Hay una idea extendida en la política: el último año de las legislaturas es de transición. Se ve la fecha de las elecciones muy cerca y, en general, lo que no se ha hecho hasta entonces es difícil ponerlo en marcha.

Lo que pasa es que ninguna legislatura había empezado con una pandemia que ha tenido al mundo parado dos años y le había seguido una guerra con consecuencias sociales y económicas brutales. En circunstancias normales, los partidos estarían tomando posiciones y confeccionando las listas. Pero teniendo en cuenta cómo han transcurrido los últimos tres años, los grupos del Parlamento que sustentan al Gobierno, pero también los de oposición, encaran el último año de la legislatura con el objetivo de tratar de aprovechar al máximo el periodo de sesiones y zanjar, antes de 2023, algunos hitos políticos -entre leyes pendientes y traspasos, por ejemplo- que marcarán el siguiente periodo de sesiones.

Los grupos que forman parte del Gobierno -PSN, Geroa Bai y Podemos- creen que hay que aprovechar que este va a ser el primer curso completo en el que la pandemia va a dar algo de tregua para acometer todo lo que se tuvo que posponer a principio de 2020; enmarcan dentro de la madurez democrática los encontronazos de las últimas semanas; y subrayan que al electorado de sensibilidad progresista y de izquierdas, que es mayoría en Navarra, hay que seducirlo con propuestas útiles, no con mantras, y que será precisamente el grado de cumplimiento de objetivos lo que determine si la fórmula tiene futuro -incluso si alguno de los actores, como Podemos, sigue en el Ejecutivo-. EH Bildu, uno de los actores más importantes de la legislatura -ha permitido aprobar todos los presupuestos de Chivite-, lamenta que a la política navarra “se le hayan ido tres años”, y cree que el bloque progresista tiene que hacerse fuerte y evitar las confrontaciones que le dan aire a una derecha que podría estar totalmente aislada.

Es algo similar a lo que opina I-E, que desde sus apoyos puntuales cree que es tiempo de seguir trabajando y de ofrecer garantías al electorado que, advierte, no caerá en la trampa de conformarse con votar a la alternativa de la derecha.

En el lado opuesto se sitúa Navarra Suma. La coalición de derechas asegura que este año va a seguir trabajando del mismo modo: critica directamente a Chivite, cuyo liderazgo ve nulo; y da por muerta la coalición de Gobierno.

EL HORIZONTE DE LA DERECHA

Lo que pasa es que no parece que la derecha tenga un horizonte mejor. La propia presidenta Chivite abrió el sábado el largo año preelectoral dejando claro que es “o una presidencia de UPN o una presidencia socialista” con la actual mayoría, por la que apostó la secretaria general del PSN. La derecha lo tiene complicado porque necesita crecer en escaños -ahora tiene 20- en un contexto complicado: la coalición Navarra Suma puede que no repita porque UPN quiere acordar con el PSN como sea, y la presencia de Cs y PP le dificultan esa opción. Pero al mismo tiempo, necesita todos los votos posibles. Y la posibilidad de que Vox entre en el próximo Parlamento foral está más cerca que en 2019, con lo que el panorama todavía se complicará mucho más.

No quieren pensar en tanto los portavoces, que fueron preguntados por este periódico. Ramón Alzórriz, portavoz del PSN, considera que han sido tres años “muy complicados” y que por eso este último año hay que aprovechar y seguir con la agenda: “Los ciudadanos se merecen cuatro años de actividad, no tres”. El portavoz socialista insiste en que hay que pensar a largo y centrarse en lo importante: cree que los encontronazos con Geroa Bai durante las últimas semanas no han sido graves. “Somos un Gobierno de coalición y esto hay que normalizarlo, porque somos partidos diferentes”, apunta. A su juicio, si se hiciera un balance global se vería que las discrepancias “han sido mínimas” y la ciudadanía valora más “lo que les une” que lo que les separa. Y hay otra reflexión interesante: a pesar de los choques, PSN y Geroa Bai son los dos principales partidos que representan políticamente a “una mayoría social de izquierdas que está en la calle”, que está “consolidada” y que les dice “que este Gobierno ha llegado para quedarse”.

