“Amadeo Marco nos sacó la pistola en la Diputación en 1977”
Asegura que al sistema le “interesa un carlismo integrista, con el reloj parado en el 36”. El representa al otro carlismo, también bajo mínimos. Concluido su mandato, deja el cargo
Lázaro Ibáñez (Villava, 1945) nombre conocido en la política navarra, deja la secretaría federal del Partido Carlista tras cuatro años de mandato. Dice que falta “calidad democrática” y que “esta democracia no le representa”. Reconoce que su formación está “en la UVI”, y que lo tiene “muy difícil”, y que si no cambian las cosas al carlismo progresista le quedan “cinco o diez años de vida política”.
Está a punto de cumplir 80 años, toca la hora del adiós.
–Cumplo en noviembre, precisamente el día 20. No es una retirada pero sí paso a segunda o tercera fila, aunque mi temperamento igual me lo impide. Los años pasan y mandan.
Vaya fecha su aniversario...
–Pues sí, aunque Franco murió el 19 no el 20 como se dice oficialmente. Gente del partido nos avisó el 19 al atardecer desde Madrid diciéndonos que ya había muerto y que por lo que pudiese pasar que escondiéramos lo que teníamos que esconder.
¿Tenían información de La Paz?
–Por supuesto. Tenían información directa de cómo iba el dictador.
Cumplió 30 años entonces. Con la posibilidad de un mundo nuevo.
–Pero el panorama era de mucha oscuridad, con el agravante de que Franco murió tranquilamente en la cama sin dar explicaciones ni rendir cuentas a la Justicia. Entonces el carlismo tenía una fuerza muy considerable.
Usted ya era un convencido.
–Militaba desde los 12 o 13 años, cuando en las Escuelas de Villava por no cantar el Cara al Sol el maestro nos golpeó a mí y a otro compañero.
Vivió el carlismo en casa.
–Sí, desde pequeño.
“Franco murió el 19 de noviembre y no el 20 como se dice oficialmente. Gente del partido nos avisó al atardecer de que ya había muerto”
Y ahora no le digo si se considera entre los ‘últimos de Filipinas’.
–Hay que entender que el sistema, lo mismo la izquierda que la derecha, nos ha machacado y no le interesa que el carlismo avance ni se le facilita lo más mínimo, sino más bien todo lo contrario. Con toda la honradez, el carlismo en estos momentos está en la UVI, sin ninguna duda.
Algo de autocrítica tendrán que hacer o habrán hecho.
–Sí, sí, el carlismo tiene a lo largo de sus doscientos años sus blancos y sus oscuridades, lo mismo que tiene la sociedad española, la izquierda y la derecha. En estos momentos en el Estado hay una hipocresía social de mucho cuidado. Todo el mundo ahora dice que luchó contra la dictadura y por la democracia. Es mentira.
Una vez llega la democracia, el carlismo progresista no supo captar a la nueva juventud.
–Fue una época muy convulsa, el carlismo tuvo demasiada utopía, con unas posiciones tan a la izquierda como el que más. Hay que reconocer que no supimos convencer y mucha gente de buena voluntad se nos quedó en casa, porque no entendía ni admitía las posiciones tan firmes y comprometidas que teníamos contra el sistema.
Quizás no se entendió cómo siendo de izquierdas vuestra esencia era monárquica.
–No lo entendió la sociedad, y confió en otros derroteros.
¿A usted el republicanismo nunca le sedujo?
–La república tiene mucha oscuridad y mucha cosa que explicar también. Una república puede ser buena en función de la calidad humana y política que tengan sus componentes, lo mismo que una monarquía, que puede ser corrupta, como la que tenemos o una sentida y defendida por el pueblo. Pero eso, de todas formas, quien tiene que decidirlo es el pueblo, no imponernos una monarquía franquista y fascista, y cualquier cosa que se diga es poco. Si hablamos de la república del 31, del 34 o la del 36 creo que fue un absurdo y una equivocación. Podía haber sido un paso adelante hacia otro futuro, pero nos llevaron también a una maldita guerra incivil, pero nos llevaron las dos partes, no solo una.
Dice estar convencido de que “al sistema” le interesa promocionar el carlismo de ultraderecha.
–El que se concentra en Ferraz rezando el rosario, con unas posiciones integristas, con el reloj parado en el 36. El sistema lo promociona, estamos totalmente convencidos. Y a la izquierda también parece que le interesa ese carlismo.
“Hay una hipocresía social de mucho cuidado. Todo el mundo dice que luchó contra la dictadura y por la democracia. Es mentira”
¿Y a ustedes no se les paró el reloj en el 76, en Montejurra, con ese trauma del que no supieron salir?
–Fue un golpe muy duro y salvaje, una acción terrorista organizada por el Estado, con Juan Carlos a la cabeza de ese atropello y crimen con toda la ultraderecha del franquismo volcada y la internacional fascista interviniendo directamente. El mayor fango de la dictadura y de la democracia en Navarra está cometido en Montejurra 76. Con al decisión clara de cargarse al Partido Carlista, y en gran parte lo consiguieron. A día de hoy el Gobierno de Navarra lo está blanqueando con la versión franquista que en su momento se dio, eso supone blanquear al fascismo. Es más se nos prometió por la consejera Ana Ollo una reunión de trabajo para tratar de reconducir el museo de Estella donde se insulta y se miente públicamente y aún estamos esperando, desde octubre de 2024. Es una verdadera vergüenza. No se puede permitir por más tiempo que le mayor crimen del Gobierno del Estado cometido en Navarra se blanquee y se atribuya a un enfrentamiento entre nosotros cuando está demostrado que no.
