Todo proceso de negociación es en definitiva un equilibrio de fuerzas. Pero también de confianza. Sin confianza es difícil construir una relación estable, mucho menos de Gobierno y de largo plazo. Y ahora mismo no hay confianza en la nueva mayoría de Gobierno de Navarra. O más bien entre el PSN y Geroa Bai, que encaran una negociación política que todo el mundo da por hecha pero en la que asoman muchos de los recelos acumulados estos cuatro años, y que las conversaciones de estos últimos días, lejos de apaciguar, están incrementando.
El detonante esta vez ha sido la reunión que ayer por la tarde había convocado la candidata a la presidencia, María Chivite, con Geroa Bai y Contigo Zurekin. Era la primera cita a tres y, formalmente, el inicio de las negociaciones del nuevo Gobierno. Pero ha propiciado la primera crisis interna, que los socialistas trataron de relativizar ayer pero que evidencia que algo no va bien.
Porque a la cita no acudió Geroa Bai, que acusó a los socialistas de convocar la reunión de forma “unilateral” y “sabiendo”que no iban a ir para intentar presionarles. Había prevista previamente un reunión a dos entre PSN y Geroa Bai para principios de esta semana que Chivite decidió desconvocar para dar paso a una negociación programática con Contigo Zurekin, que ya había mostrado su malestar por haber quedado fuera del acuerdo sobre la presidencia del Parlamento. Y eso para Geroa Bai supone “cambiar las reglas sobre la marcha” en beneficio de los “propios intereses políticos” del PSN. “No se pueden imponer las reglas de negociación. Si queremos avanzar es necesario un mínimo de lealtad y de confianza”, reclama.
Lo hizo en una comparecencia de urgencia tras el plante a la convocatoria del PSN. María Solana explicó que en hasta tres ocasiones –una a Chivite y dos a Ramón Alzorriz el mismo martes– habían comunicado que no acudirían a la cita si previamente no se “clarificaban” algunas cuestiones pendientes.Y pese a ello, los socialistas citaron a los medios con normalidad. Alzórriz incluso aseguró que desconocía que Geroa Bai no fuera a acudir ni los motivos de su ausencia, lo que a juicio de Solana supone “faltar a la verdad”.
Equilibrio de fuerzas
Acompañada por el también parlamentario Pablo Azcona, la parlamentaria dejó constar el malestar de su grupo con las formas con las que el PSN está planteando la negociación. De entrada porque tanto en público como en privado da por hecho que los siete escaños de Geroa Bai apoyarán la investidura de Chivite –los socialistas se refieren de forma habitual a los 21 escaños de la mayoría progresista–. Pero sobre todo porque está dirigiendo con los ritmos y las formas que más interesan al PSN. Y no se acaban de fiar.
La pasada legislatura, con un reparto de escaños 11-9, los socialistas tuvieron 8 de las 13 consejerías y la presidencia. Una mayoría en el Consejo de Gobierno que aprovecharon a su favor para “imponer el rodillo”, en palabras de Geroa Bai. Y ahora que el reparto ha sido 11-7, los socialistas afirman, también en público como en privado, que quieren “más peso” en el futuro Gobierno foral.
Así que Geroa Bai quiere “clarificar” antes de nada “qué papel va a jugar cada partido en el Gobierno”. “Queremos saber cuál es el papel del PSN para que tenga la presidencia y cuál el de Geroa Bai como socio prioritario”, reclamó ayer Solana, que recuerda que los siete escaños de Geroa Bai siguen siendo igual de importantes que la pasada legislatura. Sin sus votos, subrayó, no hay investidura de Chivite posible.
Se trata, en definitiva, de garantizar unos mínimos de representación institucional sin los que Geroa Bai no quiere avanzar en una negociación que el PSN pueda rentabilizar a su favor por la vía de los hechos. Unos “mimbres mínimos”, a juicio de Geroa Bai, si se quiere garantizar “un Gobierno estable, sólido y basado en la confianza”. “Pedimos un poco de seriedad. La confianza ha quedado debilitada porque el PSN ha roto la palabra dada”, denunció Solana.