Tiene nervio narrativo el inicio de ‘Tierra firme’, el libro de Pedro Sánchez publicado por Península. Un texto en primera persona, fruto de sus conversaciones con la periodista Irene Lozano, que también participó en ‘Manuel de resistencia’, publicado en 2019. Cuatro años después de su bautismo editorial, un vistazo comparativo a ambas portadas deja visibles las marcas del tiempo en el rostro y en las canas de Sánchez, que cuenta ahora con 51 años.

El prólogo, de 44 páginas, aborda las semanas que discurrieron entre el 28M y el 23J, de un interés indubitable, acrecentado por la proximidad de los acontecimientos y por el mérito de haber salido bien parado del envite. Con el transcurso de los capítulos, el libro pierde brío, perfilando el ideario de un presidente que acaba de revalidar en el cargo, tras una legislatura que colisionó en sus primeros compases con una pandemia vírica que hoy parece sepultarse por un acelerado olvido. Sánchez explica cómo se afrontó aquel estallido y sus consecuencias; la negociación arrancada en el seno de la UniónEuropea, y el giro conseguido en el abordaje de esta crisis, con el nacimiento de los fondos Next Generation y el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (2020), o posteriormente, en marzo de 2022, consumada la invasión de Rusia a Ucrania, con la aprobación en el Consejo Europeo de la denominada ‘Solución Ibérica’.

El presidente del Gobierno español desmenuza su credo socialdemócrata y su europeísmo proactivo, el de quien navega con placentera comodidad por Europa, propulsado –no lo dice– por su versatilidad idiomática. También subraya su atención a la política del medio y largo plazo; por ejemplo frente al cambio climático que “ya está aquí”. El libro deja muy claros los énfasis, y el interés y preocupación de Sánchez por la agenda internacional, pero también dónde el protagonista quiere pasar de puntillas o eludir cuestiones espinosas. Su índice onomástico es muy revelador al respecto. El ensayo nace algo cojo al no recoger lo sucedido entre Israel y Palestina desde el mes de octubre, en una guerra que ha sacudido las relaciones internacionales, y que ha puesto en evidencia el doble rasero de Occidente respecto a lo sucedido frente a la invasión de Ucrania, que sí se aborda. Esta misma semana en Estrasburgo Sánchez ha criticado la deriva israelí. La dimensión de lo que está ocurriendo en la Franja de Gaza requeriría de una coda en una posterior edición. 

El trasfondo del 23J

“La posibilidad de que la ultraderecha entrara en el Gobierno de España nunca había estado tan cerca desde la muerte de Franco”, constata Sánchez sobre la importancia del 23J. El adelanto electoral decidido la noche del 28M ilustra una lectura inteligente de los resultados en las Autonómicas y Municipales, y un adelanto decidido a doble o nada. Santos Cerdán fue testigo, pues formó parte del sanedrín que pasada la una de la madrugada se presentó en Moncloa. Según Sánchez, la persona con quien primero consultó la idea fue con su mujer, Begoña Gómez. “La opción de esperar a diciembre, cuando correspondía celebrar elecciones, parecía mucho peor”, rememora el propio Sánchez, que destaca la “complicidad existente” entre Yolanda Díaz y él, el “papel decisivo” que jugó en la campaña Zapatero, y la “resignificación” lograda con el término perrosanxe, convertido en catapulta. “Tal vez la lección más importante de la campaña sea que es posible disolver el odio con el humor”, señala. Rasgo que se observó también en la presentación del libro en Madrid, entre la sobriedad periodística de Ángeles Caballero y el particular estilo de Jorge Javier. Terreno un tanto resbaladizo o de líneas delgadas entre la reafirmación y el riesgo de exceso. Debate interesante que planea sobre Sánchez desde sus risas en su investidura a costa de Feijóo. Fue un desquite triunfante de quien ha sido zaherido y apaleado, al que ahora una corriente de opinión le reclama algo más de indulgencia con el derrotado de Génova. 

Su recuerdo de la pandemia

“Había un verbo clave: proteger”. Sánchez repasa el estallido de la covid, y entremezcla sus recuerdos políticos y circunstancias personales. Confiesa que lloró tras la explosión vírica, “como tantos conciudadanos”, ante una crisis inédita en un siglo. Destaca la importancia de la sanidad pública y de medidas que dieran “certezas a la gente”. Cuenta que en los meses más duros del confinamiento las previsiones económicas y sociales que cada día tenía sobre la mesa de su despacho “eran aterradoras”. 

Sánchez desmenuza su credo socialdemócrata y su europeísmo proactivo, el de quien navega propulsado por su versatilidad idiomática

También dice ser consciente de que la desigualdad “continúa siendo una lacra lacerante en nuestro país”. “Nuestros niveles de desigualdad y pobreza son insoportables”, añade. Enunciados que tras un lustro en la Moncloa, deben considerarse en el debe del presidente. Él parece admitirlo, y dedica la tercera parte del libro a esta cuestión. Es como si el dirigente socialista presentara su programa pensando que a la tercera llegará la vencida de un mandato más convencional, en una legislatura que no esté atravesada por una pandemia ni bajo el corte de una moción de censura, por legítima que esta fuera. 

