Neus Tomàs (Lleida, 1973), observa más huellas de José María Aznar que de Mariano Rajoy en el actual PP, a pesar de que el primero dejó la Moncloa hace 17 años y el segundo hace tres.

Rajoy llega a la presidencia y enseguida llegó su autoenmienda, por ejemplo con una subida del IVA. Una cosa eran las promesas y otra los compromisos.

-Las servidumbres o las órdenes que llegan de obligado cumplimiento de Europa ya se vieron en la legislatura anterior, con Zapatero y el cambio de esa Constitución que no se puede tocar, de una manera rápida y casi por la puerta de atrás. Mariano Rajoy ya sabía un poco qué es lo que le tocaba lidiar desde el punto de vista económico. En un balance de su gestión estaría la reforma laboral, que realmente a quien más perjudicaba, como vimos después, era a los más precarios, multiplicando la temporalidad y dificultando el acceso laboral a los que más difícil lo tenían. Por lo tanto, más allá de que Europa obligase a tomar medidas y encorsetase muchas de ellas, también creo que Rajoy, como pasa en todos los gobiernos, puso la ideología propia. Lo vimos en dicha reforma, como en la educativa, en la 'ley mordaza' o en otras.

A pesar de ello, se vislumbró que para un sector desatado de la derecha, Rajoy se quedó corto y fue timorato.

-Una de las frases de Rajoy que creo que mejor define su gestión pública pero también la del partido es cuando dijo que a veces lo mejor es no tomar decisiones y eso en sí es una decisión. A mí por ejemplo me tocó cubrir el Congreso de Valencia en 2008 que iba de superar la etapa del aznarismo, pero una parte de la vieja guardia, como Esperanza Aguirre, ninguneó mucho a Rajoy. Y él aun así, decidió aguantar sus desplantes y el estilo diría casi zafio del aznarismo, y acabó exhibiendo su propio poder dentro del partido, ya sin Aguirre y sin algunos barones propios de Aznar. Por otra parte, Mariano Rajoy cayó por dos cosas, por la corrupción, pero también porque en su concepción de España no hizo nada y se enquistó el conflicto catalán, y pasó algo inédito, que una moción de censura prosperase. Y un Rajoy desconcertado, como se vio ese día de la moción, cayó cuando él no esperaba caer.

En general, pesó mucho más su rol conservador que el reformista.

-Aplicó la no toma de decisiones de una manera tan extrema que fue un error. El tema catalán es el más evidente, porque había pistas suficientes de que no era un suflé, había gente próxima y no próxima que se lo había dicho, además tenía la experiencia del 9-N, y aun así su opción fue la peor, la de no hacer nada y dejar que eso se fuese pudriendo, al final para una respuesta que fue también la peor, la de llevar a la Policía y no entender que se trata de un conflicto político, problema que creo que tuvo él y tiene la derecha, y como tal tiene que canalizarse. Luego cada uno tendrá su solución y creo que no hay una única, pero él no entendió la dimensión del problema, y al no entenderla, y aplicar su plantilla de no hacer nada, lo complicó todavía más.

Ahora tanto Casado como Díaz Ayuso parecen dos ases en la manga de Aznar.

-En septiembre, cuando el PP hizo su convención en Sevilla, Aznar actuó ahí como padrino de la fiesta explicándole a Casado qué tiene que hacer. Por ejemplo, bajar impuestos y dar la batalla cultural, que es la que les desgasta más respecto a Vox, y por lo tanto comprando alguno de los discursos de Vox. El torno y algunos argumentos de Casado se parecen mucho más a los de Aznar que a los de Rajoy. Por ejemplo el discurso que ha comprado el PP de Casado sobre Latinoamérica, una de las grandes obsesiones de Aznar, reinventando la historia . Y me sorprende casi generacionalmente de Casado respecto a los temas de memoria histórica, que se nieguen con tanta beligerancia a ver qué se hizo mal, un sello muy aznarista, seguramente más que marianista.