000. La recaudación cuantificada es de 1.800 millones en 2021 y 2.200 millones en 2022, es decir, se podía haber hecho una reforma de más calado. Piensan que el sistema fiscal es injusto, regresivo y decimonónico, y que cuando pase esta situación de emergencia llegará un sistema tributario nuevo. Bueno, llevamos escuchando esto desde 1978.

¿Esa frase de que aquí no se va a dejar se puede volver en contra del Gobierno?

-Quizá si despierta unas expectativas muy favorables para todo el mundo se pueda correr ese riesgo. Por ejemplo, una medida que todavía no se ha puesto en marcha en toda su extensión por problemas técnico burocráticos es el Ingreso Mínimo Vital, que calcula unos 3.000 millones de euros y 850.000 beneficiados. Vamos a ver si eso se puede sostener y si otras medidas, como los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo se van a poder mantener más allá del 30 de diciembre.

Los PGE se solapan con el proceso presupuestario en Navarra.

-Suspendida la regla de gasto, Navarra ha pactado también el endeudamiento público, así que puede hacer un presupuesto interesante.