Hace dos meses la periodista Olga Rodríguez habló en Pamplona de la dificultad de informarse. “Estar bien informado es una militancia, porque es muy difícil. Hay que leer todo lo que se pueda, porque cualquier persona si lee diferentes medios, puede ir extrayendo conclusiones y viendo por dónde van algunas cosas”. Ahora ahonda en la situación del periodismo y en particular, denuncia la situación del periodista Pablo González, detenido en Polonia desde el pasado 28 de febrero.

Sobre la situación del consumo informativo actual: hay gente que ni lee ni contrasta, y critica a todos los medios.

–Estamos en la época del desengaño. Si en prime time nos hablan como si fuéremos estúpidos, provoca muchísimo rechazo. El periodismo tiene que entonar un mea culpa. Señalar más a aquello que se disfraza de periodismo y no lo es, porque si no, nos va a hundir el oficio, pues provoca incredulidad, desengaño y desafección. Ocurre cuando se dice que todos los políticos son iguales. Hombre no, alguna gente decente habrá. Esto es igual, hay periodistas que se esfuerzan, hacen un trabajo excelente, luchan contra presiones e imposiciones que vienen desde el poder, y contra las fake news. Esta es la época del ruido, cada vez hay más canales, plataformas y redes sociales, y algo que en principio democráticamente podría ser positivo no lo es, porque todo se queda en la superficie. En el reduccionismo, la simplificación y la tergiversación. Desde el ruido podemos volvernos estúpidos, tal y como algunos se empeñan en colocarnos. Si tú hablas a tu hijo como si fuera estúpido, probablemente te salga estúpido. Si le hablas como inteligente, será inteligente. Esto es lo mismo. Internet tiene muchas ventajas y muchísimos inconvenientes. Estamos enfrentándonos a niveles de propaganda enormes, también desde los medios que no informan bien. Pero siempre ha habido un mal y un buen periodismo.

Pablo González supera los 250 días encerrado en Polonia con mucho silencio ambiental. 

–Es un retroceso para nuestros derechos fundamentales y todavía no nos hemos dado cuenta. Creo que teníamos más claras las líneas rojas de nuestra profesión hace veinte años. Su arresto y que siga allí ante tan poca movilización debe preocuparnos. Va a afectar al periodismo, al que cada vez se le ponen más límites y más impunidad contra la libertad de información, que ya no existe como tal. Las leyes mordaza marcan un antes y un después. Lo sucedido en los últimos meses es otro paso más hacia ese estrangulamiento de esa libertad. No podemos dar ni un paso atrás, hay sectores que deberían ser más conscientes de lo que simboliza este caso. Nadie puede estar así.