Dice Lorenzo Serena Puig que consiguió su plaza como letrado “por dinosaurio”. Lleva desde junio de 1996 trabajando para la Administración, pero a pesar de haber aprobado dos oposiciones nunca sacó plaza hasta un proceso de estabilización de 2024. Durante todos estos años ha estado presente “en cientos” de mesas de contratación.
En algunas, contó ayer, también hubo mucha tensión, aunque todo quedaba enmarcado en el terreno profesional, sin roces personales. “Hubo un presidente que me amenazaba con grabarme, y luego me he echado mil cafés y cañas con él”, ilustró. Por eso rechaza lo que se ha dicho de que esto fue una lucha entre ingenieros y letrados. Aunque él mismo, tras la declaración de ayer, no tiene fácil negar que la relación con Jesús Polo Soriano es malísima.
La fecha del pecado original: 31 de agosto de 2023
Todo este embrollo de Belate tiene un origen. Hay fecha para el pecado original: 31 de agosto de 2023. Ese día, Serena firmó el voto particular que hizo saltar por los aires el caso. “Para mí lo más cómodo hubiese sido no decir ni mu, así que no quiero ni minutos de gloria ni medallas”, dijo ayer, tras horas de declaración a mala cara.
Vivía muy cómodo en el anonimato y ahora ha pasado una temporada complicada por culpa de todo esto, con mareos, vértigos y visitas al neurólogo por culpa de la tensión. Denuncia, también, que su traslado a una nave en Landaben fue un acto de represalia que le ha dolido mucho y que le ha hecho mal, así que no le hacen gracia los “chistecitos” sobre el tema.
Ese día firmó un escrito en el que expresaba su discrepancia con respecto a la mayoría de la mesa, que para entonces ya había dado por bueno el proceso. La primera objeción que pone es que el informe de valoración final no expone las razones que justifican las puntuaciones.
La segunda, y la madre del cordero, es que considera que el proceso se halla viciado por la forma en la que se ha votado. Serena dice que ese vicio nace “por la postrera intervención de una de las personas que ha participado en la valoración, al haber efectuado la suya propia con pleno conocimiento de las puntuaciones del resto de miembros de la mesa, lo que puede entenderse como un falseamiento del procedimiento al privarle de la debida transparencia”.
Serena dice que cada puntuación se remitía al presidente de la mesa, a fin de que este, posteriormente, plasmase su valoración personal y pudiera proceder a redactar “el documento de análisis”.
El letrado insiste particularmente en que “quede claro que no se cuestiona el comportamiento de nadie”. “Se trata de evitar cualquier atisbo, cualquier riesgo, de que una valoración efectuada con conocimiento previo de las anteriores contamine y genere una incompatibilidad funcional del autor de la correspondiente puntuación”.
El voto se sale de su control
Este voto particular es el que cimentó –muy a pesar del propio Serena, que ayer dijo que pasa de la política– la teoría partidista elaborada por sectores políticos y mediáticos de la derecha. A saber: que el Gobierno foral había colocado a un funcionario que debería estar jubilado al frente de la mesa de adjudicación de la obra pública más grande en muchos años, con el objetivo de que el funcionario decantara con su voto de gracia –en última instancia y tras conocer el del resto– la adjudicación para una constructora concreta.
El martes fue el día en el que Jesús Polo Soriano, ese funcionario supuestamente manejado por los políticos del Gobierno, dijo que emitió su voto en tercer lugar, y no en último. Y Serena no pudo sino conceder que si el presidente de la mesa asegura eso, será verdad.
Serena perdió muy pronto el control de su voto particular y el tema se salió de madre, con lecturas muy alejadas incluso de su propio texto. Un ejemplo es que un medio llegó a decir que el secretario se reafirmaba en la adjudicación a dedo del contrato, cosa que nunca dijo.
"La valoración política a mí me excede. No me atribuyan la interpretación, la hacen ellos"
Hubo una rectificación, pero lo cierto es que el fantasma del dedazo sigue muy vivo: basta acudir al diario de sesiones de la comparecencia del propio Serena el pasado 15 de julio en el Senado, donde el portavoz del PP, el senador José Manuel Balseiro (por ahí cerca estaba la navarra Ana Beltrán, por cierto) volvió a hablar de dedazo. “La valoración política a mí me excede. No me atribuyan la interpretación, la hacen ellos”, dijo ayer Serena mirando a la bancada de la oposición.