Sánchez se marca como objetivo “lograr una sociedad más justa y cohesionada” en los próximos años. “Solo pisaremos tierra firme con un estado de bienestar robusto”, señala. “Los intereses contrarios a la igualdad existen, y a veces están obscenamente a la vista”, constata también, y promete que “la desigualdad es nuestro enemigo y vamos a seguir combatiéndolo”. 

Asimismo evidencia su afán en posicionar al Estado en el pelotón cabecero internacional ante el “nuevo paradigma” del modelo de crecimiento. En ese tablero, el pragmatismo del que hace gala el presidente aboca a los riesgos de la realpolitik. Aquí queda negro sobre blanco su atlantismo, habla incluso de la “necesidad de reforzar la OTAN” y loa a Biden. 

Por lo que se refiera a Ucrania y Rusia, observa una guerra de “incierta duración”. Cree que “no tomar partido en el conflicto nos aislaría de nuestros socios y amigos europeos. (...) Si no estuviéramos del lado de nuestros socios polacos, rumanos, estonios, alemanes y letones, que se sienten todos ellos directamente amenazados por la invasión de Ucrania, ¿con qué legitimidad les pediríamos solidaridad en el futuro cuando la necesitáramos?” “Europa ha sido puesta a prueba de la forma más extrema: con una guerra. Pero ha sabido responder”, sentencia.

Su idea de la socialdemocracia

“En España, desde principios de este siglo, el ascensor social empezó a funcionar peor”, constata Sánchez, para quien “la socialdemocracia actual sabe –y debe hacer saber a la ciudadanía– que la igualdad es lo mismo que la libertad” y “proporciona certezas y seguridad a los ciudadanos”. A su juicio, el ideario socialdemócrata “hoy tiene más fuerza y vigor que nunca”. Por contra, asegura que “quienes claramente están en crisis son quienes impulsaron durante años políticas de desigualdad”, y sostiene que “el viejo ideario neoliberal ha quedado hecho trizas”. Menciona al respecto la caída de Lizz Truss en el Reino Unido por “querer hacer bandera de la baja de impuestos”. A su juicio, “la derecha ha perdido la batalla de las ideas: está desnortada y no es capaz de realizar aportaciones constructivas al debate público”. El líder socialista dedica muchas páginas a hablar del medioambiente, de la prosperidad, el bienestar, el cambio climático, el agua, la huella ecológica, el coche eléctrico –sin mención a Landaben– o la transformación digital, y explica su voluntad de “hacer las transformaciones con justicia”. 

El libro deja muy claros los énfasis, pero también dónde el protagonista quiere pasar de puntillas o eludir cuestiones espinosas

Críticas al PP

Sánchez dedica un epígrafe a “la oposición destructiva del PP” donde habla del Ejecutivo de Rajoy como “un Gobierno sin voz en la escena internacional, que había agrandado las brechas de desigualdad con los recortes”, “manejado de forma negligente las diferencias territoriales, particularmente en Cataluña”, y desarrollado “tramas corruptas e ilegales” para abordar ese “problema político”. El presidente no se olvida de la “forma en que el PP ha tenido bloqueado el CGPJ cinco años”, “prueba obscena de comportamiento antidemocrático”, y “ejemplo evidente de cómo el PP considera que el poder es suyo”. El dirigente socialista denuncia que la corrupción sigue siendo asignatura pendiente en el Partido Popular, al que acusa de “falta de autonomía política”, y califica de “premonitoria” la manera en que Feijóo llegó a la dirección del PP, tras la “defenestración fulminante” de su antecesor. Según Sánchez, un “puñado de barones veían a Casado como un lastre para sus ambiciones electorales”. Sin mencionarlo, es inevitable recordar el trago que él mismo vivió en carne propia en 2016 y su resurrección en 2017, que ha marcado su carrera.  

“La guerra de Putin”

“Ucrania es una nación, pese a que Putin no lo crea”, declara Sánchez, que personaliza la guerra en Ucrania como “la de Putin”. El propio Putin es con gran diferencia, el más mencionado en el libro, seguido de Feijóo, Von der Leyen, Rajoy, Begoña Gómez y Zelenski. En la mayoría del resto de mencionados, las alusiones son apenas de pasada. Yolanda Díaz, por ejemplo, reúne solo dos menciones. Iglesias una, al igual que Cerdán o Abascal. Nombres como Belarra, Irene Montero, Puigdemont, Junqueras, Esteban, Rufián, Aizpurua o Matute ni una. Volviendo a Ucrania, constata que “a Putin no le están saliendo las cosas como quería”. Y dice que “España siempre va a contribuir a la resolución pacífica de los conflictos”, pero que “mientras eso no sea posible, nuestro deber moral con el pueblo ucraniano es apoyarlo”.  

