Segundo y último tramo de entrevista a Pedro Blanco, para hablar principalmente de la posición de Navarra en la opinión pública madrileña y del vínculo de este periodista con sus raíces tudelanas y navarras. 

¿Qué imagen de Navarra observa en Madrid? Habrá evolucionado en 26 años. 

–Siempre he dicho que Navarra tenía una suerte en nuestra forma de comportarnos, de hacer política o de ser navarros, que llamábamos poco la atención. Y eso nos permitía hacer avanzar e ir construyendo un modelo en algunas cosas reconocido. En cuanto a la discusión nacional, nos sacó del foco en el que han estado otras comunidades. Y sin embargo, eso ha tenido un efecto perverso, en general la gente no nos conoce. De Navarra y de los navarros se sabe poco, y en algunos casos se habla desde el prejuicio: Estos privilegiados, como los vascos, claro, así, cualquiera tiene una comunidad rica, una sanidad buena o unas carreteras mejor conservadas. Creo que desde ese desconocimiento y prejuicio se ha ido construyendo una imagen de una comunidad que en general, esta es mi experiencia, interesa poco fuera de las fronteras de Navarra.  

De vez en cuando aparecemos sobre la distorsión o la polémica. La última, a costa de manipular la transferencia de tráfico.

–Resulta agotador tener que explicar a la gente que eso que les cuentan desde algunos de estos medios que pervierten el periodismo, no es verdad, es un bulo, una manipulación de la realidad. Que esa transferencia, no voy a contar nada a los lectores de Diario de Noticias que no sepan, se ha venido reclamando siempre por los diferentes Gobiernos y partidos en el Gobierno de la derecha y de la izquierda. Esta es la parte mala de haber sido una comunidad digamos discreta, con la que se puede manipular fácilmente la realidad porque la gente no tiene referencias para verificar lo que se les cuenta. Llevo 26 años fuera de Navarra, pero mi vínculo con mi comunidad, mi tierra, mi familia y mi ciudad, Tudela, no ha desaparecido nunca. Cuando oigo ciertos discursos de representantes políticos navarros en el Congreso, me veo a veces en la obligación de decir a la gente de mi entorno: oigan, eso no es toda Navarra. No se equivoquen. Esa forma de expresarse, de describir la realidad, esa manera a veces extrema de hacer política, no representa a toda Navarra. En ocasiones los he visto con auténtico espanto. 

Ejerce con orgullo de tudelano. 

–Hace muchos años decidí que mientras tuviera altavoces y estuviera justificado, iba a intentar hablar de mi pueblo todo lo que pudiera y todo lo bien que pudiera. Yo soy muy muy tudelano. No he dejado de tener vínculo con la ciudad, he acudido cada ocasión que me lo han pedido, mantengo el vínculo con el festival de cine, soy Tudelano Ausente, he colaborado todo lo que he podido con la Orden del Volatín, las jornadas de la verdura... Yo allí donde he ido he ejercido de tudelano. Mi ciudad no es mejor que otras, las verduras son buenas, sí, pero también las hay buenas en otros puntos de España. ¿Tudela es bonita? Sí, pero hay otras ciudades bonitas en Navarra y en el resto de España. Pero es mi ciudad, le guardo un cariño íntimo y no lo voy a dejar de tener nunca.

En la Cadena Ser tiene compañeros como Aimar Bretos o José Luis Sastre. ¿La competencia motiva?

–Sí, siempre. Yo creo que es el momento de la gente que está en esa franja de edad, como la de los compañeros que menciona y otros. Yo me siento un privilegiado. Cuando estudiaba comunicación audiovisual en Pamplona, nunca imaginé que iba a presentar el Hoy por Hoy. Jamás. Para mí haber presentado este programa u Hora 25, haber sido su subdirector con Carlos Llamas, es un privilegio que justifica ya todo lo que he vivido y me quede por vivir en mi carrera profesional. Yo ahora estoy en un momento vital distinto, tengo dos bebés, y tengo claras mis prioridades. Y quiero dedicar mucho tiempo a mi familia, y quizá es el momento de que el tiempo en la radio quede en manos de la gente que viene empujando muy fuerte.