Volviendo a aquel entonces...
–Fue una operación totalmente planificada. Mes y medio antes, el 3 de marzo, habían sido los sucesos de Vitoria, donde me detuvieron y me pusieron una multa de 50.000 pesetas de esa época, por una manifestación de solidaridad y en paro en protesta por los muertos de allí. Y luego llegó mayo del 76 y junio del 77, donde nos volvieron a ametrallar.
En sentido figurado.
–Sí, porque no nos legalizaron y no nos permitieron presentarnos en 34 provincias. La complicidad muy antidemocrática fue de la izquierda y de los partidos nacionalistas que ni por el forro les interesaba que el Partido Carlista sacara diputados en una serie de provincias. Ahí ya no hay que echarle la culpa solo al Estado, la izquierda tuvo un déficit democrático, nos apartaron de la escena política.
Se coló en el balcón de Diputación para poner una ikurriña.
–Y varias pancartas por las libertades democráticas para todos.
En tiempos de Amadeo Marco.
–Nos sacó la pistola.
¿Sí?
–Y un grupo de excombatientes lo rodeó, se puso delante y le dijo: Pero dónde vas, Amadeo, anda... Lo sacaron de allá.
¿Cómo llegaron al balcón?
–Por sorpresa. Fue una toma de la Diputación en al que colocamos la ikurriña. el significado y el valor de aquello en esa época era el de un sentimiento de respeto, cariño y principios hacia la ikurriña, cosa que bajo mi punto de vista hoy día no representa lo que representaba entonces. Yo fui una de las cuatro personas que la colocó.
Lo hizo más por la transgresión.
–Por las libertades de nuestro pueblo.
¿Desde un sentimiento vasco?
–Sí, sí, lo he sentido desde el minuto uno y eso también lo he mamado en casa, lo que no mamé es el nacionalismo. Para nosotros la solución, y dentro de nuestro pueblo, pasa por el federalismo. Las fronteras y las banderas, todas, enfrentan a los pueblos y a las personas, eso es un hecho.
“Montejurra 76 fue un golpe muy duro y salvaje, una acción terrorista organizada por el Estado, con Juan Carlos a la cabeza de ese crimen”
Estuvo un par de veces en prisión.
–Una vez 25 días, por no pagar la multa que me pusieron en Vitoria. Otra vez, hacia 1975, estuve los tres días en comisaría y dos días y medio en la cárcel. De la paliza estuve una semana sin ir a trabajar, pero no me despidieron. A una compañera le pusieron una pistola en la sien, y aún recuerdo el clic del gatillo cuando lo aprietan. A un policía lo tuvieron que apartar porque me pegó contra un armario, se había cebado conmigo, me rompió la ceja y se asustaron.
De federalismos se habla mucho. El Partido Carlista no se supo subir a ningún tren colaborativo o ser más pragmático.
–Fuimos los primeros en hablar de federalismo y de autogestión. El federalismo es la gran solución a un problema que tiene pendiente El Estado español de configuración.
A usted le reconocieron como víctima de violencia política en 2024.
–Sí, estuve a punto de rechazarlo, porque veía que era una manera de querer tapar la boca a una serie de personas cuando muchísima gente más que yo se merecía ese reconocimiento.
Pero testificó voluntariamente.
–Sí, sí, pero el llenar esos requisitos, esa documentación que pedían, el pasar como ante un tribunal que te preguntaban de todo, que tenías que recordar... no es nada agradable ni cómodo. Yo he animado a mucha gente a que se presentara y no quiere recordar, y lo entiendo.
¿Qué le haría ilusión como carlista? ¿Qué le colmaría en estos próximos años?
–El que se avanzara en el federalismo para la convivencia de todos los pueblos del Estado español, y aún mucho más que la juventud fuese partícipe de lo que nos viene. O toma cartas en el asunto y se compromete por otro cambio de sociedad o el futuro está muy oscuro.
La cuestión dinástica no me la nombra.
–Yo he sido totalmente respetuoso y me he sentido identificado con don Javier, con don Carlos, y me siento así con el hijo de Carlos Hugo, pero esa posición tiene que ser abordada con tranquilidad. Ahora tenemos una corrupción permanente dentro de una monarquía impuesta por el dictador. Corrupción institucionalizada, pero a una república le puede pasar lo mismo.
La monarquía trabaja a 30 años vista. Ahora no se percibe un debate en torno al asunto.
–Eso es cierto. no lo hay, pero aunque la mona se vista de seda son hijos de la dictadura y no de la democracia.
El día que fallezca Juan Carlos I, ¿vislumbra una operación de blanqueamiento o se abrirán secretos?
–Habrá una operación muy potente, y ya la está habiendo, de lavado de imagen y de una presentación de una monarquía joven. A eso me rebelo. A mí me seguirán no representando, porque son hijos de la dictadura y del fascismo.
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