Arantxa Tirado (Barcelona, 1978) es doctora en Relaciones Internacionales y una voz conocida para los oyentes de Julia en la onda, en Onda Cero.

De nuevo otra crisis que se solapa, ahora una guerra. Se acumulan las cargas.

-Se acumulan las cargas y las crisis, o en un análisis histórico, quizás estamos en una misma crisis que se expresa de diferentes maneras. El capitalismo es un sistema con crisis constantes. Lo que estamos viendo ahora no es lo mismo que la crisis de la pandemia, lógicamente, que se sumó a una crisis económica que ya se preveía, pero podemos analizar el capitalismo como un sistema que tiene en sí una serie de desigualdades, y en el plano político internacional un determinado orden geopolítico donde las potencias se disputan recursos, además menguantes. La guerra ha sido históricamente una manera de superar fases de crisis económica. Podemos poner piezas en el puzle y entender que quizás no todo está tan separado, hasta que no superemos la lógica de funcionamiento de este sistema, que implica el choque de intereses contrapuestos.

Veníamos de un relato por la recuperación con una apuesta esta vez más de tipo keynesiano. Esto rompe ese horizonte.

-Sí, parecía que íbamos a salir de la crisis de la pandemia de manera diferente. Pero esta irrupción de la guerra en Ucrania ha puesto otra vez de nuevo sobre la mesa las prioridades esenciales para mantener este sistema, que no pasan por salvar, en términos simples, a los pueblos o a la gente, sino salvar los grandes negocios, y por disputas geopolíticas mucho más amplias.

Quedarse de brazos cruzados también parece una injusticia con la población ucraniana. Se lo acoto a la cuestión de las sanciones.

-Yo me pregunto si estas medidas están dirigidas a salvar a la población civil ucraniana o a salvar los negocios de las élites occidentales frente a los negocios de Rusia. Tengo mis dudas.

Si no hubiera ninguna respuesta, hablaríamos de inacción.

-Está claro que la Unión Europea tiene que reaccionar, pero está por un lado poniendo sanciones y a la vez diciendo que va a comprar el gas ruso. El tema planteado de bloquear las transacciones en Swift parece que tiene sus excepciones, porque hay diferentes intereses también dentro de la Unión Europea. Se puede tener un discurso de cara a la galería, aparentemente de beligerancia, pero en la práctica hay negocios que van a seguir fluyendo.

Volviendo a las afecciones económicas derivadas de la guerra dos años después de la pandemia. ¿Cómo las ve?

-La población va a pagar esta guerra, como ha pagado la pandemia. Siempre los sectores y los países más vulnerables son los que acaban pagando todo. Ya lo hemos visto con las declaraciones de Borrell, pidiendo que se asuman responsabilidades individuales, que no digo que no tengan que asumir las poblaciones, pero por decisiones que a veces las poblaciones no han tomado. ¿Quién ha votado ir a esta guerra?

Como en 2020 estamos en un escenario incierto.

-Hay un elemento importante. No es que Europa no haya padecido esto. Europa ha padecido guerra y ha hecho la guerra en el siglo pasado, no hace tanto tiempo. Pero volvemos a darnos cuenta de que a lo mejor lo que vive el resto del mundo también nos puede tocar a nosotros, puede llegar a nuestra puerta. Pensábamos que esos tiempos habían pasado, y no solo por la pandemia, que fue un golpe brutal para mucha gente, sino una inestabilidad: ¿Qué va a pasar cuando la gente no pueda pagar las facturas? Hay elementos políticos que pueden usarse para regular precios e intervenir en los mercados. Y se está dando por hecho que esto es una calamidad o que viene solamente por causa de la guerra.