Carlos Guzmán tenía 23 años en mayo de 2015. Aquella “apertura del ciclo de cambio” la vivió como militante de Izquierda Unida y de Izquierda-Ezkerra. Recuerda el año y medio previo a los comicios, con “multitud de movilizaciones sociales y sectoriales, que llamaban al conjunto de las fuerzas progresistas de Navarra a poder ejecutar de una vez por todas, un cambio político que desplazase a la derecha navarra de las instituciones”.

Campaña con expectativas

Esa dinámica hizo de “caldo de cultivo” para llegar a la campaña electoral con la “aspiración” y ánimo de impulsar un cambio”. “Creo que todas y todos éramos conscientes de que iba a ser difícil pero que se podía tocar con las yemas de los dedos”. La alegría llegó al conocerse los resultados. Un cambio, recuerda, “sin UPN y sin el Partido Socialista”.  

Quizás echamos en falta ese empuje transformador que hubo en esa legislatura del cambio, sobre todo en su primera mitad”, dice Guzmán echando la vista atrás. Lo afirma respecto a la que discurrió entre 2019 y 2023 y la presente. El ahora parlamentario de Contigo-Zurekin cree “evidente que el Partido Socialista de Navarra en estos momentos es un agente necesario para una alternativa a las derechas, pero en algunos momentos sigue teniendo demasiados tintes conservadores en algunas cuestiones”, y, señala, hace de “freno de mano”. Por ejemplo, afirma, en fiscalidad o en cuanto a “la no publificación de servicios públicos en el ámbitos de los derechos sociales”.