MADUREZ DEMOCRÁTICA

Es obvio que existen discrepancias. Son públicas. Pero, de alguna manera, desde Geroa Bai también se coincide en que esta fórmula de Gobierno merece ser tenida en cuenta. “Yo diría que no es solo una alternativa a la derecha, sino que es una alternativa al régimen que ha estado durante 40 años”, señala Uxue Barkos. La portavoz de Geroa Bai insiste en que ha sido importante que este Ejecutivo “haya dado continuidad, con otro reparto de fuerzas, a la mayoría de progreso que echó a andar en 2015” bajo su Gobierno.

Ya de por sí, eso ha sido positivo. Pero hay cosas mejorables, y no son los encontronazos. “Los desencuentros son normales y tienen que afrontarse con madurez democrática”, considera Barkos, que cree que Geroa Bai ha hecho lo que tenía que hacer cuando surgía una discrepancia: hacerla pública. Los debes están en otra parte. “Creo que este año tiene que reafirmarse el autogobierno, el Ejecutivo tiene que reivindicar una posición totalmente a favor del autogobierno”, porque “ha faltado pulso”. Precisamente, para evitar el previsible enconamiento de las posturas que siempre trae aparejada la cita electoral, Barkos aboga por “dejar el protagonismo al Gobierno, que tenga tiempo y pueda hacer cosas alejadas de la urgencia social que ha marcado toda la legislatura” primero la pandemia y ahora la guerra.

Precisamente, la pandemia favoreció a una “piña” política que ahora se ha disgregado, cree Mikel Buil, portavoz de Podemos. Por eso, asegura que ellos llamarán a la unidad y a “seguir trabajando”. Hay, fundamentalmente, dos motivos. El Gobierno no ha tenido todo el tiempo que hubiese querido para desarrollar su agenda, y es importante que al término de la legislatura se hayan conseguido cuantos más objetivos del acuerdo programático, mejor. Buil cree que hay que ser exigentes y asegura que ellos mismos evaluarán la continuidad de Podemos en el Gobierno si no se logran objetivos marcados. “Nuestros socios se entienden muy bien en materia social y económica, ahí donde nosotros tenemos más diferencias”, cree, así que espera que PSN y Geroa Bai “no caigan en las bajas pasiones” de las últimas semanas. Si ellos tiran cada uno por un lado en disputas, Podemos “marcará perfil propio”. Pero Buil cree que esa no es la idea, porque de lo que se trata es de sacar adelante el acuerdo que se firmó en 2019.

LOS SEIS ESCAÑOS

Y luego hay otra razón: “La derecha y la ultraderecha están a cuatro, cinco, seis escaños”. Esto es así. “Lo que pasa es que a la ciudadanía no le podemos decir: vótame para que no vengan estos. No. Tienes que darle la agenda progresista y de recuperación de derechos por la que nos votaron”. Es una postura madura, y en cierto modo crítica.

Pero no puede ser de otra manera para otro de los apoyos del Ejecutivo. Marisa de Simón, de I-E, lo ve bastante similar en ese sentido. “Necesitamos ilusionar, proponer, trabajar en las políticas que necesita la ciudadanía. Y las disputas entre PSN y Geroa Bai no lo ponen fácil”. De Simón aventura un final de legislatura “complicado” y “si no se reconduce esta situación llegaremos en un escenario de incertidumbre que no nos va a venir bien”. Por eso, aboga por remitirse al acuerdo y hacerlo desde una perspectiva de unidad, la misma que reclama al espacio de izquierda transformadora, que no puede quedarse en eslóganes. “Necesitamos propuestas, programa, no sirve con coger formaciones separadas y juntarlas”.

AIRE INNECESARIO

Y desde la oposición, EH Bildu ve con “cierta preocupación” que este año el ambiente se corrompa entre la izquierda. “Esas discrepancias permiten a la derecha meter baza, a río revuelto ganancia de pescadores”, recuerda, algo que cobra todavía más sentido teniendo en cuenta que en el Parlamento la izquierda tiene mayoría de sobra para desarrollar su agenda. Por eso, y para evitar que el último año degenere en una deriva, Bakartxo Ruiz asegura que exigirán “el cumplimiento de los acuerdos con el Gobierno” para que “las discrepancias no bloqueen la agenda pactada”.