Silencios y detalles

Para ser alguien con aureola de valentía, las omisiones son considerables. Además de algunas aludidas, se echa en falta referencias al Sáhara y Marruecos, a lo sucedido en la valla de Melilla en 2022, a qué pasa con Pablo González en Polonia, o qué piensa ahora el presidente sobre la articulación de un Estado plurinacional. En este punto sí hay indicios en la contraportada, en la mención a “lo que es posible lograr como nación en el futuro”, o en referencias interiores al “Gobierno de la nación”.

15 FRAGMENTOS DEL LIBRO

  • Resultados del 28M. “Se veía con claridad que el resultado iba a tener una consecuencia política de primera magnitud. La ultraderecha iba a forma parte de numerosos Gobiernos en nuestro país”. 


  • Adelanto electoral. “Como ocurre con frecuencia, actuar entrañaba riesgos, pero eran mayores los riesgos de no hacerlo”. “La ortodoxia desaconseja convocar elecciones a un partido en horas bajas; (...) muy pocos creíamos en una victoria (...) Teníamos ocho semanas para lograrlo”. 


  • La derecha excluyente. “Los progresistas ensanchamos la idea de España (...) Las derechas, por el contrario, tienen una visión reduccionista y caricaturesca que, de hecho, deja fuera a gran parte de los españoles”. 


  • La covid. “Fue lamentable cómo la derecha y ultraderecha utilizaron la pandemia para tratar de provocar la caída del Gobierno y cómo esa utilización torticera del recurso al Constitucional ha dejado al Estado atado de pies y manos frente a futuras pandemias. Ojalá no tengamos que comprobarlo”. 


  • La cuestión climática. “La derecha no entiende bien este tema: oscila del negacionismo por omisión del PP al negacionismo activo de Vox. El ecologismo no es de izquierdas, aunque me enorgullezco de que los socialistas lo hayamos incorporado al ideario socialdemócrata español del siglo XXI, lo que culminamos en el 40º Congreso de Valencia” (2021). 


  • El ascensor social. “Para una generación entera, la que apenas accedía al mercado laboral cuando tuvo lugar la gran recesión, la principal promesa del sistema ha fallado. Escucharon que si estudiaban suficiente, si se esforzaban más, si obtenían más títulos y hablaban más idiomas, el sistema les abriría un hueco para que ascendieran. La realidad que encontraron no fue esa y de ahí procede su gran desconfianza”. 


  • El feminismo. “Creo que no enfatizamos suficiente lo que el feminismo ha hecho por los hombres (...); prácticamente tenían vedado el terreno de la crianza y la educación de los hijos (...) A los hombres de hoy el feminismo nos ha dado acceso a ese universo de los afectos (...)”. 


  • Fiscalidad y patriotismo. “Sabemos que muchos, desde una posición socioeconómica acomodada, asumen con naturalidad, 3e incluso con orgullo, realizar una aportación mayor a las arcas públicas en la difícil coyuntura que vivimos (“crisis energética e inflacionista”). No son pocos los que así lo han manifestado públicamente. Es una muestra de sentido común y patriotismo. Pues ser patriota es preocuparte por las gentes de tu país, ni más ni menos. El Gobierno ha demostrado serlo”.


  • Poderes económicos. “Nada resulta más corrosivo para la democracia que la sospecha de que la ciudadanía elige cada cuatro años a quien gobierna, pero a quien realmente manda. (...) No es la izquierda la que pierde con la desafección: cuando los ciudadanos sienten que algunos poderes son intocables, toda la arquitectura democrática se resiente”. 


  • Corrupción en el PP. “Casado intentó zafarse de la corrupción diciendo que era cosa del pasado, pero se atrevió a denunciar lo que consideró política y éticamente intolerable dentro de su partido. Sin embargo, cuando señaló a a la presidenta de la Comunidad de Madrid y al lucro de sus familiares en plena pandemia, su partido no pensó en apoyarlo, sino en quitárselo de en medio. El hombre utilizado para silenciar aquello fue Feijóo. Esto ya dice bastante de él: indica que la corrupción sigue siendo un gran asunto pendiente del PP”. 


  • Feijóo. “Cuando me dijo en el Senado: «Deje ya de molestar a la gente de bien», recibió muchas críticas por emplear la expresión « gente de bien». Yo creo que fue más revelador el uso del verbo «molestar». Tiene claro que no va a incomodar a ciertos intereses y esos poderes económicos también saben que lo van a tener a su servicio.”. 


  • La extrema derecha. “La ultraderecha está introduciendo una enorme carga de agresividad en el debate público, y los partidos conservadores tradicionales están contagiándose de esa brutalidad. No es algo que suceda solo en España”.


  • Su visión de la OTAN. “Ha renovado su protagonismo mundial y su papel en la seguridad global es hoy más relevante que antes de la invasión”. 


  • Europa. “No va a ganarse el respeto por su poderoso mercado interior, sino por disponer de capacidad de disuasión”. “Lo más conveniente para Europa es seguir manteniendo nuestras relaciones comerciales, en algunos casos más intensas con Estados Unidos, y en otros más fuertes con China”.


  • Ucrania y Unión Europea. “Estamos del lado de Ucrania por convicción, no por un mero alineamiento con Estados Unidos”.