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Arranca la 11ª legislatura

Un Parlamento de Navarra para no perder la compostura

Navarra respira un clima político que contrasta con el emergente en otros lugares. Este viernes se puso de manifiesto

Un Parlamento de Navarra para no perder la composturaJavier Bergasa

Fue un viernes de reeestreno parlamentario. De calma antes de la tormenta municipal. Una mañana de rituales de estreno de legislatura, de reencuentros y parabienes varios. El guion esta vez ya venía escrito, al contrario que en la sesión constitutiva de hace 4 años. No hubo sorpresas y Hualde revalidó en el cargo, y la mesa volvió a ser plural, con impronta de la mayoría progresista. Primera pantalla superada, en víspera de la constitución de los ayuntamientos. En 2019 la conformación de los consistorios fue previa a la de la mesa del Parlamento. Esta vez ha sido al revés, 

El clima preponderante fue de distensión. En el hemiciclo, en el atrio de la Cámara y en la repleta tribuna de invitados hubo un ambiente sosegado y por muchos momentos afable, más allá de la mera cortesía o decoro parlamentario. También se vieron caras serias porque el panorama tiene elementos espinosos. No era sin embargo un día para rotular más de la cuenta las tiranteces y desavenencias que han hecho mella estos días entre Geroa Bai y el PSN. Sí, dada la concurrencia de medios, para explicarlas a micrófono abierto o cerrado, pero cuidándose por ambas partes de abonar un excesivo pesimismo. 

Tras el sonoro desencuentro del miércoles, el PSN , como había anunciado, apoyó la reelección de Hualde. Pero el núcleo de la discrepancia se mantiene intacto en sus dos versiones. En Radio Euskadi Alzórriz presumió de musculatura: “Los resultados electorales marcan un Partido Socialista más fuerte dentro de la coalición”. Acto seguido Solana advirtió sobre una tentación del PSN de “querer acapararlo todo”. La experiencia de 4 años de Gobierno ha dejado rayajos y alguna abolladura entre los socios mayoritarios. Lo que no se avance en las semanas inminentes quedará empantanado, hasta después de la campaña de las Generales.

Ni siquiera la frustrada alcaldía progresista en Iruña envenenó el ambiente en la sesión. Ayer se dejaron ver en el Parlamento Joseba Asiron, Elma Saiz, Koldo Martínez y Cristina Ibarrola. El PSN trató de sacudirse la presión. Alzórriz dijo que los socialistas apoyarían en Pamplona un Gobierno de Koldo Martínez con EH Bildu. Araiz dejó claro que esa opción es inexistente. EH Bildu no se tragará ese sable, pero el resultado es que Ibarrola será alcaldesa. UPN tiene motivos para sentirse satisfecho, por más que su alcaldía en Pamplona, en clara minoría, tenga una digestión pesada. 

CONTRASTE

El arranque de la legislatura puso de manifiesto que existe un clima dominante en la política navarra que contrasta con el contexto reaccionario emergente en otras partes del Estado. Navarra tiene mayoritariamente claro el valor de preservar la convivencia, y dentro de desavenencias, carencias y problemas que fragilizan los entendimientos, aún impera un sentido preponderante de lo deseable, alejado de la marejada ultra. Es verdad que Vox ha entrado por primera vez en el Parlamento, pero el contraste con la Comunidad Valenciana resulta abismal. 

Sin embargo, ayer en los pasillos era perceptible el temor en la izquierda por si la experiencia progresista en el Estado termina el 23-J, y lo que ello arrastraría. Se desprende preocupación y una cierta perplejidad sobre cómo las políticas sociales no han tenido hasta el momento el refrendo demoscópico que a priori era de esperar. El caso es que Feijóo ha metido la sexta marcha en el entendimiento con la extrema derecha. Su partido tiene tres representantes en Navarra y Vox dos. Si PP y Vox marcan el devenir en el Estado y UPN se sube a ese carro, los decibelios volverán a subir mucho en el Parlamento. Primera batalla democrática, de aquí al 23-J.