Recta final de la entrevista a Jordi Sànchez para hablar de su estancia en prisión y su salida de esta, con el trasfondo humano tras una vivencia así.

Su causa y la de Jordi Cuixart tuvieron el apoyo público de Amnistía Internacional.

-Es la primera o segunda vez después de la Transición en el Estado español, si la memoria no me falla, que Amnistía Internacional interviene para reivindicar la libertad en este caso de dos personas que estábamos cumpliendo condena preventiva y posteriormente tras la sentencia. Pone en evidencia que en 2017, a ojos de muchos organismos internacionales, en el Estado español se vulneraron derechos humanos y políticos. Tenemos también el posicionamiento de los grupos de trabajo de Naciones Unidas contra detenciones arbitrarias, que pidieron mi libertad en un par de ocasiones, y a los que España desoyó. Cuando los tribunales europeos, vean nuestra causa, ya presentados los recursos en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, estoy convencido de que van a revisar a favor de mis tesis . Este proceso ha sido absolutamente injusto. Con ese espionaje masivo y de otras tantas cosas que no conocemos, se puede entender mejor la determinación del Estado de poner en riesgo derechos y libertades para defender lo que ellos creen que es el bien más preciado, la unidad de España.

¿Cómo es la vuelta a la libertad de movimientos después de una experiencia que se presume muy dura en prisión?

-Es de una enorme intensidad, y donde he tomado conciencia de lo que me han quitado. De todo lo que me han robado a mí, a mis hijos, a mi pareja, a mis amigos y a mis padres. Puedo apreciar el valor de una conversación, de ir a tomar una cerveza, de dar un paseo, o simplemente, de no estar sujeto a unas limitaciones horarias que no distinguían entre el día de Navidad o cualquier otro día. Es en lo más sencillo, a pesar de que suene a tópico, donde reside el valor de la libertad. El sistema lo que busca es anularte como persona. Cerca de cuatro años en prisión son muchos, pero también me he dado cuenta de lo difícil que debe ser para tantas otras personas que están cumpliendo condena, y que no tienen la suerte de contar con un entorno familiar estructurado ni un apoyo social como el que he tenido. No es fácil recuperar tu propia libertad después de tanto tiempo donde te han anulado como persona.