- Una vez más, el Parlamento de Navarra vivió una situación rocambolesca a la hora de votar. Ocurrió este jueves tras el debate de la moción de apoyo a la nueva reforma laboral por iniciativa del PSN, que salió adelante con 14 exiguos votos -los de los socialistas y los de los otros dos partidos dentro del Gobierno del Estado: Podemos e I-E- por 9 votos en contra y 12 abstenciones, más las 15 incomparecencias de UPN.

Navarra Suma, formada por UPN, PP y Ciudadanos, se partió una vez más hasta el punto de que el PP votó en contra junto con EH Bildu; los tres parlamentarios de Cs se abstuvieron, como los de Geroa Bai; y UPN optó por no votar, algo muy inusual. Los quince parlamentarios de Esparza no apretaron el voton de , ni del no, ni siquiera de la abstención, pendientes de la negociación sobre el nuevo texto de la reforma laboral que está en ebullición en Madrid, con Sánchez necesitado de todos los apoyos.

Que UPN no quisiera participar fue indicativo del cálculo partidista que están haciendo Sayas y Adanero en el Congreso, y al mismo tiempo demuestra hasta qué punto llega el desnorte y la improvisación en una plataforma en la que cada uno de sus miembros optó por un posicionamiento totalmente diferente. Al menos, en esta ocasión, Esparza fue honesto y admitió que decidirán su posicionamiento cuando se aclare el debate en el Congreso.

Por parte de Geroa Bai, María Solana consideró que la reforma propuesta tiene cosas positivas, como abordar los abusos de la contratación temporal. Arantxa Izurdiaga, de EH Bildu, reconoció “algún aspecto positivo”, pero insuficientes en una reforma que mantiene el abaratamiento del despido, razón por la que votaron en contra.

En nombre de Podemos, el parlamentario Mikel Buil consideró que “sería de tontos no coger estas ventajas después de tantos años perdiendo como clase trabajadora”.

Marisa de Simón, portavoz de I-E, apuntó que la nueva reforma “incluye elementos positivos pero no garantiza aún la estabilidad en el empleo”, momento en el que consideró que la posición del PSN es “complaciente”.

Por su parte, el PSN defendió con Ramón Alzórriz que el nuevo texto ataja lo fundamental: el desempleo y la precariedad.